NOCHE DE CARNAVAL
Rueda de mate junto al fogón. Es la hora del descanso, el sol se ha puesto ya, como disco de fuego en el horizonte, y los hombres, cansados del rudo trajinar, se aprestan a pasar un rato de holganza, antes de ir a sus catres.
Campo grande en el que trabajan!
Las obligaciones los desparraman durante el día, unos al monte, otros con los animales, otros al campo sembrado; pero a la noche es el fuego acogedor el que los reúne, solos algunos, con sus mujeres e hijos los más, para comentar los hechos del día, comer en compañía el asado, jugar a la taba o al truco y conversar.
El paisano es parco de palabras y gestos.
Acostumbrado por generaciones a la soledad, a dormir sobre el apero y abrigado con ese amigo incondicional del hombre nuestro, que es el poncho; sólo las montañas, las piedras y los árboles saben de él, de sus pensamientos, soledades y esperanzas.
Pero cuando el fuego amable lo convoca, junto a sus compañeros y a sus familias, ese hombre cambia y se vuelve expresivo desde su hosquedad; amable y sin abandonar quizás sus modos rudos, entra en la rueda de dichos, anécdotas y juegos.
Allí, entre algún refrán dicho a aquel que cae en los mismo problemas de polleras, a quien le dicen”Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen”, sigue la adivinanza, esta vez para los niños,¿Quién es, quién es, que te quita el sombrero y no lo ves? Y en medio del juego un estentóreo: Quiero retruco!
Algún rasguido de guitarras, palmas, una chacarera que levanta tierra poco apisonada y la recomendación: “A la Telesita no, que es noche de carnaval!
Noche de carnaval, harina y agua florida. La rueda está alegre, más alegre que nunca.Los hombres levantan polvareda con sus botas, las chinas revolean sus faldas, con guitarras, bombo y violines, infaltables en de Santiago del Estero, la música estalla.Alguien comienzan “ Telesita…..” y el grito “A la Telesita, no!
Silencio, miradas, fuego que chisporrotea. El mate quieto en la última chupada… y vuelta al bullicio y vamos con Chakay Manta!
Polvo de zapateo, polleras que vuelan y desde el monte se oye el galope, alguien llega, un forastero… El hombre desmonta, saluda parsimonioso y comenta “ Por el camino vi una llamarada como de incendio, cuando llegué al sitio sólo había un montón de ropa rota y quemada. Alguien podría decirme……?.
Nota: En el monte chaco-santiagueño cuentan que una mujer, a la que llamaban Telesita, se aparecía en los bailes y danzaba toda la noche, desapareciendo al alba. Nadie sabía quién era y dónde vivía. Unos decían que cuidaba a su madre enferma monte adentro, otros que era loca y sólo la música la calmaba. Una noche hubo un gran incendio y al amanecer se hallaron ropas quemadas, pero el cuerpo de la muchacha nunca fue hallado.
Es costumbre en Santiago del Estero, aún hoy, poner en las fiestas un vaso lleno de vino en la mesa "por si viene la Telesita" a compatir la fiesta. |