Entre rosas y recuerdos
Poema vampírico
El clamor de la torrente
bajo su sabor inminente
trae a sus corrientes
El indemne sentir de la sangre
sobre labios
El placer infausto
Frío y resignado.
El palpitar de la muerte
Sobre un clamor no deseado
De rugosa piel,
Cual en máscara cubre la muerte.
Se escucha la melodía
Tras la vida escrutar de un tinto mar,
Un océano en el que el tintineo al ahogarse causa placer,
Y navegar es un simple martirio
Sin un horizonte que cubra el inmenso fulgor.
Con caminar me basta
Para sumergirme en ellos,
Unirme en su palpitar,
Unirme al unísono de la agonía.
Y matar para vivir
Quienes viven para morir,
Mientras yo muerta para vivir
Viviendo para buscar
A los ángeles y demonios,
insaciables de lujuria
¡Bajo mis inmortales cuentos!
Cuantas estrellas, años serán,
Y cuantos años sean incontables lágrimas herrumbrarán
El frío hierro de un sonoro corazón;
Cada lágrima saciada por una gota más de agonía tinta.
Saciadme de crueldad y amargura,
De frialdad y odio;
Dejadme caer como copos
Que ante un aro tan dorado
Derretirá la incertidumbre.
Y réprobos, mis gritos, tal vez serán
Si las hadas de mis cuento así lo desead.
Y sobre un milenio, o tal vez dos
He solo de caminar
Para saciar la sed
En un mundo que no es mi recinto.
Bajo las raíces de un dios
Que no es mío propiamente,
¡Sobre brotar, bajo su ajar!
Escasa de semillas para plantar
En su necedad.
Podréis cantar vuestra lujuria ágilmente
Mas para cantar el viento escasa será vuestra voz.
De un río me basto para escuchar vuestra melodía fúnebre.
Miedo sentís para al fin la resignación calle vuestro canto
Y ciegue las esperanzas.
Y aún mantengo velo en cara;
Cera en vela.
No seré ángel, tampoco demonio,
Simplemente no soy humana.
Solo asesina de alma propia;
Medusa al encarar,
Vuestro escudo al matar
Y beber una vida para la mía asesinar.
Entre rosas y recuerdos;
Cual rosa bebe, cual rosa sangra,
El desear nacer en un ayer
para la inmortalidad cesar.
Nazco en un mañana, jamás nací ayer.
Aún así, el presente inexistente
Se ahoga en perturbantes delirios.
abstractos recuerdos
De una mortalidad sin ecos adyacentes.
La marchita rosa no marchitará.
Y entre rosas y recuerdos, he de suspirar. |