Pensé que siempre sabrías todo
el por qué las monjas vuelan al atardecer
como sábanas al viento frío de los puertos
cuando anochece, como gaviotas gigantes
cuando desde el cielo se escucha
el murmullo de los ángeles que despiertan
para salir a trabajar
al mundo que duerme

Pensé que nunca dormías realmente
y que eras un sueño que sueña despierto,
que algún día volverían
los peces metálicos que maullan
los mismos que atrapé entre mis manos,
hojas de afeitar colgando de las nubes
como anzuelos que pescasen estrellas
cuando las creíamos tan lejanas
siendo que no eran mas que luciérnagas
gigantes
luminosas como una bicicleta cromada
como una ballena de acero
como los ojos de Dios cuando llora
ahogado en mares de recuerdos
que no tienen principio
Una lágrima que recorre solitaria el rostro
de expresión indefinida
Pensé que eras tú
y no lo sabías,
no sabías quién eras
que eras yo
y tu nunca fuíste
pues antes que existieses
ya era yo
ya había sido
y no habría repetición
ya no
ya no...