Quizás no soy poeta
No por falta de talento; sino que mas bien
Es voluntad divina; exégesis de la torpeza
De quienes odian, maldicen,
Y patean en el suelo
Al siempre mal ponderado lenguaje del alma.
Si pues, mi falta de sensibilidad artística
Produce histéricos dolores de cabeza
A quienes frecuentan los clubes de mala muerte,
Para oír retórica
De los demagogos y cantantes.
Allí me inspiro;
Rayos ardientes de luz
Queman mis neuronas y abren mi corazón
Y me producen sensaciones similares
A los de un ataque epiléptico.
Carezco de musas inspiradoras,
Erato me castigo con el cruel latigo
Con el que las parejas asedian a su amante
Para obligarlo a formular
Hipócritas declaraciones de amor eterno
Y lujuriosas insinuaciones
De relaciones extramaritales.
Pero no es aquello
Lo que me produce los molestos ataques de insomnio
Durante las noches de luna nueva
Mi real preocupación recae
Sobre mi falta de ingenio poetico
Me desespera
Me desanima
Y me da sueño.
Entonces caigo inevitablemente en la imitación;
Es por ello (y para justificar lo injustificable)
Que dedico este poema (¿lo es?)
Al maestro de maestros
Al genio entre genios
Al padre de la antipoesia…