En la arquitectura egoísta
de tus casas,
esa loca geometría pueblerina,
de anchas calles despobladas;
cansados por las piedras y la tierra,
continúan su andar,
desorientados,
tras la nada , desde ella;
esos pasos hastiados de sí mismos,
que no se animan a penetrar
en su mañana,
y subyacen en su noche
esa tenaz oscuridad que los abraza