ORACIÓN DE UN VIUDO.
(Centón)
Calara.
Llovía con gran brío
y miré por la ventana:
me parecieron ángeles,
mis hijos, que venían
y me nació rezar,
por aquella que amaba,
cual si fuese un altar
esa ventana fría:
"Señor: tú sabes que esa,
compañera y amiga,
fue gorjeo en mi oído;
de este hogar, un milagro;
fue ella mi motivo:
¡la razón de mi vida!
Señor, está en tu reino
y la sigo añorando.
Te digo que era buena
como el barro en tus manos
con que creaste a Adán
por Eva acompañado.
¿Porqué, Señor; porqué
la volviste a tu barro
y me dejaste solo
prohibiéndome su mano?
Poseían la seda
del capullo naciente
esos labios febriles
con que me besó tanto...
Mi llanto, con la lluvia,
se irá también al barro
donde yacen sus huesos
los míos esperando.
Quería pedir por ella,
Señor, al invocarte,
y se tornó en lamento,
esta oración, por mí;
Es que esta lluvia fría
que fustiga la tarde
me es llanto del cielo
mis penas al sentir.
Hoy, que veo felices
jugar a nuestros hijos,
salpicados de barro,
con júbilo reír,
más añoro a su madre:
como noche a la luna;
era nuestra fortuna
pero... ya no está aquí."
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