Después de los cuarentas uno se convierte en un ser cada vez más contemplativo. Es así que hace una semana que observo a los árboles del patio de mi casa. Debo decir que hace quince años que los miro sin verlos realmente.

Descubrí que hay árboles cuyas hojas comienzan a secarse desde las ramas interiores hacia afuera. Exhiben un hermoso color amarillo, mientras que las exteriores permanecen verdes. Día a día el amarillo avanza hacia fuera tiñendo con su vejez a las hojas jóvenes, quienes esperan pacientemente su destino sin resistirse a él. Parecen vivir cada época de sus vidas con plenitud.

Por otro lado hay otra clase de árboles que se secan de afuera hacia adentro. Las ramas de estos árboles atesoran su verdor en el corazón del follaje y el amarillo tarda mucho más en consumirlas, pues las hojas jóvenes soportan estoicamente los embates del otoño. Su rebeldía alcanza incluso para luchar contra el viento que amenaza con dejarlas sin su padre-árbol, huérfanas para siempre.

Sin embargo, como ya se sabe, el paso del tiempo es imparable y el otoño tarde o temprano llega para todos los árboles de mi patio.

Si usted fuese un árbol ¿ de qué tipo sería? ¿de los que se secan de adentro hacia fuera o de lo otros?....