Viajero:
Si cierras los ojos sin sorpresa ni hastío, con un leve murmullo de pestañas, como si nada en el mundo fuera fatal, si así puedes cerrar los ojos, verás ante ti el paisaje que yo vi en mi camino hacia lo eterno.
Verás ante ti un bosque boreal siempre transformado entre el verde y el aguamarina. Princesas australes envueltas en pieles de animales que todavía aúllan de dolor. Verás un hombre, que es todos los hombres, ciego y recorriendo un camino en espiral que desemboca en un desierto. Verás el dolor idea, la belleza idea, la paz idea. Surgirá ante ti, rodeando la ciudad un mar turquesa, reflejado en la cara de la luna y más allá la selva. Un hierofante sentado en una roca a la orilla del mar leerá tu destino (desatino) que siempre será cruzar el mar, internarse en el bosque. Nunca hay un tercer camino. Ese es el que debes buscar en tus ojos cerrados. La luna refleja en el mar un sueño de peces dorados y musas aguadas desnudas, bellas, rosadas, que se elevan sobre las aguas hasta alcanzar las estrellas que se vuelven rojas ante sus manos suaves.
Peregrino, verás surgir de entre las olas, entre las doncellas, entre los peces, miles de flores titubeantes que nacen para ser acariciadas por ti viajero, acarícialas. El hierofante observa sigiloso tu romance con las flores.
Viajero solitario, abandona el mar y húndete en el bosque verde, erizado de esmeraldas. Hombres hermosos habitan tras las hojas del bosque. Hombres cubiertos apenas por sus largos cabellos rubios. Hombres que anhelan llegar al mar y rozar con sus dedos a las doncellas húmedas que surgen del mar.
Viajero: cruza el bosque, fresco y descansa entre los árboles cubiertos de hojas lúbricas y audaces.
Viajero: si cierras los ojos suavemente y te recuesta en las arenas tibias de las orillas del mar, de la frontera del bosque, tus sueños serán cumplidos. Si cierras los ojos a tu ciudad natal, verás surgir ante tu vista una orgía de colores y olores. Sabores que penetran en tu boca que se entreabre lasciva. Tus manos rozan con torpeza una piel que desconoces y ansías.
Viajero: si cierras los ojos y olvidas con premura tu vida vertebral, podrás soñar con el mundo real.

Gabriela 28 de abril de 2005