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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / Macedonio Fernández - [F:5:5511]


Quilapan,01.03.2006
Sigo haciendo uso de este espacio para promover a algunos autores que he ido leyendo y que a veces cuesta encontrar. Como a Macedonio Fernández que intentó y logró una expresión por medio de lógicas envueltas en un misticismo poético que hubo de influenciar a Borges, Cortázar, Marechal y varios otros en argentina.

Bienvenidos pues los que apuesten a leer.

Salutes!

biEl zapallo que se hizo Cosmos(Cuento del Crecimiento)/i/b
por bMacedonio Fernández/b (1874-1952)

iDedicado al señor Decano de una Facultad de Agronomía. ¿Le pondré “doctor”, o “distinguido colega”? A lo mejor es abogado...

Érase un Zapallo creciendo solitario en ricas tierras del Chaco. Favorecido por una zona excepcional que le daba de todo, criado con libertad y sin la luz solar en condiciones óptimas, como una verdadera esperanza de la Vida. Su historia íntima nos cuenta que iba alimentándose a expensas de las plantas más débiles de su contorno, darwinianamente; siento tener que decirlo, haciéndolo antipático. Pero la historia externa es la que nos interesa, ésa que solo podrían relatar los azorados habitantes del Chaco que iban a verse envueltos en la pulpa zapallar, absorbidos por sus poderosas raíces.
La primera noticia que se tuvo de su existencia fue la de los sonoros crujidos del simple natural crecimiento. Los primeros colonos que lo vieron habrían de espantarse, pues ya entonces pesaría varias toneladas y aumentaba de volumen instante a instante. Ya media legua de diámetro cuando llegaron los primeros hacheros mandados por las autoridades para seccionarle el tronco, ya de doscientos metros de circunferencia; los obreros desistían más que por la fatiga de la labor por los ruidos espeluznantes de ciertos movimientos de equilibración, impuestos por la inestabilidad de su volumen que crecía por saltos.
Cundía el pavor. Es imposible ahora aproximársele porque se hace el vacío en su entorno, mientras las raíces imposibles de cortar siguen creciendo. En la desesperación de vérselo venir encima, se piensa en sujetarlo con cables. En vano. Comienza a divisarse desde Montevideo, desde donde se divisa pronto lo irregular nuestro, como nosotros desde aquí observamos lo inestable de Europa. Ya se apresta a sorberse el Río de la Plata.
Como no hay tiempo de reunir una conferencia panamericana –Ginebra y las chancillerías europeas están advertidas- cada uno discurre y propone lo eficaz. ¿Lucha, conciliación, suscitación de un sentimiento piadoso en el Zapallo, súplica, armisticio? Se piensa en hacer crecer otro Zapallo en el Japón, mimándolo para apresurar al máximo su prosperidad, hasta que se encuentren y se entredestruyan, sin que, empero, ninguno sobrezapalle al otro. ¿Y el ejército?
Opiniones de los científicos; qué pensaron los niños, encantados seguramente; emociones de las señoras; indignación de un procurador; entusiasmo de un agrimensor y de un toma-medidas de sastrería; indumentaria para el Zapallo; una cocinera que se le planta delante y lo examina, retirándose una legua por día; un serrucho que siente su nada; ¿y Einstein?; frente a la facultad de medicina alguien que insinúa: ¿Purgarlo? Todas estas primeras chanzas habían cesado. Llegaba demasiado urgente el momento en que lo que más convenía era mudarse adentro. Bastante ridículo y humillante es el meterse en él con precipitación, aunque se olvide el reloj o el sombrero en alguna parte y apagando previamente el cigarrillo, porque ya no va quedando mundo fuera del Zapallo.

