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EL PARQUE
A veces me pregunto si Nietzche, en sus largas caminatas por los parques, a la sazón de sus horribles dolores de cabeza, pensaba en sexo, o en fútbol, o en alguna trivialidad como esa. Al leer sus obras queda de manifiesto que pensaba a rabiar: sobre las mujeres tenía un concepto desdichado, sobre fútbol no tengo idea. Me desperté asustado, había terminado de leer Ecce Homo la noche anterior, y como siempre lo odié y lo amé, en igual medida. Pero el sueño era más o menos así: Nietzche caminaba por un parque largo y ancho. En el medio del parque había un sendero de maicillo y en los costados jardines con pocos árboles. Sabía que era él por sus gruesos bigotes. Cada cierto rato se tocaba la cabeza y escupía palabrotas. Yo lo observaba detrás de un árbol. Luego seguí sus pasos con algunos metros de distancia. Entonces se detuvo cerca de un escaño y me miró. Sorprendido me acerqué y le pregunté, en un perfecto alemán, si se encontraba bien (yo jamás he aprendido alemán) Me respondió que tenía una fuerte jaqueca, y si tenía algo para el dolor. Saqué de mi bolsillo un libro con los mejores poemas de Mallarmé y entregándoselo le dije, con eso bastará. Lo miró, me agradeció y luego comenzó a deshojarlo y se fue comiendo una tras otra las páginas del libro. Me pareció correcto que se lo comiera, si el dolor era tan terrible. Luego me preguntó cuanto me debía y le dije sólo me debe tres opiniones triviales de cualquier cosa. Pensó por un segundo y me contó acerca de la lavandera del segundo piso de su edificio, que tenía la manía de echarle almidón a las camisas, lo que le producía una fuerte irritación en el cuello. Ahí va la primera me dijo, luego me habló de un tal Karl que lo venía molestando hace tres meses para que le prologara un libro pésimamente mal escrito y que no tenía como sacárselo de encima ya que el padre del muchacho era muy amigo suyo. Finalmente me habló sobre su digestión, que en esta última semana no andaba bien, debido a que se había comido dos libros de un capitalista ingles y una antología de poesía Escandinava.
Me dio la mano y me dijo: Espero que Mallarmé devuelva a mis intestinos sus antiguos movimientos peristálticos y se retiró con las manos atrás y caminado rápido.
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Texto agregado el 19-04-2005, y leído por 590
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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01-02-2006 |
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Es un buen texto, bastante fluido y atrapador. ***** fabiangs |
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05-01-2006 |
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El sueño con Nietzsche me resulta de cierta forma reconfortante
-algo que en nada tiene que ver con su pensamiento, sin duda-, tiene alcances que ayudan a paladearlo oníricamente, como el poder hablar alemán, etc; además me encantó cómo fluye vuestro diálogo implícito, y el tono poético de los papeles que Níche se come, el trueque del libro por las 3 observaciones, es elocuente el intento de comunicar otro sentido, una 'transvaloración de todos los valores' en poiesis. Es un cuento breve y notable. Quilapan |
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13-10-2005 |
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Me ha gustado lo de: concepto desdichado, para describir la misogenia de Nietzche... Tal vez derivaran de ahí sus jaquecas... Bien narrado el sueño Karpa |
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13-10-2005 |
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Me ha gustado lo de concepto desdichado, por Karpa |
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17-08-2005 |
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Qué sueño, amigo! Para Sigmund, seguramente. Gran relato. mariaclaudina |
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