No hay grito.
Odio el melón.
Me da asco su olor,
me irrita su sabor.
No puedo ser indiferente
a su pálida presencia.
Una sensación de vómito
recorre mi frente
y muere en mi boca.
Siquiera su terrible combinación
con el sublime jamón crudo
logra tentarme.
Pero igual lo como...
Simplemente lo detesto
como detesto las berenjenas.
Sé que me condeno
a que muchos me señalen
o me tilden como idiota.
Pero no me importa
porque yo entiendo.
Los entiendo.
Respeto al que rezonga
cuando hay hígado o mondongo
(manjares de la gastronomía).
Y aquí:
"El Equilibrio".
Los que aman.
Los que odian.
Tomar y dejar.
Tomar lo que es dejado.
Dejar lo que no se toma.
¡Pero a tí, no!
No puedo dejarte.
A pesar de tu hiriente sabor
lloro vidrio al pensarte probada
por otro que acuse mejor paladar.
Por el momento hago el esfuerzo
y trago sin saborear,
pués, sólo el cadavérico melón
logra refrescar éste infierno
que aún arde ayeres
de difícil digestión.
Texto agregado el 18-04-2005, y leído por 146
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
28-05-2005
Nunca antes habia visto comparaciones iguales!
has logrado de algo trivial hacer comparaciones con el amor. original texto. HoneyRocio
24-05-2005
WOW!!! Te entiendo perfectamente, a mi me pasa lo mismo (con el tomate) y nadie me entiende, todos mes juzgan... Es genial! yo hasta estaba haciendo un cuento parecido... ahora al ver tu poesia no se si subirlo o no, son muy parecidos. Felicitaciones! krl
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