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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Poesía / Poemas de Oscar Portela - [F:8:5630]


oscaron,11.03.2006

Lápida

Pesada lápida sobre mis parpados,
cenizas en mis ojos y el azul antiguo,
el abra del azur y la oración
en lo abierto definitivamente cerradas
en los túneles del insomnio
donde las ratas danzan su ritual de pestes
y exterminio. El viento que antiguamente
me abría al infinito, las manos espejos
de las aguas más claras y profundas,
la piel de aquel que amé en sueños,
todo enterrado bajo la pesada máquina
de los duelos que conviven con los vampiros
de la noche que se alimentan del deseo
y no dejan sino cenizas en los parpados
y sal en la boca del durmiente.
Cruel es la boca en la que vida y muerte
nos paren y mas cruel aún pacer en
las silenciosas calles de la soledad
a las que nos condenó la
palabra a la que atamos nuestras vidas.



CANTO DE MARCIAS

He aquí mortal, definitivamente
como mi aspiración al infinito,
mi corazón ¡oh Apolo!, vencido
por tu furia y por el rayo de tus
ojos, he aquí,mi finitud, de rodillas
frente a la lira de amor y el roto
corazón entrando a las tinieblas
lentamente, luego del fuego
en que consumí mis ansias
de eternidad y amor, oh Dios
oculto por mis cantos y mis coros
cuando las fuerzas me abandonan
y mis cenizas desde una urna Etrusca
vuelan al infinito de la soledad
.................a la que me condenaste
oh armonioso entre los armoniosos,
mas, cruel la con soberbia y la vanidad
de los titanes que no tienen
descanso, salvo la muerte,
el polvo de las urnas, las puras
aguas del mediterraneo:
ni animales ni humanos
han venido hasta mí,
hasta mi roto corazón,
hasta el occidente de mi dolor
para amortajar mis desos
de amor por lo mortal,
que desató tu ira
y condenó mi alma
a la prisión del arte
y del amor que calla
en el hosco silicio
del desierto. Sólo el murmullo
del infinito mar,
sólo el viento de las noches
encetadas por las estrellas
acompañan los ecos
de mis tristes lamentos,
ahora que desde una urna
bella continuo
atado al laud del destino
con que me encadenaste
Apolo, ¡oh invencible!,
¡oh impiadoso!,
compañero de la amargura
de que hiciste mis horas,
solo, desesperado,
hasta que el silencio venga
a redirmir mi viaje
y el ângelus diga sí
a mis deseos de paz
...........y de silencio



Canto para el Ocaso del Mundo
(junio 2004)

Mírenme ahora a los ojos, calmos lagos,
ciegos como los ojos del anciano y
solitario ex Rey en Colona, mirenme así,
sin esperar sin esperar ver el final ni el vuelo
de las aves, adentrándome
................................en la oscura caverna
de la que no salimos nunca, oh Prometeo,
nosotros, yo, raza de traidores
por los Dioses burlados
y los días, sustancia de inmortales:
así me veo ahora, en futil conocimiento,
la cítara y la flecha, no son más
inútiles prendas, de quien va a perecer
como Paris en Troya, sintiendo
como se apaga la luz, la luz, con el
consentimiento de los Dioses,
inútil atavío, lujo de quienes ignoran su
destino. Volver, volver siempre al desierto
del cual partió el mortal,
jugando con alucemas y con rosas,
pactando con sonrientes inmortales
que ahora, separados del hombre,
miran girar en el vacío el destino mortal:
guerras, violencias, depredaciones,
galeras convertidas en naves donde
se gestan monstruos más insidiosos
que las Parcas, hombres con lenguas
bífidas y de largas palabras
que ocultan el Ocaso que vió Edipo
hace siglos, antes de que todos
los soles se apagaran en ardentía
de Caos, como se apagan hoy,
en medio de solitarias muchedumbres
..................................que ignoran
el fin de primaveras y de luces:
hombres pequeños que han descubierto
la duración efímera como el Poder
que afirma "seamos como Dioses",
mientras la vejez se hace con las cosas
que el hombre crea para alcanzar
la Infinitud del tiempo: Así, yo, como
Edipo, abandonado por las luces
del cielo que iluminaran mi niñez,
de los caballlos que Agamenón pusiera
a las puertas del oro, de rumorosas aguas,
y de flores, veo como el Tirano Egisto
impone el crimen y sin posada ya,
siento pasar los días,
sin lamentos ni lutos,
porque toda parodia se repite,
y en lo profundo de la caverna yace
el animal que espera otro animal de
muerte, dispuesto a dominarlo todo,
e ignorar que la burla del Dios y el
sacrosanto Buho, son apenas la risa
de máquinas de hierro,
que en el desierto moran, esperando
..................................la muerte.



