La lluvia cae sobre mí rostro, fría y eterna; como lágrimas del cielo, que se confunden con las mías. Mientras que yo regreso: del confín de la vida, a través del agua y el viento. Hacia ella. Hacia aquella nebulosa infinita, que engendro todos los tiempos. De nuevo al principio,la nada, donde comenzó todo lo que siento. © Norberto Adrian Mondrik.
Texto agregado el 30-04-2005, y leído por 169 visitantes. (2 votos)