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Luego de reflexionar un poco lo sucedido, me recrimine tal vez de forma increíble el no haber entrado en esa ducha y no haberme disfrutado el momento, pero ese fue un pensamiento fugaz, mi corazón estaba herido, la mujer a la cual yo le había entregado lo mejor de mí me había traicionado y la verdad no tenía sentido mi vida o por lo menos eso pensaba, entonces decidí lo inevitable, acabar con mi sufrimiento de una vez y para siempre, pero antes debía cumplir unos requisitos, un ritual antes de perder mi existencia. Como primera medida me despedí de mis pocos amigos de la forma más sutil que pude utilizar, algunos no lo entendieron y a otros, a los más lejanos les dije que tomaría un viaje muy largo del cual no sabía si regresaría, de la misma forma decidí no hablar más con Rebeca a pesar de sus llamadas al celular y aprovechando de que a mi casa no llamaba por el miedo que le tenía a mi madre, compré en la tienda de la esquina cuatro cuchillas, y me encerré en mi cuarto alrededor de las ocho de la noche, no sin antes decirle a mi mamá que me sentía un poco indispuesto y que quería estar solo. Recuerdo que coloqué una canción que en ese momento me llegaba al alma, una canción del grupo Daiquiri llamada morir de amor, la puse no menos de unas veinte veces antes de decidirme, dudaba en algunos momentos, pero el dolor era tan grande que se me salía del alma, entonces decidí que las dos primeras cortadas las haría a las alturas de la ingle, pero la verdad al hacerlas noté que no pasaba nada, que la sangre que salía de mis heridas era poca, por lo que cercené con más fuerza, hasta causar una cortadura considerable; luego, procedí a cortar mis venas radiales debajo de mi mano, y la sangre no paraba, y me empezaba a sentir un poco mareado, como pude me cause la última herida en el cuello, y allí la sangre salió con más fuerza; me senté a esperar lo inevitable, el mareo era terrible, y la verdad en un acto que no se como calificarlo, decidí ponerle pasador a la puerta con las pocas fuerzas que me quedaban, y me acosté en mi cama esperando que mi propósito hubiera llegado a su fin.

Texto agregado el 19-04-2005, y leído por 238 visitantes. (0 votos)


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