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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Poesía / Ese poema de infancia.... - [F:8:13177]


crom,19.01.2021
Creo que todos, en más o en menos, tenemos en la memoria poemas aprendidos... o escuchados en tiempos en que se declamaban en los actos escolares... o algunos que formaban parte de los libros que leíamos en el colegio. Será que me estoy haciendo mayor y vuelven a mi memoria muchos de ellos, con nitidez?
Hoy os dejo, sabiendo que quizás no sea un tema que interese, este poema que aprendí en cuarto grado.. y que aún me acompaña... pasaron unos cincuenta años! y allí sigue, dibujándome sonrisas

Estanislao del Campo: ¿Sabe que es linda la mar?

III
(...)


¿Sabe que es linda la mar?
¡La viera de mañanita
Cuando a gatas la puntita
Del sol comienza a asomar!

Usté ve venir a esa hora,
Roncando la marejada,
Y ve la espuma encrespada
Los colores de la aurora.

A veces con viento en la anca,
Y con la vela al solsito,
Se ve cruzar un barquito
Como una paloma blanca.

Otras, usté ve, patente,
Venir boyando un islote,
Y es que trai a un camalote
Cabrestiando la corriente.

Y con un campo quebrao,
Bien se puede comparar,
Cuando el lomo empieza a hinchar
El río medio alterao.

Las olas chicas, cansadas,
A la playa a gatas vienen,
Y allí en lamber se entretienen

Las arenitas labradas.
Es lindo ver en los ratos
En que la mar ha bajao,
Cair volando al desplayao
Gaviotas, garzas y patos.

Y en las toscas, es divino,
Mirar las olas quebrarse,
Como al fin viene a estrellarse
El hombre con su destino.

Y no sé qué da el mirar
Cuando barrosa y bramando,
Sierras de agua viene alzando
Embravecida la mar.

Parece que el Dios del cielo
Se amostrase retobao,
Al mirar tanto pecao
Como se ve en este suelo.

Y es cosa de bendecir,
Cuando el Señor la serena,
Sobre ancha cama de arena
Obligándola a dormir.

Y es muy lindo ver nadando
A flor de agua algún pescao:
Van, como plata, cuñao,
Las escamas relumbrando.
(...)

*Fragmento del Fausto, Clásicos Huemul, Buenos Aires, 1977.
Fausto, Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta Ópera (1866), es la obra más conocida del poeta Estanislao del Campo. Se trata de un diálogo gauchesco, presentado por un narrador testigo (3ª persona), ambientado en Bragado, Provincia de Buenos Aires, en la época de la Guerra de la Triple Alianza, donde un gaucho, Anastasio "El Pollo", relata a su amigo Laguna lo que vio durante la representación de la ópera Fausto de Gounod (sobre la obra de Goethe) en el primitivo Teatro (inaugurado en 1857 que se encontraba frente a la Plaza de la Victoria -hoy Plaza de Mayo- y que cerró definitivamente sus puertas en 1888, remplazado por el actual Teatro Colón de Buenos Aires), donde asistió por curiosidad, sin saber que aquello era un teatro, ni qué era una representación teatral.
 
Morirse,19.01.2021


Varios de Alfredo Espino, poeta salvadoreño. Mi favorito es este:



Ascensión - Alfredo Espino

¡Dos alas!… ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo?
Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido.
Desde aquí veo el mar, tan azul, tan dormido,
que si no fuera un mar, ¡Bien sería otro cielo!

Cumbres, divinas cumbres, excelsos miradores…
¡Qué pequeños los hombres! No llegan los rumores
de allá abajo, del cieno; ni el grito horripilante
con que aúlla el deseo, ni el clamor desbordante
de las malas pasiones… Lo rastrero no sube:
esta cumbre es el reino del pájaro y la nube…

Aquí he visto una cosa muy dulce y extraña,
como es la de haber visto llorando una montaña…
el agua brota lenta, y en su remanso brilla la luz;
un ternerito viene y luego se arrodilla
al borde del estanque, y al doblar la testuz,
por beber agua limpia, bebe agua y bebe luz…

Y luego se oye un ruido por lomas y floresta,
como si una tormenta rodara por la cuesta:
animales que vienen con una fiebre extraña
a beberse las lágrimas que llora la montaña.

Va llegando la noche. Ya no se mira el mar.
Y qué asco y qué tristeza comenzar a bajar…

(¡Quién tuviera dos alas, dos alas para un vuelo!
Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido,
con el loco deseo de haberlas extendido
¡Sobre aquél mar dormido que parecía un cielo!)

