Es una delicia llegar al apartamento y hallar tus jeans en el sofá, saber que viste un poco de televisión, quizás los últimos 20 minutos del segundo tiempo del partido que querías ver completo, una receta de cocina que te pareció muy complicada, una tipa que hablaba idioteces pero “¡con esas tetas, se le perdona todo!” habrás pensado sonriendo, y sentiste un poco de hambre y pensaste en comer algo, pero ante el hecho de cocinar... un café y un cigarrillo siempre te resultan más tentadores.
Llegar y ver también tus zapatos que marcan tus últimos pasos de cansancio, otro empleo te vendría bien amor, es cierto, seguro también lo pensaste al desengrasarte las manos en la ducha, pero lo olvidaste mientras cantabas algún tema en un inglés que sólo entiendes tú, y yo, por supuesto, amor, por supuesto, luego te secaste un poco el pelo y te aburriste de tanto cuidado de belleza, no te secaste el cuerpo y mucho menos te pondrías crema... acostado ya miraste tu teléfono y pensaste en llamar a alguien y armar una salida, pero te entusiasmó más la película porque mataban luego al fulano o ya se iban a coger a la tipa... te quedaste a verlo y probablemente, como suele pasarte, nada de eso ocurrió, “¡película de mierda!”, debes haber pensado y apagaste la televisión, pensaste un poquito en mí, quizás, o en otra y luego te dormiste, para así mañana hacer casi lo mismo.
Yo, como siempre, dejo mi bolso en tu silla, me quito los jeans también y los dejo caer de una manera “casi” casual sobre los tuyos, no veo televisión, ese es un mal exclusivamente tuyo, pero me tienta lo del café y el cigarrillo, besar la tasa que usaste y fumar en la cocina... allí empiezo a recordar cuando te conocí, ibas en el mismo vagón del metro y yo con la mirada te prometía llevarte al cielo y traerte de vuelta si me dejabas, y con el aro que llevaba en la lengua... bueno... ahí se me ocurriría qué hacerte... entonces tú, con esa discreción que no tienes, me dijiste que si te miraba tanto ya era hora de que probara tu cama... me pareció divertido... accedí. Me preparo otro café, me fumo otro cigarrillo, y me da sueño, entonces me pongo a pensar, en lo mucho que te amo y lo poco que te importa, en lo torpe que fuiste al dejarme, en las muchas veces que te rogué que volvieras y tu ni siquiera lo consideraste, en el tiempo que ha pasado desde entonces, en lo linda que es tu noviecita nueva y en el estado que quedarías si supieras que yo, tu psicopática ex novia, te visita cada noche desde hace los dos meses y tres días en que me dejaste. Idiota.
Quizás vuelva mañana con algo más que cigarrillos en mi cartera.
Texto agregado el 15-11-2004, y leído por 160 visitantes. (19 votos)
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