Llego como siempre sola a la estación, miro el reloj y se dio cuenta que ya era tarde entre ansiedad y rabia se quedo allí reprochándole una vez mas al tiempo, luego miró hacia la calle
la misma calle de todas las mañanas,
la misma gente,
la misma ruta,
su cotidianidad (pensó).
A los pocos minutos llegó el autobús, entro con calma -por fin una silla vacía- se sentó sin importarle el mundo a su alrededor,
se quedo simplemente en sus pensamientos repasando una vez mas en su cabeza:
-"Articulo 34, Capitulo 21 código civil, las implicaciones legales, sanción jurídica, penal y civil a la infracción de la regla... Articulo 34 TODA PERSONA JURIDICA EN PLENO USO DE SUS FACULTADES MENT..."-- El roce de una piel calida activando la sensibilidad del dorso de su mano... - En ese momento la ponente del articulo 34 se fue al carajo- bajo su mirada y disimuladamente miró a su lado con el rabillo del ojo (mujer solitaria en busca de alguna emoción) la imagen de un hombre distraído en las imágenes típicas de la calle de una fría ciudad a las siete de la mañana -El perfil de su boca le hizo recordar la sensación indescriptible que provoca un beso, cerro los ojos y se concentro en su respiración, tal vez añorando que estuviera cerca de su pecho, respirando tras su nuca, sintió el calor que emanaba de su cuerpo al estar junto a ella...
Dos personas totalmente ajenas una de la otra y sin embargo ella no dejaba de pensar en la sensación de sentir el roce de su cuerpo encima de la ropa que ahora veía como un innecesario accesorio que impide a la piel expresarse en el mas infinito y profundo sentido del tacto... y el seguía allí con un gesto indiferente en el rostro, -Ella pidiendo a gritos en silencio que ese momento fuese eterno, no importaba nada mas sino ese instante, ya no importaba la ponente, ni el puto articulo 34 de una ley absurda la cual ni siquiera se cumple, como una de las tantas de este país... Llegaba a un punto máximo ese estallido de sensaciones, era euforia interna, era libertad a su calma, era sensualidad, era necesidad (pero el destino es cruel señores...) en ese momento él se levanto la miró y sonrió, y ella mientras tanto se quedo inmóvil, mirando como él se iba alejando lentamente, perdiéndose entre la gente que bajaba apurada y a empujones del autobús; y allí quedo su instante, su euforia interna, su libertad su escena de sensualidad...
MIERDA-- Miró el reloj: son las 8 a.m.--
MIERDA otra vez: --Me he pasado de estación-- y en su rostro un gesto de infinito vacío
... de nuevo a su cotidianidad, un poco mas tarde, un poco mas lejos pero de nuevo a su cotidianidad.
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