Un río entre verdores se pierde a mis espaldas,
como un hilo de plata que enhebrara esmeraldas…



 
crom,19.01.2021
No conocía a ese autor!!! Hermoso modo de conocernos y conocer nuestros países, de recordar y volver atrás mecidos en letras!!!
 
remos,19.01.2021
Antonio Machado (1875-1929)

RECUERDO INFANTIL

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.


 
crom,19.01.2021
Qué virtud, ese poema, Remos!... su ritmo marca el incesante goteo de la lluvia... la repetición de los niños, la continuidad de la vida pese a todo y todos.. gracias por traérnosla!
 
MCavalieri,20.01.2021
Precioso el Fausto de Estanislao del Campo, muy buen aporte el de Morirse, tampoco lo conocía. Y lo de Machado es una maravilla. Acá les dejo un autor antiguo también:



El manantial

Aquí, mirando el cristal
de tus aguas sin rumores,
soñaba en días mejores,
solitario manantial.

La luna, triste, vertía
su rayo sobre mi frente,
y en tu seno transparente,
deshecha, se difundía.

El aura, tímida y grata,
llena de aromas distintas,
alzaba rápidas cintas
en tu círculo de plata.


Y entonces, la ola de armiño,
por tu disco resbalando,
te rodeaba suspirando
con el suspiro del niño.

¡Cuántos años han huido!
¡Cuánta pena tiene mi alma!
Y tú siempre, siempre en calma,
como ayer, adormecido.

Como antes, las margaritas
en tus orillas verdecen,
y extendiéndose, florecen
sobre tus aguas benditas.

Como antes, cándida y bella,
baja en la noche estival,
a bañarse en tu cristal,
la melancólica estrella.

Como antes, oculta aquí,
en el arbusto florido,
las dos perlas de su nido
el errante colibrí.


Así, en los años distantes
de la infancia, me reías...
¡Ah! ¡qué tiempos! ¡qué alegrías!
¡Sólo yo no estoy como antes!

Deja que bañe mi frente,
ya por el tiempo quemada,
en la linfa regalada
de tu seno transparente.

Y que en tus olas de armiño
vea las aves bañarse,
y como antes, reflejarse
mis ilusiones de niño.

Respiro en ti la fragancia
que yo aspiré alguna vez:
el aura de la niñez,
los recuerdos de la infancia.

Viene a herir mi fantasía,
a conmoverme un instante,
el beso tibio y fragante
de la dulce madre mía.


Y mis primeros amores,
que viven dentro de mi alma
como la savia en la palma
y la fragancia en las flores.

Por eso, como el zorzal
expatriado de su nido,
hoy te canto entristecido,
solitario manantial.

Rafael Obligado.
 
Morirse,20.01.2021


Gracias, Melina. El que compartiste también me gustó


Uh, este es otro que me pusieron a memorizar:

A Margarita Debayle - Rubén Darío

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

* * *

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.


 
remos,21.01.2021
Ah, Margarita...
y ese viento que lleva esencia sutil de azahar...

Grande Rubén Dario.
 
remos,21.01.2021
Mucha buena nostalgia e El manaltial, de M Cavalieri, de un poeta que, personalmente, no conozco.
La infancia perdida, y el paso inexorable del tiempo... La poesía es un bálsamo de Fierabrás.
 
MCavalieri,21.01.2021
Rubén Darío, qué maravilla, me había olvidado. De chica me gustaba uno suyo muy cortito:


Campoamor


Éste del cabello cano,
como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano;
cuando se tiene en la mano
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.


De Rafael Obligado la obra más conocida es "Santos Vega" pero es muy larga para copiarla acá y nunca me la aprendí de memoria, en fin.
 
Morirse,21.01.2021


Este era parte de mi libro de lectura de 7o, si mal no recuerdo:


Oda a la cebolla - Pablo Neruda

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.

Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándole fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios del tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta
en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.


 
MCavalieri,21.01.2021
Bellísimo, Morirse🙂
 
MCavalieri,21.01.2021
 
crom,22.01.2021
Qué bonitos poemas!!!! Qué bueno encontrar vuestros recuerdos de infancia!!!

Un poco mayor, soñando ir a secundaria, llegaba Bécquer.... Y sus rimas!!!!!
Cómo no enamorarse?


LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.
 
remos,22.01.2021
Recuerdo mi abuela recitaba esta copla cuando yo era niño, y sólo me interesaban las golondrinas que no regresaban. Más tarde memoricé varias coplas del romanticísimo Bécquer, como tarea escolar, y aún me acompañan. Es una música silenciosa extraordinaria para los románticos.
 
Yvette27,22.01.2021
Diego Dublé Urrutia ---EN EL FONDO DEL LAGO

Soñé que era muy niño, que estaba en la cocina
escuchando los cuentos de la vieja Paulina.
Nada había cambiado: el candil en el muro,
el brasero en el suelo y en un rincón oscuro
el gato, dormitando. La noche estaba fría
y el tiempo tan revuelto, que la casa crujía…
Se escuchaba a lo lejos ese rumor de pena
que sollozan las olas al morir en la arena,
y a intervalos más largos esos vagos aullidos
con que piden auxilio los vapores perdidos.
Nosotros, los chiquillos, oíamos el cuento
sentados junto al fuego, y como entrara el viento
por unos vidrios rotos, su frente medio cana,
la vieja se cubría con su charlón de lana.

Era un cuento muy bello:
Tres príncipes hermanos
que se fueron por mares y países lejanos
tras la bella princesa que la mano de una hada
en un lago sin fondo mantenía encantada.
El mayor, que fue al norte, no regresó en su vida;
el otro, que era un loco, pereció en la partida;
y el menor, que era un ángel por lo adorable y bello,
llegó al fondo del lago sin perder un cabello…
Allá abajo, en el fondo, vio paisajes divinos,
castillos encantados de muros cristalinos
y en un palacio inmenso, de infinita belleza,
encerrada y llorando, vio a la pobre princesa.
Se encontraron sus ojos, se adoraron al punto
y lo demás fue cosa de poquísimo asunto,
pues al verlos tan bellos como el sol y la aurora,
el hada, que era buena, los casó sin demora.

…………………………………………

-Así acabó la historia de aquella noche… El gato
se despertó gruñendo, desperezóse un rato
y se durmió de nuevo. Zumbó las ventolina
en el cañón, ya frío, de la vieja cocina…
Se levantó un chicuelo y sin hacer ruido
enhollinó la cara de otro chico dormido…
Yo, me quedé soñando con el príncipe amado
por la bella princesa, con el lago encantado
y también con los tristes y apartados desiertos
donde duermen los huesos de los príncipes muertos.
 
glori,22.01.2021
Muy lindo, Ivette.
 
crom,22.01.2021
Precioso poema, Yvette....

Y si, Remos, Bécquer y su magnifica poesia!!!!!! Me pasa como a ti.... Siguen sonando en mi interior.....
 
crom,22.01.2021
De José Pedroni


Nivel




Este es el nivel de mi padre;
su nivel de albañil.
Tiene una gota de aire.


Mi padre está hecho polvo. De aquel hombre
ya no se acuerda nadie.
Vive conmigo cada vez más solo
en esta gota de aire.


Más olvidado cada día;
más recordado cada tarde;
cada vez más lejano y más cercano
en este mundo grande.


Todas las casas de mi pueblo,
todas las casas de antes;
todo perdurará mientras perdure
esta burbuja de aire.


Plano solado de los patios;
suma igualdad de los umbrales;
suelo de nuestra casa,
hecha para esperarte. . .


Todo perdurará mientras perdure
esta burbuja de aire.


Ven a mirar el transparente mundo
que me ayudó a encontrarte;
ven a mirar la fuente de mi verso,
llano, simple, constante.


Hacia ti y hacia mi se mueve el mundo
en esta gota de aire.
 
crom,23.01.2021

este otro, ya de adolescencia y me ha hecho sonreir desde la primera vez que lo leí... y aún hoy...

"Hermoso, pálido y tétrico" - Baldomero Fernández Moreno


El día que tú me digas:
-Se acabó, ya no te quiero-,
tengo pensado vestir
lúgubremente de negro.
En muelles rizos caerá
mi melena de bohemio
en torno a mi largo rostro
melancólico y enfermo.
Caída sobre la frente
un ala de terciopelo.
Iré a Holanda a que Rembrandt
me ilustre para un sombrero,
y un traje me cortará
un sastre poeta quimérico
que tenga su erudición
en vestir novios de duelo.
En cuanto a piedras preciosas,
un sólo rubí sangriento,
prendido como al descuido
en mi corbatón sedeño,
pasmo y envidia de los
elegantes de mi tiempo.
Y otro rubí sangrará
en el anular izquierdo,
dedo feliz que tuviste
en los tuyos, un momento,
el día aquel del anillo
y palabra de casamiento.
La gente me mirará
con asombro y con respeto,
que yo diré mi dolor
por la lengua de mis versos,
diez volúmenes de quejas
encuadernados de negro.
Y así pasaré entre todos
hermoso, pálido y tétrico
el día que tú me digas:
-Se acabó, ya no te quiero-
 
