La Bvsqueda, Sesión I.
Con monotono movimiento doy vueltas a la cuchara plastica que no es tal, sino un simple elemento plano y rectangular, pero que sin dudas cumple su funcion. Pruebo y compruebo que el vicioso brebaje ya esta listo. Negro, azucarado, humeante.
Con paso redoblado y dedos derechos en quemante proceso, vuelvo a esa banca a medio llenar, situada en un costado del patio detrás del patio oficial, ahí espero la siguiente hora. Una hora que nunca llega ya que el maestre de las ciencias matematicas numero 3 no se hace presente hoy. Entonces no queda mas que retirarse. Irse. Aparece nuestro impelacable organizador de espacios estudiantiles y ordena tocar retirada. ¡fuera de aqui! Adios. Vayanse todos.
Irremediablemente resignado y con el tiempo trastocado, producto de una dislocacion severa de la rutina, salgo de la noble institucion docente, decente. Me dirijo hacia la gloriosa, populosa, olorosa Alameda de las Pericias, de los Balurdos, del Ritmo, en busca del transprte amarillento y congestionado que me llevaria de regreso a mi cuchidril, a mi espacio, a mi musica, a mi tintolio.
Vistas las cirscuntancias y dado que desde hace un tiempo no hay transaccion carnal con el elemento opuesto, apuesto, me asalta de pronto la necesidad de ser reconocido por ese elemento como un fiel y oloroso exponente de la condicion solar dragoneante, cosa que hasta ahora no ha sucedido, pero en cirscuntancias de que desde un tiempo a esta parte ha habido un incremento en el contingente opuesto, luar y terrestre, que circula en desordenada caminata por donde uno vaya, vuelvo, vida, vuelvo a vestirme de camuflaje y a armarme hasta los cachetes.
A medida que avanzo trato infructuosamente de figurar, pero no lo consigo. Pienso que es debido a mi poca iluminacion exterior y mi aura de poco alcance, por lo cual me veo en la obligacion de buscar el contacto visual con los contingentes cada vez mas osados de elemento lunares, terrestres, se entiende.
Armandome de pachorra y prominente pecho de paloma, conejeo por concurridos parajes, en busca del necesario y vital elemento, de la contraparte, de la otra mitad del premio, que espero encontrar alguna vez.
Transcurridos unos varios minutillos de sacrificada caminata me es imposible concretar contacto visual alguno. Ante tan desafortunada suerte me veo en la obligación de tomar sendas medidas al respecto, por lo cual me detengo in the act e ingreso a un recinto de expendio de Alimentos Urbanos, de Urbe, se entiende. En tal Sucucho es posible, al cabo de un par de mordiscos Perrunos, poder acicalarse en el excusado y proveerse además del vital brebaje Dorado, elixir, le llaman algunos.
Repuestos ya los animos y las carrocerias, continuo el camino hacia la gloria y después al hogar, pero esta vez ya convencido de lograr el objetivo y concretar de una vez por todas el maldito encuentro de las especies. Mi busqueda, sin embargo se torna dificil, pero no por escasez del elemento, sino por mi propia falta de aroma, de pulso, de aura, conclusion que tomo despues de un par de minutos de frio calculo y meditacion en cierta escalinata, de cierta farmacia de cierta esquina.
La desazon y la locura me empiezan a superar. Pienso en violentar, violar, descerrajar, pero me lo impide mi rigido codigo budista remojado, que solo violé una vez nada mas. Una vez mas me armo de valor y vuelvo a la carga. Mi visión ultra-pulenta trata infructuosamente de penetrar lo impenetrable, cientos de exponentes lunares, lunaticos pasan a mi rededor, pero no puedo lograr contacto alguno con ninguno de ellos, choques, toqueteos, gritos, gestos, nada resulta. Es terrible, quiero acabarme.
Pero seria sobre el microbus microbio, microbacteriano en donde culminaria mi busqueda. En una jugada magistral me sitúo al fondo de la nave, en donde en el ultimo asiento de la ultima corrida del ultimo pasillo de la ultima oportunidad, me topo, me encuentro con una pequeña pero suficiente exponente, de esas que estudian, dicen, y que calzan purs vestimenta Teen. Mi dominio de la labia, de los labios, me da una ventaja considerable y puedo entablar un interesante intercambio de situaciones pasadas, historicas. Empiezo a sentir como de a poco nuestros elementos Aureos se van uniendo y al son (sin ton ni son) de un brebaje dorado, elixir maximo, que extraigo de mi bolso, se da la ocasión de alcanzar la cupula y copular en ella. Claro que mentalmente. Hay un encuentro a distancia, hay de todo, y también de aquello, en ese puente que se creó cuando nuestras visiones ultra-pulentas se cruzaron.
Al fin puedo bajar contento. Al fin puedo regresar feliz. Al fin vuevo con algo a casa, aunque sea un trozo de papel, papiro, doblado en seis y manchado por la huella de un zapato, pero que mantiene, integro, un impreso en carbonifera tinta.
Ese será mi Norte.
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