COMO DEBIA SER
(a Joan Novarro)

Sepultado está todo: Ello debía ser.
Se hizo así justicia. Los soles negros
ocupan sus lugares, y el viento ya
dispersa las cenizas que guardaban las Urnas
del recuerdo. Soy polvo ahora.
Disperso en los fragmentos de las horas,
en los ojos mirados, en el caudal de lágrimas,
en infinitas noches alumbradas por gélidas estrellas,
en crueles pesadillas que vuelven hasta mí.
Y aquel lobo afilando los dientes
del verano, en la que amores turbios
encendieron el alma
conterrada en lagunas, en imágenes bárbaras
y espejos de ilusiones que reflejan
las horas, siempre indigentes.
Sombras de tiempo sepultado:
así debía ser: ahora que solo; que solísimo
rimo con los espectros de la sangre
que adviene de subterráneas huellas,
con espectros y animas, pienso que las
preguntas no fueron contestadas,
y que en vano fue todo: ya ni el horror me espera.
Libre soy de abandonar el campus.
Y que el ángelus toque corazones amados.
Conterrado, enterrado entre vivos y muertos,
sombra entre sombras, humo del ser,
todavía me inquietan las indigentes
flechas del destino.
Oh yo, Oscar Ignacio Portela,
sucesión discontinua, vivac de guerras
inconclusas, llevo sólo conmigo
el hambre de infinito, la palabra absoluta,
y el abandono inerte de la suerte impetrada,
como debía ser.

Corrientes. Argentina
Septiembre 2004.



El desierto de los Tartaros
(A Gabriel Ramirez)

Ha pasado el tiempo, la sucesión, y nada ha sucedido.
Aquí estoy más expuesto que nunca a los demonios
y a la intemperie de la acumulación, que los espectros
han dibujado en soledad para mis sueños: las brevas
ha tiempo están para caer y desde ahí reclamar
a los vivos lo que no fue cumplido. Olvidar fue la tarea
que me impuse a mi mismo; mas, poderosos hados impidieron
que en paz, los fantasmas hablaran con los vivos.
Deste modo nada ha sido olvidado. Todo permanece
igual, aunque
fluyan la sucesión, y los deseos, o la imaginación, lea ya sólo
los nombres inscriptos en las lápidas. Madre, padre,
Amantes, amigos, volaron como huyen cornejas en
Invierno, Patria que soñé cuando niño y ahora,
en andrajos, pide mendrugos en las esquinas más siniestras.
A veces en silencio, veo un cielo infinito alumbrado
de titilantes astros, y escucho en madrugadas claras
como el agua que vierten las montañas, el grito de los
monos en los montes de infinitas praderas.
En verdad me digo, han pasado ya siglos y el que
ahora reclama silencio y paz, amortajado está por
la impudicia que los mortales trajeron a las viñas:
¿Descansaré algún día? ¿Como canes los demonios
Se ensañarán conmigo? O el milagro que aquí,
sin que lo vea, y en mis últimas horas deparará
ternuras, nunca vistas, sentidas, sobre la piel añosa
deste árbol ya muerto, resucitado entonces?
No hay respuestas. Ominoso silencio a la pregunta
Y sangra el corazón del hombre niño. Donde está el
sembradío, donde las risas que en el jardín florecen,
Y el inocente juego del tiempo, que el niño Dios contiene
entre sus manos? Qué esperar ya sino el invierno
torbo que se acerca sugiloso a nuestras puertas?. Pequeño,
Pequeño, el corazón del hombre languidece en la tarde
mientras Bastiano espera la llegada de Huno,
que alguna vez, con su flecha mortal, inspiró a los guerreros.
Pequeño es el horror de la línea de sombra
En que la nada crece, junto al desierto de los tártaros.
Aquí estoy, entre ruinas, esperando, lo que no debía ser.

