caminaba al borde de la lluvia, yo la observaba
desde el brocal de mí ventana por donde pasa la monotonía.

la vi tan natural como el día y su marcada altivez lucia de despropocita ingenuidad.

la lluvia corria por el silencio de sus pestañas, esbozaba una sonrisa
que para mí! revelaba la mañana.

fueron segundos de
¡ella y yo!
¡yo y ella! en el barandal donde el viento reposa
la fugaz semilla de tantas ilusiones.

y para mí y tambien para ella
¡estoy seguro! fueron eternos segundos
fatigados de gloria.

y asi se alejo de mí, tan simple como la espuma, como el viento que acarrea las hojas aun destino de cíclica incertidumbre.

y aqui, ahora anclado en el tiempo
de mí propia meditación pienso en ella y la veo venir en fieltro rebalsando camino , caricias y sueños al encuentro con la casualidad.
pero no!
solo me quedo de ella, la lluvia que beso su piel,el camino que transitaron sus huellas y en mí la sofocada imaginación de vernos en el umbral de una nueva lluvia solo para darnos un segundo