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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / RETO 17 PROSA - [F:5:6532]


EL_RETO_GANADORES,14.07.2006
las reglas básicas del Club del Reto.

1- Respetar tema y número de palabras
2- Los textos y las votaciones fuera de fecha no son válidos para la votación. 3La fecha que marca la página es la que se toma en cuenta. La página tiene la hora de Berlín.

Votación
1- La votación se efectúa en los días estipulados en el nick VotaReto (LDV en Privado) bNO DEJAR VOTOS EN OTRO LADO/b

2- Votan sólo los participantes y sólo en la propia categoría.

3- Se vota por un solo texto.

4- Los votos no van acompañados de consideraciones críticas o amistosas.

5- El ganador es quien saque el mayor número de votos. El vice-ganador es quien lo sigue en el puntaje por un punto. Los participantes que obtienen un punto no acceden a la categoría de Ganadores o Vice-ganadores.

6- La votación será secreta y controlada por dos cuenteros voluntarios.

7- Se publicarán los resultados de todos los participantes excepto aquellos que no hayan conseguido ningún voto.

8- No se admiten comentarios ni agregados a los textos antes de la votación.



 
EL_RETO_GANADORES,14.07.2006
Tema del reto 17: "Historia de un objeto"(SIN NoMBRAR EL OBJETO)

Duración : del 14 al 22 de julio
Votación: 23 y 24 de julio
Extensión: 350 palabras
 
Axterion,16.07.2006
bEl repartidor/b

Tenía media hora para entregarlo, se encendió la luz verde y arrancó. David no sabía exactamente qué era esa cosa. Debía venir más bien mediana, pues se lo habían entregado dentro de un maletín, eso sí, muy ostentoso. Todo plateado y que hacía un ruido como a viejo refrigerador descompuesto y vuelto a componer. Dentro iba el paquete. Él sólo recibía las órdenes de los hombres grises y no hacía ninguna pregunta. Se limitaba a asentir levemente con la cabeza y luego partir.

Una nota con la dirección y un espacio para la firma de recibido, eso era lo único que le daban. Todo debía ser muy preciso, veloz. “Mrs. Blue” leyó David. Se imaginó a un hombre corpulento envuelto en trajes, en gabardinas, rodeado por una neblina espesa y un olor a alcohol barato. Tenía mucha imaginación, y sobre todo una peculiarmente diapositiva. Aceleró serpenteando por las calles de la ciudad.

“Aquí es” piensa al coincidir número con calle. Una casa como cualquiera, en esta ciudad cualquiera. David toma el portafolios, pesado y frío. Se baja del automóvil y toca la puerta. “No fue tan difícil, al final sobraron diez minutos” piensa orgulloso de si mismo cuando se abre la puerta una mujer grande y cansada, de cara sumamente agotada y pálida. Muy contrastante con el pronóstico de David.
—¿Mrs. Blue?
—¡Oh! — exclama apenas mostrándose, desconfiada— ¿Lo trajo?
—Sí, claro. Aquí está. — Señalando el maletín.

Ambos entran a una casa modesta y de olor a hospital. Solitaria.

—Muchas gracias por traérmelo. Ya se me acababa la última dosis que me mandaron y usté’ sabe lo difícil que es para una vieja enferma como yo andar…— Se detuvo y suspiró. Se quedó contemplando sus manos, quizás por primera vez se escuchó a si misma lo que antes sólo decía a escondidas en su cabeza. Abrió el portafolios y metió el contenido directo al congelador. —Hay que mantener estas cosas muy frías ¿eh? — dijo grave, casi como una especie de lamento. —A fin de cuentas es sólo mi vida que depende de ese frío bienestar. — y, como una sombra, se sonrió.
 
dreamcatcher,16.07.2006
No necesitaba un titulo.

Paredes que argumentaban ser el rotulo de tu novela. Condimentada tu realidad con millones de proezas. Vértigo extinguido de haberte quedado esperando.

La habitación que grita la oscuridad y se llena de silencio. Fabulosas redes se tejen en tus entrañas y el reloj asesinando minutos, superponiéndolos

Quizás todo sea un insulto. Experimento capaz de volvernos locos. Vos inmóvil creyendo que hay otro. La mentira que nos compensa la vida. Cuando allá afuera alguien respira.

Mientras varios ángulos graban tus movimientos. Un desquiciado mantiene su afecto. La presencia fantasmagórica de los días que se fueron y allá nadie sabe los efectos.
 