(Septiembre 2004. Corrientes. Argentina.)



CANTO DE ORESTES
a Vera Luz Laporta
a M. Gilda.

Y deste modo, que la tempestad de la melancolía
no sople sobre mi alma contristada, que no crezca
como hiedra maléfica sobre las ruinas
que las imágenes tejieron sobre purpúreas
visiones, en tiempos acaecidos: revocado
sea el pasado y Neso no reduzca a cenizas
las esperanzas últimas de quien vistió sus días
con el polen que los Dioses colocan en los pétalos,
de los jardines que conducen al podio de lo pleno.
Dulces sean las Horas que caigan sobre los días
en que continúe despidiendome de quien fuí,
e inflamado no sea mi verbo por el pavor
ni la furias sigan mis pasos hoy como ayer: que
las hienas que sigilosas buscan los despojos
de los perdidos sueños, alejados sean de las
noches y días - espejismos que beberé
hasta que caiga Febo- y suceda todo
conforme a la voluntad de las Gracias
....................................................aceptadas
por la voluntad de la poesía que rige
mi destino: revocado el pasado y clausurada
la memoria que espera como el demonio la
hora de volver sobre sí, mis cansados ojos,
-ciegos ojos de cíclope-, salvados sean de otras
penas y melancolías: vuelvan así los aleluyas finales
y los "ossanas" tornen a florecer sobre mis labios.
Así sea, fidelidad a la tierra y el agua de las frías
colinas, y al oculto silencio que en el lenguaje
cifra el misterio de todo, sean estos los talamos en
que repose todo, las fuerzas del deseo,
que eternamente volverá sobre sí, volcada
ahora hacia la eternidad, y la fulgente estrella de
..........................................................la necesidad.

(10 de octubre de 2004)



La pócima

Abatida la noche del deseo, sobre las blancas
plumas de la garza, sólo en vilo la nada yace,
y el silencio de la urna donde reposan
...................................................las cenizas
que la vida, futil sustancia, o engañoso espejismo,
a ojos del mortal ponen silentes: Así me digo
a mi mismo: cumplido está lo que debió haber sido,
y escogieron los hados que malversaron la obra
de los Días dorados de la divina juventud:
La Soledad de Obra, las Horas que
fatalmente tocan a Diana, servidas están
en la Augusta mesa de los inmortales ahora:
La soledad de un corazón como tributo a la cólera
...................................................del Daimón
ya fue cumplida: toca hoy a mis manos llevar
hasta mis labios la pócima que un Dios,
por intermedio de las Horas, a mi destierro destinara.

(Corrientes- Argentina- octubre de 2004)



VERA-LUZ

Vienes a mi, surgida de la espuma,
y como el pájaro
que siente
"en toda intensidad
el aire", te sostienes en mis oscuros
duelos, en mis hondas doloras,
en los suspiros de Icaro,
que adormecen mi sangre,
tú, a mi vera,
estrella, concha marina,
fénix del espíritu que en el cenit
floreces, y haces del tiempo
bucaro, que eternidad enciende,
allá en el eter,
donde todo es etereo,
el canto de Serafines
y el ruego eterno
de querubines bellos: Así
estás junto a mi, así a mi Vera,
para auparme en tus alas
cuando caigo al abismo
donde el vértigo asciende,
y sólo quedan prisas,
prisiones y tormentos:
tú, alma de mujer, omnicomprensiva
violeta, Gaia, -"tierra",
agua, luna-, que ocultas el nombre
de quien vendrá a reinar.
¿Como nombrarte pués
sino daimón radioso
que en mis oidos susurras,
melodías no escuchadas aún?

