El enanito de twin peaks se ha colado en mis sueños, lo hizo anoche y me prometió seguir haciéndolo, al menos durante 15 noches más. Me dijo que en verdad era un gigante, que le hacía gracia su sombra y decidió adoptar esa forma, por eso siempre esta bailando de ese modo, como solía hacerlo su sombra.
El enanito habla como para adentro, pero no me desagrada, me parece hasta divertido su timbre de voz, aunque no se si soportaría escucharle entonar un tango. Su pronunciación también es peculiar, no se si habla al revés o repite sílabas o similar, el caso es que entenderle le entiendo, cuando me habla de las endivias o anvidiestras se que se refiere a la envidia, por ejemplo.
El enanito de twin peaks no me interroga, a mi no, no le importa quien mató a Laura Palmer, ni si me sigo meando en la cama. Pero yo si lo hago, tan solo le pregunto el motivo de su visita, si es que lo hay. El se contorsiona, esconde, salta, ríe, para, y con un baile de muecas se acerca a dos milímetros escasos de mi cara...
.- “¿Ves?”
.- ¿El que tengo que ver enanito?
Ahora se aleja como un globo al desinflarse, y de nuevo se acerca a la misma distancia.
.- “¿Ves?”
.- Pues... contigo delante no mucho la verdad.
.- “Con el tiempo acabarás viendo, te lo ajasanfro (te lo aseguro).”
.- Pero... ¿qué tengo que ver?
.- “Verás. Sólo tienes que dejarme ser. Ser el cristal de tus gafas, quien decida su color, el punto donde se centra la luz, la palabra con la que empiezas cada frase, también tus latiguillos. Ser el guión de tus sueños, de los que improvisas despierto, el que descolocará tus ideas en un desorden perfecto y casi circular. Ser quien decida lo que cardas en el cigüeño (guardas en el recuerdo), y lo que por contra olivias (olvidas). Seré tu verbo, tu duda, tu ansiedad viajera. Entonces verás.”
.- Muchas cosas quieres ser tú para lo pequeño que eres, ¿no crees?, ¿Que te hace pensar que podrás ser todo eso?, ¿Qué te hace pensar que me hará gracia que lo seas?.
.- “Tú”.
Un latido de corazón más tarde, el sueño se convirtió en sudor frío, en temblores sobre la cama, en taquicardia. Tras un par de minutos conseguí que mi respiración fuera solo escuchada por el vecino, y no por el vecindario al completo, conseguí pestañear y tras hacerlo adiviné una sombra bajo la ventana, no era un gato, ni ropa tirada... se acercaba lentamente, bailando arrítmicamente, era él sin duda, aceleró bruscamente y encaró mi gesto pálido.
.- “Deja de hablar solo¡¡¡”
Me incorporé bruscamente y saltó por la ventana, podía escuchar su risa nerviosa apagándose según caía, poco a poco, piso a piso, hasta que al fin desapareció. Durante un rato largo no podía para de vigilar la ventana con los ojos como platos, ahora estaba entrecerrada, el poco aire que entraba llegaba hasta mis ojos, eso provocó al fin un pestañeo, y otro ya mas pausado, y otro, hasta que cerré definitivamente los ojos. No llevaba ni un minuto de oscuridad, cuando noté de súbito una presión en mi estómago.
.-“Pam, paran, paratarirará, tubidudubi dubidadadá, chiú¡”.
Estaba bailando sobre mi tripa¡¡¡, girando el cuello bruscamente de un lado a otro, alternando una mueca triste con una expresión de enfado, sin para de carcajearse cínicamente, pisando mi tripa como el que pisa uvas.
.- “Tam piru, tam pam, tatatatá, tutubi dudubidadá, chiú¡.”
Yo estaba totalmente paralizado, quería gritar pero solo conseguía gemidos, quería empujarle pero la postura me lo impedía, la dificultad para respirar cada vez era mayor, ya apenas podía, pensé que iba a morir, sus pisadas eran cada vez más fuertes, sus risas martilleaban mis tímpanos... me muero, me muero, ME MUERO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡, conseguí al fin gritar y mi grito encendió la luz haciendo huir al enanito, cogí la bocanada mas grande de aire que jamás había tomado, un señor con una bata blanca entró entonces en la habitación, se acercó a la cabecera de mi cama y me preguntó:
.- ¿Qué te pasa?, ¿Te abraza demasiado la camisa?
.- Sí, casi me ahogo.
.- Pues entonces te la voy a quitar, te voy a traer una pulseras, a ver si te gustan.
.- Vale¡¡¡, bien¡¡¡, donde están donde están¡¡¡, que sean de esas blancas¡¡¡
.- Sí, ahora mismo te las traigo.
Yo ya le había visto a un vecino esas pulseras, y eran muy bonitas.
.- Aquí las traigo¡¡¡, a ver esas muñecas....
Rodeó mis muñecas con las pulseras, y para que me quedasen mejor, aprovechó los hierros de los lados de mi cama, así se me ajustaban mejor, es que estoy un poco delgado, aunque creo que me las ha apretado demasiado, pero no me molestan...
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