Ninive,19.07.2006
.
 
astigitana,21.07.2006
Los participantes esperaban expectantes la orden de salida. Todos pensaban en el premio sorpresa que les habían prometido.
¿Qué podría ser?
Durante toda la mañana lo habían estado anunciando por el altavoz.
Participen señores, pasen, apúntense. El primero que llegue a la meta, se llevará el premio soñado por todos ustedes. Pasen, pasen, no se arrepentirán.
Fueron muchos los que pasaron a informarse y tras leer las bases pocos los que se apuntaron. Estas eran muy simples:
Concursantes del género masculino, de entre cuarenta y cinco y cincuenta años. El concurso consistía en una carrera de doscientos metros, con una serie de obstáculos que debían salvar. El primero que llegara a la meta se llevaría un premio sorpresa, que no podría abrir hasta llegar a su casa.
En todo ello pensaban nuestros amigos, cuando escucharon el pistoletazo de salida.
Comenzó la carrera. Estaba claro que todos querían llegar el primero , pero poco a poco se fue destacando un hombrecillo que corría, se arrastraba y saltaba obstáculos con una pasmosa facilidad.
El hombre llegó a la meta aclamado y vitoreado por toda la concurrencia, todos le felicitaban, le subieron a hombros y le pasearon por todo el recinto. Se sentía feliz, no cabía en sí de gozo. Bailaba, reía y disfrutaba de su momento de gloria.
Al llegar la noche le hicieron entrega de su premio. Un paquete plateado atado con una cinta negra y una etiqueta con detalles dorados, donde se podía leer:
¡No me abras! ¡Enhorabuena señor! Ya sabe que no puede abrirlo hasta llegar a casa, y para que no caiga en la tentación, dos de nuestros hombres le acompañarán y le dejarán en su misma puerta.
Dos hombres altos y fornidos, vestidos de negro, acompañaron a nuestro intrigado concursante. El camino se le hizo eterno, el silencio era total. Respiró aliviado al llegar a su puerta. ¡Al fin en casa! Pensó.
Se despidió de sus acompañantes y entró directamente al salón con pasos apresurados. La impaciencia se reflejaba en sus movimientos.
Con dedos temblorosos soltó el lazo y abrió la caja. Su contenido cayó al suelo con un golpe estrepitoso.
El horror se reflejó en sus ojos. ¡Y un alarido mortal resonó en el silencio de la noche!
 
astigitana,21.07.2006
Perdón me dejé el título.

El Premio.
 
Alexander_DeLarge,21.07.2006
El alma del herrero

Era afilada, más que ninguna que el samurai hubiese tocado jamás, paso los dedos por su fina hoja y se hizo una herida muy profunda. Miró al herrero, este estaba satisfecho con su trabajo, orgulloso de su obra de arte

- En ella he puesto mi alma… joven samurai – el viejo herrero contuvo la respiración como si de pronto se hubiese tragado sus palabras
- Bella es por cierto, mas bella que ninguna otra que haya tenido nunca en mis manos, y aunque soy joven he de honrarla como lo harías tu… viejo herrero

En la cara del viejo se dibujo una horrible mueca, como si de pronto todo se hubiese extinguido en él, para dar paso a un agudísimo dolor. De pronto, el anciano, lanzó un grito que le salió desde lo profundo de su ser, para apagarse con suma rapidez. El samurai corrió a auxiliarlo mientras el viejo caía al suelo con tal potencia que daba la impresión que lo jalaban desde el suelo con furia. No pudo atraparlo y el herrero cayó golpeándose contra la tierra dura y áspera, como conteniendo la respiración y un clamor que se apago sin poder ser pronunciado. El viejo había muerto. No habían pasado mas que unos segundos cuando la puerta de la herrería se había atestado de gente, esperando ver algo que lograse satisfacer su morbo.

Cuando el samurai llegó al lado del viejo herrero y vio la expresión petrificada de su rostro. Con al boca abierta como dando su último halito de vida, su mirada tensada al máximo y como perdida en la sombra, de inmediato comprendió. Entonces besó la frente del anciano y le susurro algunas palabras al oído poniéndose luego en marcha. La turba no tardó, al ver la escena, en ponerse furibunda, mientras el samurai empezaba a abrirse paso entre ellos tranquilamente

- ¡Ha matado al herrero! – se alzó al unísono la voz de la muchedumbre
- No – dijo el samurai acariciando suavemente el mango y la vaina – el viejo solo me ha entregado su alma – y se perdió entre la multitud asombrada

Alexander_DeLarge
 
gmmagdalena,21.07.2006
La última heredera.