Yvette27,24.01.2021
De esta poesía recuerdo solo las dos primeras estrofas y tampoco son las originales, el poema entero está en google

Olegario Víctor Andrade
Todo está como entonces

"Todo está como era entonces:
La casa, la calle, el río,
Los árboles con sus hojas
Y las ramas con sus nidos.

Todo está, nada ha cambiado,
El horizonte es el mismo;
sólo el niño se ha hecho hombre
y el hombre ha envejecido....
.................
 
Yvette27,24.01.2021
¿ qué pasa con Morirse¿?
 
crom,24.01.2021
Oh! qué precioso! imposible olvidar ese poema Yvette! lo he buscado porque me acuerdo solo fragmentos....
Morirse... suele tomarse vacaciones y luego regresa... esperemos que así sea nuevamente

La vuelta al hogar
de Olegario Víctor Andrade

Todo está como era entonces:
La casa, la calle, el río,
Los árboles con sus hojas
Y las ramas con sus nidos.

Todo está, nada ha cambiado,
El horizonte es el mismo;
Lo que dicen esas brisas
Ya, otras veces, me lo han dicho.

Ondas, aves y murmullos
Son mis viejos conocidos,
Confidentes del secreto
De mis primeros suspiros.

Bajo aquel sauce que moja
Su cabellera en el río,
Largas horas he pasado
A solas con mis delirios.

Las hojas de esas achiras
Eran el tosco abanico,
Que refrescaba mi frente
Y humedecía mis rizos.

Un viejo tronco de ceibo
Me daba sombra y abrigo
Un ceibo que desgajaron
Los huracanes de estío.

Piadosa una enredadera
De perfumados racimos
Lo adornaba con sus flores
De pétalos amarillos.

El ceibo estaba orgulloso
Con su brillante atavío,
Era un collar de topacios
Ceñido al cuello de un indio.

Todos, aquí, me confiaban
Sus penas y sus delirios:
Con sus suspiros las hojas
Con sus murmullos el río.

¡Qué triste estaba la tarde
La última que nos vimos!
Tan solo cantaba un ave
En el ramaje florido.

Era un zorzal que entonaba
Sus más dulcísimos himnos,
¡Pobre zorzal que venía
A despedir a un amigo!

Era el cantor de las selvas,
La imagen de mi destino,
Viajero de los espacios,
Siempre amante y fugitivo.

¡Adiós! parecían decirme
Sus melancólicos trinos;
¡Adiós, hermano en los sueños,
Adiós, inocente niño!

Yo estaba triste, muy triste,
El cielo oscuro y sombrío;
Los juncos y las achiras
Se quejaban al oírlo.

Han pasado muchos años
Desde aquel día tristísimo;
Muchos sauces han tronchado
Los huracanes bravíos.

Hoy vuelve el niño, hecho hombre,
No ya contento y tranquilo,
Con arrugas en la frente
Y el cabello emblanquecido.

Aquella alma limpia y pura
Como un raudal cristalino
Es una tumba que tiene
La lobreguez del abismo.

Aquel corazón tan noble,
Tan ardoroso y altivo
Que hallaba el mundo pequeño
A sus gigantes designios;

Es hoy un hueco poblado
De sombras que no hacen ruido
Sombras de sueños dispersos,
Como neblina de estío.

¡Ah! Todo está como entonces,
Los sauces, el cielo, el río,
Las olas, hojas de plata
Del árbol del infinito;

Sólo el niño se ha vuelto hombre,
¡Y el hombre tanto ha sufrido
Que apenas trae en el alma,
La soledad del vacío!

 
MCavalieri,25.01.2021
Olegario Andrade era uno de los poetas preferidos de mi infancia, qué bueno encontrarlo por acá. Les dejo este otro poema suyo que mi padre solía recitarme:


Consejo maternal


Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).

Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.

Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?

¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.

Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!...

Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:

Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.

Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
 
Yvette27,25.01.2021
la niña de adentro goza de los textos que entran en la página. ¿y los setenta balcones y ninguna flor? Voy a buscarlo.
 
Yvette27,25.01.2021
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO>SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!

