Sonó mi último cartucho, en tu silencio noctámbulo deambulo, pisado sonó mi último guatapique. El destino nos invitaba a brillar en el cielo a arder en el espacio del aire a volar como cometas. No a tronar en el piso ni a quemar las zapatillas ni a desgastar la piedra ni a reventarnos. Pero soné como watapique, cayo en mi el tiempo y en menos de un segundo y fraccion se quemó mi último cartucho. Ahora solo escucho los paso que corren y se alejan. ( si usted nunca revento watapiques con sus amigos en la plaza, nunca pudo gozar de la infancia como el autor de este poema)
Texto agregado el 29-04-2005, y leído por 154 visitantes. (0 votos)