Hace tiempo que lo tengo a mano en el neceser. La abuela lo trajo con ella cuando era apenas una joven recién casada y era lo más valioso dentro de su ajuar de exiliada.

La joven que sería mi abuela, abordó el barco de post guerra con su flamante esposo y fijó su mirada en el horizonte, no quería mirar la tierra que dejaba atrás y a la que, estaba segura, no volvería jamás.

Entre las camisetas de tela áspera guardó cuidadosamente, envuelto en un pañuelo, su tesoro; había pertenecido a todas las mujeres de su familia y lo fueron legando generación tras generación, de madre a hija mayor, hasta mis días. Siendo única hija lo recibí de mi madre, con la fatalidad de no tener descendencia ni hermanos, lo cual hubiera sido una solución. Supongo que la instigadora a este legado nunca imaginó que una mujer de su familia no tuviese hijas y aparentemente ello no ocurrió jamás, hasta hoy.

Muchas veces acuciada por la necesidad, estuve tentada de venderlo; pero me parecía un acto de agravio al tesón de mis antepasadas que lo habían sabido preservar contra los avatares de la vida.

Ahora que veía mi final cercano, quería disponer con lucidez de mis cosas personales, ya que, de las materiales, me había ido desprendiendo poco a poco, con el fin de no sentir que dejaba nada atrás; quizás en un acto similar al que tuvo mi abuela al abandonar su tierra.

Ayer finalmente me decidí, la dulce joven que ha cuidado de mí estos últimos años está embarazada y le han aseverado que será una niña. En varias oportunidades le he contado la historia y he visto cómo se humedecían de emoción sus ojos; creo que si hubiera tenido una hija hubiera querido que fuese como ella y, sobre todo, tengo la seguridad que en su hija sabrá sembrar el cariño por este legado que les dejo. Se que ambas, tal como lo hice yo muchas veces, lo lucirán con orgullo en sus cuellos y se sentirán acariciadas por la memoria de esas fuertes mujeres que nos precedieron.

María Magdalena
 
margarita-zamudio,22.07.2006



EL PRISMA



Un prisma de acero y cristal lo esperaba en la acera como un amigo paciente y solitario. Corrió hacia él para verlo de cerca, pero ya había una cola de unas cincuenta personas esperando su turno.

Lo trajeron aquella mañana en un enorme camión. Abrieron las puertas del contenedor que chirriaron siniestramente. La expectación de los vecinos era tan grande, que, escandalosos como habitualmente eran, permanecían mudos y expectantes y casi no respiraban. Unos hombres forzudos bajaron una especie de catafalco de madera, abrieron el cajón, y cuando esperaban que de allí saliera la momia de Tutankamon o una estatua para la plaza, lo que contemplaron aquellas cincuenta personas, fue el extraño prisma.

Entre ellos, (casi todos los habitantes del pueblo, si exceptuamos a los enfermos o impedidos, pues hasta los pocos niños de pecho estaban allí con sus madres,) se encontraba Manolo. Nunca, desde que vino el Rey, allá por los finales del XIX, se había visto tal algarabía y expectación. También la hubo cuando trajeron el agua corriente a las casas, y fue toda una fiesta ese día, o mejor dicho, esa noche, en las que todas las farolas de las calles se encendieron con la luz eléctrica. Pero esto…era distinto. Nadie le había explicado a Manolo qué demonios significaba aquel prisma, y para qué diantres servía.

No preguntó por vergüenza y para que no lo tildaran de tonto y atrasado, pero observó a la gente desde una distancia prudencial, haciendo como que pasaba olímpicamente del tema, pero tratando de no perderse nada de lo que allí estab sucediendo.

La gente abría la puerta de acero y cristal, entraba en el transparente prisma, agarraba algo con un rabo muy largo, tocaba con sus dedos la pared y se ponía en la oreja aquella cosa que semejaba un asqueroso animalejo ¡y parecía que hablaban! Pero ¿con quién? ¿solos, o se habrían vuelto locos?

