Desperté con las manos llenas del brillo que te robé furtivo, impregnado del dulce sabor de tu cuerpo en los labios y cansado dormir alucinado. Miré el techo de mi angosto cuarto sin tu compañía, ¿realmente te habia tocado, o fue sólo un sueño?

Me miré pronto al espantado espejo, sí, aún tenía tu beso en la mejilla, lo deslizé hasta que tocara mi boca ansiosa de sentir tu cálida saliva y a tu beso besé, en tu rostro iluminado y tranquilo pensé.

Te miré los ojos cerrados, te recorrí tiernamente con mis labios temerosos y de tu cabello respiré, sentí tus párpados temblando y el sudor en tu manos me indicó que no te era indiferente mi contacto aunque no te animaras a dejarme acercar del todo.

Después de abrazarte, involuntariamente me alejé, pero era ya demasiado tarde, ya me habías contaminado dulcemente de tí, ahora estás más allá de en mi garganta, exhalo tu aroma al hablar y me brotas de la sonrisa al pensar en tí.

¿Fue sólo un solo sueño o verdaderamente tan cerca te sentí? La evidencia no me permite mentirme, he quedado impregnado de algo más que un perfume enamorado, y mi sonrisa no engaña al espejo que me anima a que vaya a tu pronto encuentro...