8 de febrero de 2005



Descarnado - a Mary Carmen Golán
por soportar a su lado el fuego
de la poesía.
"Alma, blagula, blandula"
Adriano.

Borrarme, sí, borrarme, no estar ya,
no ser, levitar como una extraña nube,
junto a ese Dios efímero
que en mis sueños florece,
y así permanecer, "descarnado",
soñando en la vigilia y los sueños
atento, sin saber ya si vivo,
o en el Erebo estoy, junto a María Estela,
oscilando como el pistilo
de una flor de Oro, o yo, cansado ya
de las prisiones de la carne y
el tiempo, de las heridas y traiciones
que la soledad trae consigo,
inmóvil, frágil, sólo, inmovil, junto a María Estela
en el palio de un templo
donde mis ciegos ojos
no contemplan ya nada
deste mundo donde triunfa el abismo
de la terrible libertad que posee
y que atrae hacia si
con la fuerza del Caos, del abismo
sin fondo: así querría estar,
como invisible pájaro, en la rama invisible
de un invisible amor, ¡ay!,
cual nubecilla etérea, ya sólo canto,
ya sólo soplo, ya sólo poema,
sin decir sino nada, todo almita invisible
de un fulgurante instante.

18 de febrero del 2005



La Argentina va en coche al muere
(Febrero 23 de 2005)

¿En qué túmulo oscuro, tras qué infamias,
te han enterrado ya, oh patria mía?

¿Que postillón feroz depostilládo,
con qué barquero atroz, como cochero,
te conduce sin honras, ya indigente,
de un cementerio a otro, contristada?

¿Qué indiferentes buitres se alimentan
de tu triste carroña, coronada,
y que gusanos, larvas de tus aguas,
se posan en tu espectro vacilante?

Qué sirvientes hipócritas vestidos
Con hidalgos vestidos te traicionan,
Y en patrañas ahogan tus hazañas?

Qué astuta lacra, qué descendencia barbara,
.................................................y astuta,
Va en pos de tu pasado a deshonrarte?

Desposado contigo sufro ahora,
el amargo camino que a tus pasos
en aciago destino fué colmado.

¿No hay oxigeno aquí donde se ahogan
los sueños de tus héroes ahora,
ominoso el destino de ser tuyo, yo te digo,
oh, lar de nobles musas,

que rendido, a tu honras, revelado,
y con verbo inflamado de desprecio
sigo aún los designios que los dioses,
pusieran en los labios de mi madre.



El Mundo como Fábula

Humo del ser soy, y el yo que firma
en nombre de aquello que advino al ver,
juego de un niño, (acaso "Dionisos")?
que al crear mundos en la embriaguez
del éxtasis, pasa indicando solitarios caminos,
vuelve y desaparece? Nada comienza
y no termina nada, pues fábula es el mundo
que interminablemente
ronda y camina: nada es el ser,
sino transfigurarse, el brillo del ocaso
que dura por instantes
porque dona la nada toda gracia
e instante, danza, divina estancia.
Hay dolor en ser humo
que ahora se disipa, pues leña
y fue fuego, pues fue rayo y fue
trueno -dolor de mar salobre-, y hoy tan sólo
cenizas, y heridas en el tuetano
que Apolo dicta en ira, fragmento del azar
que como estrella cae,
al abismo del mundo, debajo de las aguas
de un sueño cruel que escancia
el lenguaje de un doble, pues no es
sonido, furia, ni estéril pesadilla,
sino fábula insomne la del mundo
que esplende, sino teatro y sombras
del cuento que me habita,
y se disipa ahora que firmo sólo
en nombre del azar que susurra

