Te sumerges en esa espuma deseada
mientras la brisa juega con tu pelo...
y la vas tomando como agua
para que sólo se deslice exteriormente.
Y tu mente se inunda en el vapor de fantasias
que imaginas cuando estás a su lado
intentando engañar a tu alma
casi sin percibirlo...
alucinando amarla, olvidando que es solamente
una porción del fuego efímero de tu naturaleza.
Y ella aparta esa imágen de su vista
subestimando tu frialdad
uniéndose inconscientemente al juego...
...entonces te convierte en el rey de su mundo
y mientras enciende sus luces interiores,
te va entregando su cuerpo, suavemente...mansamente...
con toda la calma en su mirada.
Te vuelves como el dueño de su palpitar,
pero tus ojos no alcanzan a distinguirlo,
ni siquiera lo piensas; tus ojos no tienen nada que reflejarle a su exposición...
Entonces ella se amarra al consuelo de la noche,
en el momento en que sus lagrimas la recorren
interiormente, apaga sus luces, dejando caer
lentamente sus parpados, deseando descubrir
que sólo fue un sueño, y despertar...