 
Yvette27,25.01.2021
segunda estrofa "de tristeza agobia"
 
IGnus,25.01.2021
MCavalieri... No te das una idea de cuánto me llegó ese poema; de cuánto la extraño... Gracias.
 
crom,26.01.2021
A UNA LÁGRIMA
(Esteban Echeverría)

Si la magia del arte
cristalizar pudiera,
esa gota ligera
de origen celestial;
en la más noble parte
del pecho la pondría:
ningún tesoro habría
en todo el orbe igual.

Por ella amor se inflama,
por ella amor suspira,
ella a la par inspira
ternura y compasión:
su luz es como llama
del cielo desprendida,
que infunde al mármol vida,
penetra el corazón.

¡Quién mira indiferente
la lágrima preciosa
que vierte generosa
la sensibilidad!
Su brillo, transparente
del alma el fondo deja,
y hasta el matiz refleja
de la felicidad.

Permite que recoja
esa preciosa perla;
los ángeles al verla
mi dicha envidiarán:
amor en su congoja,
para calmar enojos,
en tus divinos ojos
puso ese talismán.
 
Yvette27,26.01.2021
Creo que la mayoria de los que participan disfrutamos de las mismas obras encuentro que parece que fuimos todos al mismo colegio .La conciencia colectiva nos lleva a recordar las mismas poesías. Es emocionante ver como todos vibramos al unísono.
 
crom,26.01.2021
Ciertamente, Yvette... qué intensa sensación nos da el sentir que en cada poema, recuperamos el patio, la campana, las rondas, los juegos... y confortar así a nuestros niños interiores con mimos de versos y rimas!
 
MCavalieri,27.01.2021
Es cierto, Yvette, me dio una alegría encontrar esta poesía por acá. Y de Esteban Echeverría, si no me equivoco, hay una que se llama La viejecita que es una maravilla, la voy a buscar. Gracias, Crom. Ignus, yo también extraño a mi viejo y su voz recitando, lástima que no se puedan subir audios acá, les hubiera compartido uno suyo.
 
MCavalieri,27.01.2021
Me equivoqué: era de Evaristo Carriego.

LA VIEJECITA

Sobre la acera, que el sol escalda,
doblado el cuerpo la cruz obliga
lomo imposible, que es una espalda
desprecio y sobra de la fatiga,

pasa la vieja, la inconsolable,
la que es apenas un desperdicio
del infortunio, la lamentable,
carne cansada de sacrificio.

La viejecita, la que se siente
un sedimento de la materia,
desecho inútil, salmo doliente
del Evangelio de la Miseria.

Luz de pesares, propios o ajenos,
sobre la pena de su faz mustia
dejan estigmas, de dolor llenos,
entristeciendo su misma angustia,

su misma angustia que ha compartido,
como el mendrugo que no la sacia,
con esa niña que ha recogido,
retoño de otros, en su desgracia.

Esa pequeña que va a su lado,
la que mañana será su apoyo,
flor del suburbio desconsolado,
lirio de anemia que dio el arroyo.

Vida sin lucha, ya prisionera,
pichón de un nido que no fue eterno.
¡Sonriente rayo de primavera
sobre la nieve de aquel invierno!

Radiación rubia de luz que arde
como un sol nuevo frente a un ocaso,
triste promesa, mujer más tarde
linda y deseada que será, acaso,

la Inés vencida, la dulce monja
de los tenorios de la taberna,
cuando el encanto de la lisonja
le dé su frase nefanda y tierna.

Ritual vedado de sensaciones
trágicos sueños, fiebres aciagas,
hostias de vicios y tentaciones
de las alegres jóvenes magas

¡Qué de heroínas, pobres y oscuras
en estos dramas! ¡Cuántas Ofelias!
Los arrabales tienen sus puras
tísicas Damas de las Camelias.

Por eso sufre, la mendicante,
como una idea terrible y fija
que no ha empañado su amor radiante
por esa hija que no es su hija.

Mas sus bellezas de renunciada
jamás del crudo dolor la eximen
¡Sin haber sido, siquiera, amada
se siente madre de los que gimen!

Madre haraposa, madre desnuda,
manto de amores de barrio bajo:
¡Es una amarga protesta muda
esa devota de San Andrajo,

que conociese sólo los besos
de rudos fríos en los portales,
como descanso para sus huesos
sólo le dieron los hospitales!

Jirón humano que siempre flota
sobre sus ansias indefinibles,
bondad enferma que no se agota
ni en las miserias irredimibles,

que la torturan, sin un olvido
para sus lacras, para su suerte,
con la certeza de haber vivido
¡Como un despojo para la muerte!