(marzo 8 de 2005)



Enfermedad de la tierra
(a Ronny)

Cansado estoy y enfermo de la tierra
que alguna vez me cobijó,
de algas, aguas, lunas,
y del amor del cual enamorado estuve,
y que hoy, a cuestas llevo,
como un féretro oscuro,
para de noche reposar a solas: así espero
la muerte, como el señor del círculo,
como Ourobouros, y sin salida,
preso de aquello que borré de la memoria,
me debato entre espasmos,
pesadillas e insomnios,
buscando en el amor - ¿buscando? -,
la muerte deseada, sin que nadie lo advierta.
Pesada eternidad, en realidad, ser
inmortal es un castigo, morir mil veces
y volver, adonde, adonde,
cuando invade la nausea , espíritu del mundo,
como peste de ratas, el lenguaje
donde todo reposa.
Vengan a mi pues, huracanes y tormentas,
aguas salvajes, monstruos marinos,
-todo, todo -, y que desta manera,
un ángel fiero me lleve hasta
la noche del silencio, donde me acunará
la paz de una nada infinita.
De ella vine, a ella volveré,
y esta será la parusía del camino emprendido
por esta estrecha puerta de mi nombre.

17 de marzo del 2005



Tutankamón
(a Alberto Peyrano
en cualquier año
en cualquier ciudad)

Despreciado él, solo, él, solitario como un dolmen
que yace bajo la oscuridad del Sol,
quieto, solísimo, olvidado y eterno.
Un dracma, un doblón, olvidado bajo las turbias
aguas de los salados mares - así la soledad-,
un tesoro bajo las dunas del desierto,
allí donde Timón de Atenas, buscó refugio
en su dolor, lejos de toda turba humana,
solísimo, despreciando todo rebaño,
todo balido de ternero en las garras de un águila.
Águila es la soledad. Despreciado, también
a la deriva, ignorante de la moneda insana
que yace bajo sus pies, perdida, despreciados, sí,
inútil, pues para qué?, para quienes balan?, por qué
razón?, los que han optado por el fatal silencio.
Sólo un bastón y todo dicho. Que la raza maldita
de la culpa, busque perdón en sus ofrendas,
que tribales en medio de becerros, canten ossanas
y así se aferren a la vida, como náufragos,
que ignoran lo que son. Y mientras tanto,
el dracma, el doblón ignorado,
siga su oscura ruta bajo las rotas botas del mendigo.
No es fuerte "el solitario", sólo resiste la tempestad
y el rayo como la muerta encina: un corazón que late
aún, se llama nada, su imprecación en medio
del desierto, el aullido del lobo:
escuchad: yo soy Tutankamón,
soy el señor del laberinto,
y aquí estoy, vivo y muerto, siempre resucitando,
y desposado aún con la maldita soledad del círculo.

(marzo/2005)



Borrarme

Borrarme, sí, borrarme, no estar ya,
no ser, levitar como una extraña nuve,
junto a ese Dios efímero
que en mis sueños florece,
y así permanecer, "descarnado",
soñando en la vigilia y los sueños
atento, sin saber ya si vivo,
o en el Erebo estoy, junto a María Estela,
oscilando como el pistilo
de una flor de Oro, o yo, cansado ya
de las prisiones de la carne y
el tiempo, de las heridas y traiciones
que la soledad trae consigo,
inmóvil, frágil, solo, junto a María Estela
en el palio de un templo
donde mis ciegos ojos
no contemplan ya nada
deste mundo donde triunfa el abismo
de la terrible libertad que posee
y que atrae hacia sí
con la fuerza del Caos, del abismo
sin fondo: así querría estar,
como invisible pájaro, en la rama invisible
de un invisible amor, ¡ay!,
cual nubecilla eterea, ya sólo canto,
ya sólo soplo, ya sólo poema,
sin decir sino nada, todo almita invisible
de un fulgurante instante.

