Entre la angustia del no poder caminar
por veredas alumbradas por faroles
y la asfixia de piernas reptíleas,
está el enojo en la tortuga
gerenta de los cerebros
de los mancos de espíritu
que duermen la resaca diurna
desnudos y en camas prestadas,
en la oscuridad de sus tildados temores.
Texto agregado el 22-04-2005, y leído por 157
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
03-05-2005
Orale que esta bueno aunque ya no se te escuche port ningun lado anouka
22-04-2005
¡Bueno! Me gustó. (5*) Hermeset
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