Visto de invierno con la ausencia de tus besos,
las madrugadas son plomizas sin la topografía de tu trazo.
Atavía mi carne del lienzo de la noche,
estoy impaciente de tu roce
de tus manos tibias en mi sexo
y del rocío de tu sombra.
Hazme de saliva y de sal
hazme de lluvia y de mar
hazme de polvo y de suspiro
hazme de roca
hazme de hiedra
hazme de ti.
Abre brecha por mis despoblados muslos
que la selva abriga el santuario.
Encuentra las respuestas del misterio,
sacia tu sed en la fuente de mi boca
para darle nombre a la condena
y toca el fondo de mis entrañas.
Me gusta mi desnudez sin reservas,
es verano y llueve en mis senderos.
Cosecha que están por brotar los olivos
para darle luz a mis tinieblas.
Hazte otoño y deshoja mi epidermis
con la furia de tus dientes.
No condenes esta primavera
que promete florecer entre tus brazos
Texto agregado el 28-04-2005, y leído por 236
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