(18 de febrero de 2005)



Cuando

Cuando mi sombra diga yo,
en nombre y carne mía,
y sea todo niebla del ser,
humo de cristal marino,
este cuerpo que ocupan hoy
las luces y las sombras,
los umbrales del mundo
que perseguí en silencio,
las olas de la mar, las huellas
que mis pasos
dejaron en la arena,
cuando la pictografía
de las aves en vuelo
no sean sino soplos
de un deseo anhelado,
cuando la eternidad
solo un nombre aterido,
herido
por la sombra de la fábula
esquiva, tras los hierbajos
de tierra sorda y muda,
la reunión de un mundo
no se escuche en silencio
que memoré de niño,
y solo aquel vacío, que no da
sino sales,
y yertos espejismos,
aún estaré yo, sombra,
más sombra
que la sombra que se atribuye
el nombre con que tracé
un destino, sin decir sino
nada, nada, nada.
Memoria sin memoria,
memoria sin la nada,
para firmar de nuevo
las nubes
y los árboles,
los amores
solícitos, las manos que se
abrieron alguna vez,
las auras
donde el ciego ve Dioses
y el laurel y el espino,
para afirmar que el todo
es fábula de un sino, que un
cruel polichinela,
dio como mundo
al sino.

(Marzo 6 de 2005)



Diálogo inconcluso
(por qué y para qué madre)
Mayo 1950/ mayo 2005
(en mis 55 años)

Por qué madre, para qué, estéril la pregunta,/
Un yelmo fantasmal vacío, llena la espectral figura,
Por qué, para qué si contestar no puedes,/
Un enviado a este país de sombras, por excesiva luz,/
A este país de arena y agua y llanurales/
Con excesivos verdes, tormentas y rayos, y vaciado
De todo/, con el alma aherrojada por diminutos duendes,
Y engañosos daimones, / para qué la pregunta,
Para qué si así deyecto entre futuras ruinas y silencio,
Y torva soledad de turba, por qué a mi, por que así/
Aherrojado a finitud y muerte/ de la madera de los sueños
Hecho/ así y aquí, / expuesto desde siempre/
A gravosa penuria que invade este país de nada /
Nada, nada, / más que memorias espectrales,/
Y el abandono de sentir la pena de una eterna deriva /
este cuerpo de humo que los espejos
/ de repetidas pesadillas no reflejan/ cuerpo ya
abandonado por el cuerpo / y aun así, preguntando…,
/ por qué , y para qué madre/ de aquel hilo de luna
del mayo que pasó/ entregada a las aves nocturnas
y a los linces, diste parte de mi, a los brazos
de un hombre / vacío de pasiones, abandonado, /
y sólo sostenido por el diurno celo de tus manos,
en el aire deste país que gime la noche
en que gestaste una alada pregunta,/ sin más peso
que el leve soplo de la informe Gorgona/ que ha convertido
en piedra y en espera de nada, nada/este nombre
que luego abandonaste a la intemperie insana
de la palabra/ a la llama que convierte en ceniza/
al abismo donde habita el infierno de los otros/
presos de la bárbara nada, nada, nada/ por qué
el beso, la pasión, la ternura/ para que la estrecha
puerta por donde se entra a la nada del Otro/
a las puertas cerradas del infierno del Otro,/
oh madre/ de muerto sí, aquí, así/ en este
continente donde reinan la nada y los dioses han
muerto/ como yo/ como tú/ y ni las huellas quedan
de las vagas promesas de los días radiantes! /
ay, no, no buscaré la sangre, me ir&ecute;, me iré,
sin molestar al viento ni a los árboles/ sin que la
nada sepa que me espera/ y dormiré milenios/ sin
que nadie me llame/ y tú madre/ ya no podrás
llamarme ni en los sueños/ porque toda ceniza/
se confunde solísima a infinitud , en este camino/
que se aparea con el viento.