A medida que crece es más rápido su ritmo de dilatación; no bien es una cosa ya es otra: no ha alcanzado la figura de un buque que ya parece una isla. Sus poros ya tienen cinco metros de diámetro, ya veinte, ya cincuenta. Parece presentir que todavía el Cosmos podría producir un cataclismo para perderlo, un maremoto o una hendidura de América. ¿No preferirá, por amor propio, estallar, astillarse, antes de ser metido dentro de un Zapallo? Para verlo crecer volamos en avión; es una cordillera flotando sobre el mar. Los hombres son absorbidos como moscas; los coreanos, en la antípoda, se santiguan y saben que su suerte es cuestión de horas.
El Cosmos desata, en el paroxismo, el combate final. Despeña formidables tempestades, radiaciones insospechadas, temblores de tierra, quizás reservados desde u origen por si tuviera que luchar con otro mundo.
“¡Cuidaos de toda célula que ande cerca de vosotros! ¡Basta que una de ellas encuentre su todo-comodidad de vivir!” ¿Por qué no se nos advirtió? El alma de cada célula dice despacito: “yo quiero apoderarme de todo el ‘stock’, de toda la ‘existencia en plaza’ de Materia, llenar el espacio y, tal vez, con espacios siderales; yo puedo ser el Individuo-Universo, la Persona Inmortal del Mundo, el latido único”. Nosotros no la escuchamos ¡y nos hallamos en la inminencia de un Mundo de Zapallo, con los hombres, las ciudades y las almas dentro!
¿Qué puede herirlo ya? Es cuestión de que el Zapallo se sirva sus últimos apetitos, para su sosiego final. Apenas le falta Australia y Polinesia.
Perros que no vivían más de quince años, zapallos que apenas resistian uno y hombres que rara vez llegaban a los cien... ¡Así es la sorpresa! Decíamos: es un monstruo que no puede durar. Y aquí nos tenéis adentro. ¿Nacer y morir para nacer y morir? Se habrá dicho el Zapallo: ¡oh, ya no! El escorpión, que cuando se pica a sí mismo y se aniquila, parte al instante al depósito de la vida escorpiónica para su nueva esperanza de perduración; se envenena sólo para que le den vida nueva. ¿Por qué no configurar el Escorpión, el Pino, la Lombriz, el Hombre, la Cigüeña, el Ruiseñor la Hiedra, inmortales? Y por sobre todos el Zapallo, Personación del Cosmos; con los jugadores de póker viendo tranquilamente y alternando los enamorados, todo en el espacio diáfano y unitario del Zapallo.
Practicamos sinceramente la Metafísica Cucurbitácea. Nos convencimos de que, dada la relatividad de las magnitudes todas, nadie de nosotros sabrá nunca si vive o no dentro de un zapallo y hasta dentro de un ataúd y si no seremos células del Plasma Inmortal. Tenía que suceder: Totalidad todo Interna. Limitada, Inmóvil (sin Traslación), sin Relación, por ello Sin Muerte.
Parece que en estos últimos momentos, según coincidencia de signos, el Zapallo se alista para conquistar no ya la pobre Tierra, sino la Creación. Al parecer, prepara su desafío contra la Vía Láctea. Días más, y el Zapallo será el Ser, la Realidad y su Cáscara.

(El Zapallo me ha permitido que para vosotros –queridos cofrades de la Zapallería- yo escriba mal y pobre su leyenda e historia.
Vivimos en ese mundo que todos sabíamos pero todo en cáscara ahora, con relaciones solo internas y, sí, sin muerte.
Esto es mejor que antes.)/i
 
loretopaz,02.03.2006

Gracias Quilapan por este cuento tan… raro. Veo que sigues dando a conocer escritores poco conocidos. Me gustó esta historia del zapallo, es un cuento increíble, ingenioso y lleno de humor. Macedonio deja volar su imaginación con ese zapallo cósmico, hasta extremos impensados por quien lo lee. Tiene esa manera de mirar las cosas como desde otro lado, tan importante para los artistas de principios del siglo 20. La historia es tan loca que el zapallo a medida que crece, ya ni siquiera es un un zapallo, puede tener la forma de un buque, de una isla, o de una cordillera flotando en el océano… Y al final hasta se entregan las premisas de la Metafísica Cucurbitácea, completamente absurda y fuera de toda lógica cartesiana, y no cartesiana. Valía la pena conocerlo.
 
carter,03.03.2006
Leí a Macedonio en una famosa antología de unos famosos escritores argentinos,luego vinieron otros libros y la curiosidad creció. Para qué negarlo, Fernandez es un escritor de puta madre, solo que olvidado, como Martinez Estrada, como otros.
Un abrazo y bien por quien subió el cuento.
 
Emptyhead,06.03.2006
Copado el Macedonio. Lo mejor es que ha sido uno de los pocos escritores argentinos cuya obra no tiene que ver con la política, cosa que parece ser imposible en este país (cf David Viñas y etc....) En fin, "Museo de la novela de la eterna", majestuosa y divertida. Schopenahuer y William James....
 
