"Un esclavo esperanzado,
esclavo de su esperanza muere"
Es de noche.
La luna me hipnotiza.
Descubro figuras
en su cara visible.
Dibujo en mi alma
las de la opuesta.
En mi mente
se desata la batalla
contra el inconsciente.
Él gana, me domina.
Mi corazón palpita
más acelerado que de costumbre.
Sudor.
Lágrimas hijas del desamor.
Desnudo tu inocente rostro.
Náufrago en la profundidad de tus ojos.
Miro el cielo
en busca de una estrella fugaz.
Pido un deseo:
"terrenar en la densidad
de tus labios guachos de mi sentir".
No bajo la vista durante días.
Espero otra estrella cargada
de esperanzas,
de miedos.
Pierdo la noción del almanaque.
La incertidumbre,
una vez más,
aliada del sufrir,
engendra en mí,
un ser tedioso,
difícil de controlar.
Mas, hoy soy su esclavo.
Me exige emborrachar
la palidez de la hoja
con el líquido malicioso del amor
del "no correspondido".
Me obliga a amarte, no olvidarte.
Intento escaparme, alejarme.
Pero es imposible.
Sus brazos son más fuertes
que las piernas de mi desesperación
por huir de vos.
Eres inalcanzable
como el horizonte mismo donde descansas.
Miles de almas,
colmadas de nostalgia,
protegen la belleza de tu ser.
Triste saber.
El cielo no podrá ser alcanzado.
Lamento que éste ser,
en el que me he convertido,
te haya conocido.
Desde aquel día sólo me fuerza
a amar una utopía.
El hechizo se suspende.
La luna se esconde
en el esplendor del sol,
esperando el ocaso
para nuevamente resucitar
al "Patrón de mis sueños".
Una vez más,
prisionero de un supuesto. |