Por eso, a veces, tiene amarguras,
tiene amarguras de derrotada,
que se traducen en frases duras
y dan en llanto de resignada,

pues nunca supo la miserable,
de amor alguno, grande o pequeño,
que la alentara, no le fue dable
sobre la vida soñar un sueño.

La dominaron los sinsabores
que la flagelan como a inocente:
¡En la vendimia de los amores
fue desgranado racimo ausente!

Fue la azucena sobre el pantano,
flor de desdichas, a libertarla
no vino nadie, no hubo una mano
que se tendiese para arrancarla.

Sin transiciones, siempre vencida,
ni en el principio de su mal mismo
tuvo las glorias de la caída:
Su primer cuna ya era el abismo.

Bajo un hastío que no deseara,
pasó su noche sin una aurora
sin que en la vida la conturbara
ni una impaciencia de pecadora.

Y así, ha guardado con sus pesares
como un reproche, que se refleja
en las arrugas, sus azahares
de nunca novia, de virgen vieja.

Los años muertos sólo dejaron
esa agonía que no la mata.
¡Jamás a ella la aprisionaron,
como entre flores, rejas de plata!

Forjó ilusiones, y las más leves
la sepultaron como en escombros,
sobre su testa cayeron nieves
y honras de harapos sobre sus hombros.

Porque fue buena, dio en la locura
de cubrir todas sus cicatrices:
puso los besos de su ternura
en sus hermanos, los infelices.

Por eso, a veces, tiene su duelo
en los cansados ojos sin brillo,
llantos que caen como un consuelo
sobre las llagas del conventillo.

Carne que azotan todos los males,
burla sangrienta de los muchachos,
dádiva y sobra de los portales,
mancha de vino de las borrachos:

Ahí va la vieja, como una hiriente
fórmula ruda de una ironía:
llena de sombras en la esplendente,
en la serena gloria del día.

Tal vez alguna visión extraña
ha conmovido su indiferencia,
pues ha cruzado triste y huraña
como una imagen de la demencia.

¡Y allá sombría, y adusto el ceño
obsesionada por las crueldades
va taciturna, como un ensueño
que derrotaron las realidades!
 
crom,27.01.2021
Oh!!! Evaristo Carriego!!!!!

Gracias a vos MCavalieri!!!!!

Se acuerdan de la voz de Hector Gagliardi??

LA MAESTRA

Tan buena como mi vieja
y como ella nerviosa,
de las que agrandan las cosas
y que por nada se quejan;

Tenia entre ceja y ceja
esa cuestión del aseo
y en lo mejor del recreo
revisaba las orejas.

Decía que un pajarito
al oído le nombraba
los niños que conversaban
cuando salía un ratito;

Y si un grandote de quinto
armaba la tremolina,
parecía una gallina
cuando tiene los pollitos.

Nos tomaba la lección
siguiendo el orden de lista
y obligaba con la vista
a seguir con atención;

Yo era medio remolón
porque andaba por la “G”
y cien veces me chasquié
al preguntar de a traición.

Se pasaba todo el día
prometiendo malas notas
y que en vez de la pelota
estudiaran geometría

Era mujer...¡que sabia
de un golazo de boleo...!
por eso es que en el recreo
los muchachos se reían....

Pero un vez se enfermo
y mandaron la suplente
que enseñaba diferente
y hasta un día de “usted” nos trató;

Y nosotros ...¡que se yo!...
seria mejor maestra
pero fieles a la nuestra
declaramos el boy-cott.

Y cuando vino al grado
después de la enfermedad
nos pusimos a gritar
que casi la desmayamos
y cuando vio tantas manos
que la querían tocar
de floja se echo a llorar
y nosotros la imitamos.

Ah! Pobre maestra mía!
¡como estarás de vieja!...
revisame las orejas
soy un chico todavía.

No sabes con que alegría
quisiera volverte a ver:
no me vas a conocer
pero entonces te diría:

Yo ocupaba el tercer banco
al lado de la ventana
el que abría las persianas
cuando el sol no daba tanto

El que se ahogaba de llanto
el día que te dejo
y que nunca te olvido
y es por eso que te canto

Vos sos la dulce canción
de la edad que ya se fue
hoy he venido otra vez
para darte la lección:

Preguntame de a traición
maestra del cuarto grado
que cuanto me has enseñado
lo llevo en el corazón....


 
crom,27.01.2021
De Rubén Darío, La calumnia


Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.

