EL SOLDADO

El pueblo se veía vacío, triste, con sus casas destruidas. Los soldados avanzaban agazapados entre las ruinas, mirando con temor , sin hacer ruido. Entre la hierba de lo que fue un jardín, se veían restos de juguetes y un coche abandonado. Más allá algunos muebles humeantes. Entre ellos, un hombre se encontraba recostado en lo que fue un sillón tapizado de cuero. Parecía estar con vida pese a las heridas en su rostro y el uniforme desgarrado. El soldado se acercó y le apuntó con su arma. Había algo en la mirada del herido que lo contuvo. Tal vez sus ojos grises y la sangre que fluía por su cuello. En su idioma distinto le pidió agua moviendo sus manos negras de hollín. Se escucharon algunos disparos y gritos entre los escombros. El soldado buscó refugio y esperó. Luego se alzó y corrió pasando delante del hombre herido sin mirarlo, apretando su fusil.