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Solo necesitaba escribir, como de vez en cuando una carta. Improvisar sentimientos, vivir de emociones. Solo a veces necesito que me escuches, solo a veces pienso, solo a veces me queda tiempo para eso. Sólo a veces quiero pensar, y puedo abrirme a estos momentos tan solitarios ¡Y es tan solo decir me gustaría que estuvieras aquí ahora! Nada más que una carta anticipada quizás.

No sé. No sé porque estoy tan mal. Debe ser por la inutilidad de mis esfuerzos, eso de saber que no se puede hacer nada. La impotencia, el llorar siempre por dentro gotas de rabia, y querer ser sólo una niña y taparse hasta los ojos y dormir. Esto de luchar contra mis esfuerzos en vanos cada vez se hace más pesado, más agotador.

Sería útil soñar ahora, pero ni siquiera es un buen momento. Todos duermen, sin embargo yo analizo como nunca mi vida. Como nunca lo había hecho, cada año, cada último mes, día, acto. Todos los porqué sí y no. Es demasiado tarde como para arrepentirse de ayer, y demasiado temprano como para planificar mañana. Creo que no vale la pena arrepentirse ahora. Ya está hecho el daño. Pero quizás no daño, no sé. No vale la pena decidir el mañana, ya se verá en el camino. Todo depende de como lo mires ¿Qué crees?

Mira, sólo lucho porque pueda estar con relativa calma, y no llegar a un punto de locura, eso es todo. Lucha constante contra el querer y no poder. Y escucho el silencio a mi alrededor, con el cual es imposible no enloquecer. Lucho por no escuchar el silencio. Ese sonido, tan doloroso a mis oídos, que nunca antes había sentido, me saca lágrimas a la fuerza.

Quizás no sea todo tan malo. Quizás si miro hacia afuera estará todo bien, todo ahí, como siempre. Quizás deba abrir la ventana de mi vida, y ver que todo allá, en el exterior, sigue como siempre. Y seguirá. El cielo sosteniéndose para no caer, siempre arriba, todo igual. La tierra que me sostiene sobre sus hombros, desde siempre; para siempre.

Y de vez en cuando necesito un abrazo, de vez en cuando, cuando pienso. Desearía sólo eso. Pero en esta inmensa soledad nocturna ¡un abrazo es tan lejano! ¿Qué es eso? A cada momento parecen desaparecer más las cosas de mi vida. A segundos parecen alejarse. Borrarse, sólo diluirse en el espacio de mis ojos, de mi vida.

Y me pregunto qué mano vendrá a levantarme esta vez. Levantarme de esta inútil caída, al vacío con fondo, con un fondo que de alguna forma me dice estas despierta, pero estas dormida. Sé que ya no tú. No estás. Y quizás sólo fuiste una ilusión, nada más. Sólo una ilusión que inventé para evitar la soledad. Pero a pesar de eso te escribo. Y sé que una vez más tendré que levantarme con mis propias manos.

Y me levanto de aquí, de mi suelo, de mi derramado llanto de mar. De mi nube tan tierra, tan suelo, tan lejos del cielo. Me levanto. Tan sólo para ver que hay al otro lado de mi ventana. Me arrastró con mis pocas fuerzas hacia mi ventana, tan sólo para ver que hay del otro lado. Es difícil nuevamente abrir esa cortina, que ahora parece un muro que me separa del resto. Pero sé que al otro lado hay luz, que quizás amanece. Que tal vez, y sólo tal vez todo este igual allá afuera, y así es.

El sol sobre las montañas, esas montañas que pocas veces vi, por mi propia neblina, y que ahora se ven tan nítidas, tan oníricas. Me parece un sueño, pero no estás tu. A veces creo que mi vida es un sueño. Da lo mismo al fin. Sólo me queda soñar mi vida, o vivir mi sueño.

De a poco se incorporan los sonidos a mis oídos. Pájaros que cantan para que duerma, o despierte. Pero aún no puedo escucharte. ¡Grita! ¡Dime tan sólo una palabra! Sólo escribo aún, sobre el silencio, la soledad, mis ojos, sobre mi vida. Tantas letras desperdiciadas, tantas palabras, tantos minutos y segundos botados, lanzados al olvido. Tan nada. Tan espacio vacío alrededor de mi tiempo.

Chispas de vida, en mi mente, en mi vida.

Ahora entra claro el sol por mi ventana. Creo ahora saber el porqué de todas las cosas, creo saber qué podría ser allá afuera. Creo que mi vida podría recobrar sentido. Volver al ciclo de sentirse bien, sentirse viva y esperar a no caer de nuevo a morir. Sí, ya es hora. Ya es hora de abrir estos ojos que nunca estuvieron cerrados. Abrirme a la realidad.

Basta de utopías. Sé feliz tal como estás. Eso me dices al oído mientras de nuevo pienso. Pienso, lo aburrido que es seguir pensando, quizás sólo es mejor vivir por ahora. Si esto no es vida es muerte. Pensar es morir. Ahora vivir quiero. Y saber que esto será como antes. Cómo antes de esta maldita noche, con esta bendita luna.

Y sé que ya será un día más, como todos, como siempre.
Y una noche más sin dormir. ¡Que descanso!
Una noche más sin soñar contigo.
Y otra vez siempre a lo mismo, lo mismo.
Una noche más de insomnio.
Y un día más de vida.

Texto agregado el 20-08-2003, y leído por 424 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
24-02-2005 Deja el cafe. Samuel_Tristan
19-03-2004 un abrazo, un beso, una caricia, ¿basta eso para volver a dormir? galvarino
22-08-2003 Tienes razón Yoya, lo dijo Calderón de la Barca: "La vida es sueño, y los sueños, sueños son", por eso a veces es necesario abrir "la ventana de la vida" y ver al exterior. Buen relato. Estrellas. intelecto
20-08-2003 "Jorge Luis Borges le idolatraba, como una manera de decirle: “si no puedes contra él, únete”. El insomnio siempre fue un artificio vital y recreado miles de veces en la vida de Borges, tanto cuando veía como cuando ya no." El insomnio es fiel compañero de tantos escritores. Un abrazo. Gabrielly
 
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