Diálogo ocluido
Maldito mayo

A Corina Antonia Palma

¡Gravoso diálogo con los antepasados!
Las pomas eran lenguas de espuma caídas
En los frescos del tiempo,
- el aire cálido temblaba en las hojas
- (recordad que en este continente la primavera es ilusión)
Y las rubias arenas, serenísimas,
Se entregaban graciosas a los pies del viandante:
Así entrábamos al tiempo de citrus amarillo
Como quien va al paraíso, y la nada se deslizaba
A nuestros ojos, pletóricos de imágenes,
Como la abeja que trabajaba el polen arduamente:
En nuestros castos oídos, zureos de palomas,
y en las bastas orillas de los grandes esteros
El grito de "chajá", o en el árbol cercano,
La invisible pero omnipresente alondra,
Como anuncio fatal de lo que va a venir!

- recordad también que la naturaleza bárbara
- no admite ingenierías ni estéticas de jardinería
Orficas; un continente bárbaro no se viste de joyas.

Las llanuras, espejismos del ojo,
Y la nada que crece, como el recuerdo que se acrece
Con el paso del tiempo: ¡maldito mayo, en nombre de la
Cizaña de mis sueños yo no te absuelvo
Y en vista de los que no vinieron y en el de los que se fueron,
Yo te maldigo y pregunto al oráculo,
Por qué, por qué en mayo, tan cercano a la nada!

Ah!, yo no dije me fui, Mariela Mioni,

Solo dije, "me iré", me iré sin molestar a los árboles-
en el tímpano tengo guardado
La voz de un solitario "guayabo"-, porque a pesar de todo,
aun estoy aquí, como el lobo en la estepa,
Amenazado por furtivas malicias, arrastrando diálogos
Y huellas con carcomas y sangres coaguladas,
-y aún saludo al viento, canto corales inaudibles,
Doy a mi voz el pentagrama de aquella muda sinfonía,
Y me estrecho en el lecho donde voy a morir
Más tarde o más temprano, preso de este maldito mayo!

Dónde, abuelo, sembraste la progenie
Para luego volar hacia las rías, sin pedirnos permiso?

Por qué, madre, en un maldito mayo,
Mientras crecen en mi desiertos de la nada,
Y se agiganta en mi alma, tu amor a lo sereno
Y la dulce ilusión de una calma de oro!

Hay!, y aún estoy aquí; para qué,
si nadie puede responderme?
Y agotadas mis fuerzas
aún pervivo y en mi corazón, tantas vences vencido,
aún canta la alondra, que me acunó de niño.

Oscar Portela- mayo 4 - 2005-05-05

. guayabo: árbol regional de corrientes
. "chajá": ave regional de la zona



Loreto
(aire de milonga)

Tanto silencio me tísna.
Me ahombra el alma.
Tanta morada vacía,

Tanto dintel escombrado,
Tanta puerta mutilada.
Eso es la vida señores.
Mientras nos vamos muriendo
En pos de esperanzas vanas,
Retornar es imposible

Las flores no dicen nada.
En el jardín un ‘suindá’*
Se posa oscuro en las ramas.

Así somos despedidos,
Porque despedirse es canto,
Es camino de intemperie

Sin rebozo ni posada.
Como siempre estoy conmigo,
Dialogando y recordando.

Oscar Portela - Loreto. Corrientes.
Mayo 15 de 2005

A Guillermo y Ana

*en idioma guarani, ave que emite
un canto trsite y melancolico.



Fidelidad
a Susana Canevaro

Me has llamado, inaudible era entonces
el soplo de tu voz, mi nombre un arabesco
grabados sobre "pindoes" y "lapachos",
florecidos duraznos o moras y laureles
y yo acudí a tu encuentro, todo inocencia el
fatal destino, y desde entonces,
en cárceles oscuras y desiertos,
en radiantes salas, solo, oscuro,
volé hacia tí sin que nada ni nadie
se opusiese al encuentro. Deje todo por tí.