*****
 
MCavalieri,27.01.2021
Héctor Gagliardi! Sí! El primer libro que me compré cuando llegué a La Plata fue uno suyo. Me hiciste acordar...
 
carlitoscap,27.01.2021

En Un Bosque De La China

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos los dos

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos los dos

Era de noche y la chinita
tenía miedo miedo tenía de andar solita
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china me senté yo
(x2)

y yo que si y ella que no
y yo que si y ella que no
y al cabo fuimos y al cabo fuimos
y al cabo fuimos de una opinión

(chinita no quelel comel fluta no quelel comel veldula, solo quelel comel alozzz)

bajo el cielo de la China
la chinita se sentó
y la luna en ese instante
indiscreta la besó
(x2)

luna envidiosa
luna importuna
tenía celos celos tenía de mi fortuna
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china me senté yo
y yo que si y ella que no
y yo que si y ella que no
y al cabo fuimos y al cabo fuimos
y al cabo fuimos de una opinión

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos los dos

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos los dos.
 
crom,27.01.2021
Oh! Carlitoscap! qué hermoso recuerdo! cuánto de mi infancia se vio poblado de estos poemas!... GRACIAS por compartirlo
 
Yvette27,27.01.2021
y LA HIGUERAde Juana de ibarbouru De joven me gustaba ,ahora lo comprendo

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
 
Morirse,28.01.2021


Qué poema tan hermoso, Yvette.


 
Morirse,28.01.2021


Este poema me recuerda a mi último año en el colegio. Lo leí en un examen y me impactó tanto que me fui pensando en él en todo el camino de regreso a casa. No era parecido a ninguno de los que había leído antes y definió mejor lo que yo quería encontrar en la poesía



Felices los normales - Roberto Fernández Retamar


Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
los que no han sido calcinados por un amor devorante,
los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
los satisfechos, los gordos, los lindos,
los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
los flautistas acompañados por ratones,
los vendedores y sus compradores,
los caballeros ligeramente sobrehumanos,
los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
los delicados, los sensatos, los finos,
los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan y nos construyen,
los más locos que sus madres, los más borrachos que sus padres
y más delincuentes que sus hijos
y más devorados por amores calcinantes.

Que les dejen su sitio en el infierno y basta.


 
crom,28.01.2021
Un poema muy diferente, sin dudas, Morirse....! lindo compartir!

Traje otro de primaria.... de Gabriela Mistral




Amor, amor

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡lo tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de amar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras;
te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

 
Yvette27,29.01.2021
Este poema de Espronceda nunca pude memorizarlo hasta el final. Pirata:Canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;

bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;

y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul;

—«Navega velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.



»Veinte presas
hemos hecho
a despecho,
del inglés,


»y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.


»Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

»Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.



»Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,


»que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.


»Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

»A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.



»En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:


»sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.


»Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

»¡Sentenciado estoy a muerte!;
yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.



»Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,


»cuando el yugo
de un esclavo
como un bravo
sacudí.


»Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.

»Son mi música mejor
aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.



»Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,


»yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.


»Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar».

 
Morirse,29.01.2021


Yo tampoco logré memorizarlo. Muy bueno!


 
Morirse,29.01.2021



Este soneto de Sor Juana Inés de la Cruz también me recuerda al tiempo en la escuela:

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor hallo diamante;
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata
y mato a quien me quiere ver triunfante.

Si a este pago, padece mi deseo:
si ruego aquel, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo por mejor partido escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.


 
crom,29.01.2021
Oh! Sor Juana!!! Mi hermana, 8 añis mayor que ti, ya estaba en Bachiller y la escuchaba recitar este poema.....

Hombres necios que acusáis
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.



 
crom,30.01.2021
“Canción de otoño en primavera”
Rubén Darío



Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
 
MCavalieri,30.01.2021
Ufff! Qué maravilla, Morirse, ese poema de Fernández Retamar. Qué lindo rincón se ha formado. Cuánta memoria me traen.
 
MCavalieri,30.01.2021
Esta milonga estaba en un manual de cuarto grado, creo, fue la primera cosa de Borges que leí y aprendí nada más que porque me gustaba.


Milonga de Albornoz

Alguien ya contó los días.
Alguien ya sabe la hora.
Alguien para Quien no hay
ni premuras ni demora.
Albornoz pasa silbando
una milonga entrerriana;
bajo el ala del chambergo
sus ojos ven la mañana.