Cuando toda la fila terminó de usar el estrafalario objeto ¡por fin! le llegó el turno a Manolo. La noche había llegado y las farolas, cuyas lámparas aun permanecían enteras, a pesar de las pedradas de los chiquillos. Manolo avanzó hasta el misterioso cajón, abrió la puerta y entró, descolgó de una especie de gancho el aparatito de marras, no sin antes comprobar que no mordía, se lo puso en la oreja y…un chirrido, un pito discordante casi le revienta el tímpano, soltó aquello que quedó colgando y balanceándose de manera ominosa y corrió con todas sus fuerzas mientras gritaba:

“¡Al carajo con estos inventos!”


 
kanenas,22.07.2006
Historias entretejidas

Yo vivía en el salón de una residencia elegante de París, silenciosa y cubierta de polvo, hasta que ella me despertó. Quiero contar su historia, que es la de mi renacimiento.
La casa era de propiedad de un turco muy rico, que tenía un negocio en los Campos Elíseos. Allí exponía y vendía a precios exorbitantes las alfombras que compraba por poco en Turquía. Este hombre riquísimo tenía una vida desdichada; su joven esposa había muerto al dar a luz a una niña a quien llamó Chantal. La huérfana era delicada de salud y crecía rodeada de cuidados, lujos y sirvientes, pero estaba siempre sola y a los siete años su rostro de porcelana no reflejaba nada semejante a la alegría. Para darle una compañera de juegos, el padre, al regresar de uno de sus viajes le trajo un regalo: había “comprado” una de las niñas que tejían las alfombras en un pueblo cercano a Esmirna. Los padres, pobres artesanos cargados de hijos, no pudieron negarse ante la enorme cifra que el importador les ofrecía por la pequeña Kartya y dieron su autorización para que se la llevara a París. Chantal y Kartya crecieron como hermanas. La turquita nunca volvió a ver a sus familiares, se adaptó sin dificultad a su nueva vida y aunque, con el tiempo, el recuerdo de su infancia se iba desdibujando, a veces sufría de nostalgias por los suyos y por su país. En esos días de melanconía, entraba en el salón en penumbras, se acercaba a mí, me acariciaba, y a pesar de no saber música, conseguía arrancar de mis cuerdas, maravillosas cascadas sonoras, con sus manos de hada.
Mientras me daba vida, estoy segura de que ella imaginaba estar tejiendo una alfombra multicolor, salpicada de arabescos, flores y pájaros.

 
VotaReto,23.07.2006
Recuerdo a todos los participantes que mañana 24 de julio es el último día para votar para el RETO17 en VotaReto en PRIVADO
 
EL_RETO_GANADORES,25.07.2006
He aquí el resultado de la votación:

Reto17 Poesía: 12 participantes

Ganador: baruald /bcon 4 votos

cromascape, gmmagdalena dreamcatcher,shou,margaritazamudio,epicuro :1 voto cada uno.

Reto 17 Prosa: 6 participantes

Ganadores:b astigitana/b 2 votos
bkanenas/b 2 votos
bmargaritazamudio/b 2 votos

Reto17 Haiku: 12 participantes
Ganadora: bastigitana /b4 votos
Viceganadora : bindia/b 3 votos

Alexander_DeLarge, margaritazamudio,Axterion 1 voto cada uno
 
Ninive,25.07.2006
Felicitaciones vivísimas a los ganadores
 
astigitana,25.07.2006
Felicidades a todos, y gracias a los que me votaron. Es un honor para mi compartir el primer puesto con Kanenas y Margarita Zamudio.
 
Axterion,25.07.2006
¡Cuántas ganadoras! Eso demuestra que el nivel aquí lo ponen las féminas, que alegría. Felicitaciones a todas, y al ganador también. Y a todos quienes participamos, cómo no.
Salu2.
 
gmmagdalena,25.07.2006
Felicitaciones a los ganadores!! Felicitaciones a todos y sigamos participando. Gracias Ninive!!. Besitos. Magda
 
margarita-zamudio,25.07.2006
!Qué bueno! un trío ganador. Felicidades.
 
aruald,25.07.2006
Felicitaciones a todos y en especial a los ganadores!!! ;o)
 
Shou,25.07.2006
Felicitaciones a todos!!!
 
celestsol,25.07.2006
¡¡¡¡¡Astigitanaaaaaaaaaa!!!!

Arrasando en todos lados. Te felicitoooooo y muchos, muchos besitoooooooooosss.

También felicito a Aruald, Kanenas, Margarita Zamudio y a los demás participantes.

Sole
 
dreamcatcher,25.07.2006
Felicitaciones.........
 



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