Más tú exhalabas en mi yerta boca
el aliento inmortal que no perece, y
que al final deste camino incierto,
en corona de espinas tranformado,
se hacen uno-conmigo!

Nada se opuso a la virginidad del verbo
que ha venido de celestes regiones,
se aposentó en mi oído, y en idos tiempos
cantaron ruiseñores!

¿ Ha llegado ya el tiempo de la ceniza y el vacío ?

¿ Que mas podría yo ofrecer questa carne
que mancillé en tu nombre y el deseo de Ser
Alma Inmortal, diciéndose los nombres
que tú dictabas, en sueños y vigilias ?

Todo está dicho ya. El cementerio de palomas
frente al tranquilo mar se extremece
y te nombra. Y no temo el final.

Sobre tormentas volé hacia tí. De sepulcros
volví por tí y el rito se ha cumplido.

¿ Que misteriosos hados pusieron en mi cuna
la flamigera espada, que hiere y que golpea?
Bien, la ténue despedida,
sin truenos ni relampagos, se cumplirá en silencio,
pues silencio eres tú, y silencio soy yo.

Sin despedidas, en nombre de los muertos
que cumplieron tus ordenes
y se entregaron sordos a tus dones y escarnios
yo te digo hasta pronto.

Tal vez, tal vez, ya descarnado el cuerpo
en aras de tus alas, vuelvas a mí otra vez
transfigurada. El tiempo a terminado.

Y si de nuevo me llamas por mi nombre
y me dictas endechas no cantadas aún,
el pasado engañoso, pueda ser revocado.

El momento de partir a llegado.
En nombre de tus fieles me despido de ti
y del carnal recinto que me asfixia.

Eterno es todo devenir. Y eso eres tú.
dador de mundos y de ángeles.
Poesía bellísima.

Oscar Portela
10 de mayo del 2005

pindó, lapachos, arboles de la región en lengua guaraní



ELEGÍA
A Alicia Dujovne Ortíz, en la lejana Francia

Toma de mí lo que va a desaparecer,
tómame, vigílame como desapareciendo,
fiel vacío de un perfume extinguido,
pura ausencia abismada en lo innombrable,
¡oh! vacilante sombra en el crepúsculo,
vacíame en la memoria de mí,
en el abismo de mi propia locura.
Toma de mí lo que se dicta,
la profecía de un pasado que viene
de lo no acontecido y llama con la fuerza
del fuego, su pabilo entre ruinas,
los simulacros y fantasmas grabados
en lo profundo
de mi llagada lengua. Toma mi voz para
dejarme, los nombres que me dicto,
tu sombra enturbiándose entre
sombras, toma otra vez mi voz, mi cuerpo,
la fría mortaja de la memoria,
y levanta el líquido de las horas
para escanciarla en tu cansada boca,
luego olvídame, vacíame, escándeme.
Yo hice tu alma a imagen de mis dudas,
alma mortal, poesía.



COMO VELETAS

Solísimas, traídas y llevadas
Hacia ninguna parte, señalando
La Nada, la herrumbre, la Soledad,
El infinito viento de la tempestad
De un tiempo que todo rayo
Convierte en nada, nada, nada...
Así nuestra alma, chirríate, como una
Veleta solitaria, de una plaza
Insomne, abandonada, de un templo
Con voces apagadas y con umbrales
Pálidos y cirios consumidos,
Así las huellas marcando un ángulo
Dirigido como triste Veleta
Hacia el rumbo de vientos
Que abren preguntas acerca del
Destino, mientras Vosotras Veletas,
Como insomnes testigos, abandonadas ya
Como serán las huesos del mortal,
Custodiais las costumbres, las horridas
Horas de la vida, sus secretas penurias
Y el agua que, como a vosotras, solitarias
Veletas nos conducen
Hacia las últimas moradas, las soledades
Últimas que nos pondrán a salvo
De la feroz incuria del vivir.

Oscar Portela
Nov 2005. Ctes. Argentina.
 



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