La mañana de este día
del ochocientos noventa;
en el bajo del Retiro
ya le han perdido la cuenta
de amores y de trucadas
hasta el alba y de entreveros
a fierro con los sargentos,
con propios y forasteros.

Se la tienen bien jurada
más de un taura y más de un pillo;
en una esquina del sur
lo está esperando un cuchillo.
No un cuchillo sino tres
antes de clarear el día,
se le vinieron encima
y el hombre se defendía.

Un acero entró en el pecho,
ni se le movió la cara;
Alejo Albornoz murió
como si no le importara.
Pienso que le gustaría
saber que hoy anda su historia
en una milonga. El tiempo
es olvido y es memoria.

 
crom,30.01.2021
Creo que tenemos algo en común: en el cole nos dieron muchos motivos para leer y escribir!!!!
 
Morirse,30.01.2021





 
Daiana,31.01.2021
Comparto con ustedes, aprovechando la oportunidad que me brinda este foro, de rescate de poemas que marcaron nuestra niñez, éste de "LA HIGUERA". Fue el primer poema que aprendí de memoria y guardo de él y de aquella época de mi infancia, un muy cálido recuerdo. Con cariño lo comparto con ustedes.


LA HIGUERA

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!


Es de Juana de Ibarbourou.

Y, bueno, pues deseo les haya gustado.
 
remos,31.01.2021
Buen aporte, también nosotros escolares de un tiempo ido memorizamos ese poema. Agradezco a la higuera por traerme la emoción de ese tiempo perdido. Magia viva de la poesía!
 
crom,02.02.2021
Manuelita la tortuga.
María Elena Walsh



Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.

Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.

Le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar
el mar que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó vieja como se marchó
a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó


**

 
crom,10.03.2021


Mi hermana, ocho años mayor que yo, recitaba este poema con sus amigas adolescentes siendo yo una niña y les producía estupor que una monja lo hubiese escrito.


Hombres necios que acusáis
(Sor Juana Inés de la Cruz)


Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
 
Morirse,30.03.2021



Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.


Lope de Vega


 
crom,03.04.2021


Como la cigarra

Tantas veces me mataron
tantas veces me morí
sin embargo estoy aquí
resucitando.

Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal
y seguí cantando.

Tantas veces me borraron
tantas desaparecí
a mi propio entierro fui
sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la última vez
y volví cantando.

Tantas veces te mataron
tantas resucitarás
tantas noches pasarás
desesperando.

A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

María Elena Walsh
 
Morirse,25.11.2021



Te extraño, crom!

-----------------------------------

Este poema me recuerda a un programa radial que escuchaba con mi madre. Ponían música de tríos y recitaban poemas de José Ángel Buesa y como era parte de la franja nocturna, a veces me quedaba dormida escuchando poesía. Fue lindo ese tiempo, tanto así que un día me robé un libro de poemas de Buesa de un café-biblioteca que hay por aquí, nomás por la nostalgia.


La puerta

I

Recuerdo bien que te cerré la puerta.
Sé que llamaste y sé que no te abrí...
Y ahora miro la puerta, y está abierta,
y te siento de pronto junto a mí.

Entraste, y no sé como, todavía;
pero sé que este amor tiene que ser
como la claridad del mediodía
en la penumbra del anochecer.

Y es tan inesperado este cariño
que lo rechazo y lo retengo al par,
como una madre que reprende a un niño,
pero que llora viéndolo llorar...

II

Has entrado en mi amor tan silenciosa,
que no sentí ni el roce de tu pie;
y eres como el milagro de la rosa,
que se hace rosa sin saber por que...

Y me penetra tu emoción sencilla,
mas allá de mi bien y de mi mal,
como la gota de agua por la arcilla,
como la luz del sol por un cristal.

Y, cada vez más hondo, en lo más puro,
tu amor se hace el caminar de tu amor,
como la hiedra que se ciñe al muro,
pero que lo reviste de verdor.

III

Yo te cerré la puerta, y tú la abriste,
y te acercaste a mí con timidez,
con tu sonrisa de muchacha triste
que va a una fiesta por primera vez.

Y ahora sé que el amor entró contigo,
mujer que, hecha de amor y para amar,
tienes la doble cualidad del trigo:
pan en la mesa y carne en el altar.

Y ahora me da temor la puerta abierta,
aunque por ella entró el amanecer...
Pero esta vez voy a cerrar la puerta
para que no te puedas ir, mujer.




 
remos,26.11.2021
Juana de Ibarbourou

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
 



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