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-JUEGOS-

Solo era un juego…, eso me dijo.

Debería estar contento, pero no. Ahora lo veo claro y me parece lógico lo que ha pasado. Era previsible. Nunca imagine que tuviera un corazón tan resistente. Cuando pensamos en destruir al enemigo, pensamos en grandes cosas, armas, guerras… yo pensé en el poder de las palabras.
La mente es frágil, seguramente la parte del cuerpo humano que sufre más golpes. La de él, especialmente sugestiva.
Planee su muerte, eso me tomo tiempo, energía, dedicación plena. En el mismo momento, deje de tener vida. En cierto modo, también era mi muerte…

Cuando volví al orfanato, esta vez como profesor, él estaba a punto de jubilarse.
Mi primer día estuve nervioso, hacia mucho tiempo que nuestras miradas no se cruzaban. Cuando me lo presentaron, tuve la impresión que le era familiar, pero no podía acordarse. Me hizo daño durante mi infancia, antes de que mis padres me adoptaran, me cambiaran el nombre y los apellidos. Me dijo que era un juego, que no pasaría nada malo. Mas de una vez intente saber que quería decir con malo, mas de una vez quise saber que quería decir con juego. Siempre supe donde encontrarlo. Debía contenerme. Solo tendría una oportunidad y no podía desaprovecharla.
Todo estaba preparado, me presentaría y empezaría a entablar una relación amistosa. Debía inspirarle confianza y hacerle creer que era su cómplice. Esto me llevaría aproximadamente seis meses (¿Qué son seis meses comparados con veinte años?).
Cuando él empezó a considerarme algo más que un compañero de trabajo, empecé a explicarle historias de asesinatos, de personas heridas que ejecutaban a sus agresores, torturas. Después de contárselas, me reía sádicamente. Escogía el momento en que no hubiera personas que pudieran presenciar la escena. Reacciono, notaba como intentaba esquivarme pero al mismo tiempo quería saber más. Tenía miedo, un miedo interno, yo lo notaba. Se creyó víctima. En ese momento, en el orfanato, empezaban a considerar las jubilaciones anticipadas. No dormía por las noches, llegaba tarde al trabajo. No se concentraba en las clases y los alumnos ya no reconocían su autoridad. Le hacían bromas pesadas. Empezó a perder kilos. Me contaba que estaba especialmente preocupado por la situación laboral. De vez en cuando le explicaba alguna cosa simpática y él se relajaba momentáneamente. Un día no vino a trabajar, nadie sabia nada. Lo llame a su casa y no me contesto, cuando acabe la jornada, fui a visitarlo. Tardo en abrirme. Entre en su casa y un olor desagradable y penetrante me invadió. Haciendo un esfuerzo le pregunte como se encontraba y me pregunto que hacia yo allí, le dije que estaba preocupado por que no había ido a trabajar y como éramos amigos, y no me había contestado cuando llame por teléfono, había decidido ir a visitarlo. Se sorprendió. No había dormido en toda la noche. Note como no creía la historia. Me despedí. Él me detuvo, me pidió que no le dejara solo y que le disculpara por su desconfianza.
Estaba destrozado.
A lo largo de todos estos años hubiera podido acabar con su miserable vida. Demasiado rápido. Demasiado fácil. Mi sufrimiento no tiene precio. Su juego tiene perdedor.
Volví a visitarlo. Entre en el edificio. Un edifico gris oscuro rodeado de unas verjas, como cárcel. Cuando lo vi, por un momento se desdibujó en mi tez una sonrisa maquiavélica pero no me quede tranquilo pensé, que jugaba conmigo. Al rato me di cuenta que su mente estaba completamente aniquilada…
No era esta la muerte que yo había pensado. Él debería estar muerto. Muerto físicamente. Ahora tengo que vigilar su estado, visitarlo periódicamente para asegurarme que su mente no responde. Asegurarme que no se recupera. Asegurarme que no volverá a jugar.
Cuando lo veo me gustaría patearle el estomago, abofetear su funesta cara, hundir mis dedos en sus ojos y cortarle su lengua viperina. Pero no debo hacerlo. Tengo que aguantar sus abrazos pidiéndome protección. Sentir su aliento perverso susurrándome sus miedos. Ver sus ojos desorbitados pidiendo piedad, y no dársela. Me da nauseas.

Solo era un juego, eso me dijo. Un maldito juego, y yo, he perdido.

Texto agregado el 19-04-2005, y leído por 189 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
10-06-2005 Excelente relato. 5* , saludos. peinpot
12-05-2005 Otro cuento sobre abusos sexuales. Deja mal sabor de boca y se contagia un poco de la rabia del protagonista. Esa "costumbre" de los abusadores de convertir algo tan aberrante en un juego. El contraste es terrible. Selkis
03-05-2005 No se puede destruir a la Némesis sin jugarse un poco el pellejo, sin arriesgar algo, sin perder un poco. ¿Qué sería de Dios sin el Diablo? Muy buen cuento, bien relatado, sólo falta cuidar algunas tildes para acentuar el pretérito. Saludos y estrellas. Calamitatum
27-04-2005 Intenso definitivamente y muy contado. El final te deja pensativo, buscando respuestas, divagando sobre imposibles. Aunque la historia parezca improbable (sobre todo en la relación que conecta a ambos personajes) es muy real. Es fantástico buho, te felicito. ggastello
20-04-2005 Es muy fuerte,pero en muchas parte es una realidad ,condeno la degradacion del ser en todas sus manifestaciones.**** terref
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