Quilapan,09.04.2006
Gracias a los cuenteros que con su opinión sobre Macedonio han ayudado a levantar este espacio para los grandes escritores olvidados.
 
gmmagdalena,10.04.2006
Macedonio era muy amigo del padre de Borges e influyó notablemente en el joven escritor. Me alegro que alguien lo recordara. Nunca salió de pobre y muchas de sus obras ni siquiera las había registrado, un amigo suyo lo hizo y muchas post morten. Esa era la mentalidad de los hombres de antes, respetaban la obra de un amigo. Besitos
 
Ninive,10.04.2006
Me regalaron hace poco un libro de Macedonio Fernández. Confieso que no lo conocía . El libro se titula Cuadernos de todo y nada, Es una serie de pensamientos breves.Seguiré buscando sus obras.

"En cierto modo, un libro no es más que una cosa que intercepta la luz" De su libro Cuad. de todo o nada
 
loretopaz,11.04.2006
Hermosa y profunda frase, Ninive.
 
Quilapan,05.06.2006
permiso, estamos subiendo el foro de Macedonio para que lo conozcan, abrazos...
 
mandrugo,09.06.2006
Adelante, pase nomás. Siempre hablar de libros y autores es algo muy interesante de leer.
 
spon,09.06.2006
Gracias!! no conocia a este autor y lo que he leido me a gustado!
 
gaviotapatagonica,19.09.2006
piq piq !!
Buenísimo el foro Quila...
Me vine por tu link en el otro q abrieron hace poco y pues, vaya con este Macedonio q me dejó sobrevolando unas playas tan lisas como anaranjadas..jeje
 
Natalie_Barnes,20.09.2006
igual que gaviotapatagonica me vine desde el otro foro pero no voy a colocar el mismo texto eso me pasa por andar a las apuradas sin leer bien los aportes :S
 
gaviotapatagonica,20.09.2006
no te preocupes Natalie. Ese escrito es imperdible y un escrito imperdible, merecer un ireplay/i
piq piq
 
quilapan,22.09.2006
Es formidable contar con vuestros comentarios aquí, en nuestro foro sobre Macedonio. Acabo de leer algo más sobre su biografía, y quisiera pedirle a quien se anime, que me ayude a averiguar si es que en su vida alguna vez Macedonio viajó a Europa. Para mí es importante aclarar este punto, porque cuando se tiene a oportunidad de viajar por lo general no se desecha, sobre todo cuando se es escritor y más encima uno de la talla de Macedonio; hasta el momento de lo que he leido parece que no realizó viaje alguno al Viejo Mundo, y eso es en cierta forma considerable tomando en cuenta la búsqueda literaria, emparentada con la vanguardia de su obra, porque al parecer la forjó íntegramente en la Argentina, sin la ayuda del influjo vanguardista que tantos escritores respiraron en París; así entonces, me parece que Macedonio puede haberse recogido espiritualmente para escribir, y privarse de esas otras cosas, lo que no deja de ser notable considerando su obra.
 
gaviotapatagonica,22.09.2006
Bene Quila, me interesó tu inquietud sobre la posibilidad de algún viaje a Europa de Macedonio. He tenido un ratito de tiempo y he revisado varias publicaciones sobre él en la Red. Aparentemente, su única salida del país fue, en el año 1897, apenas recibido, para "iparticipar de un proyecto para la fundación de una colonia socialista en la selva de Paraguay. La comuna se iba a establecer en la propiedad que la familia de Julio Molina y Vedia tenía en el país vecino. El clima, el terreno, y los mosquitos derrotaron a los utopistas/i"
Fue “mi más grande crisis de los 22 años, cuando yo era anarquista spenceriano”, escribirá Macedonio..
Por ahorita eso. Si descubro algo mas, te lo comentaré, si?
piq piq
 
Quilapan,22.09.2006
Gracias Gaviota por tu esclarecedoras esclarecencias que esclarecen estas inesclarecibles tinieblas
 
OliveriaVol_II,22.09.2006
Eso, Quila! me gustó muchísimo esa inquietud, realmente muy interesante. Y muy cierto lo que decís: si no salió al Viejo Mundo, si no se empapó un poco de toda esa movida europea, si sólo fue Macedonio-Argentina, Macedonio-su mundo, es aún más importante su obra. Claro que las publicaciones llegaban al país, algún lazo, ALGO, debía conocer..

Mirá si esto se lo pudiésemos preguntar al mismo Macedonio!

Si quieren traigo la copa, jugamos y, quién dice? aparece y responda esto y mucho más!
 
gaviotapatagonica,22.09.2006
opss...bene, la idea era esclarecer un tema aún no esclarecido, al menos en su total esclarescencia y no dude que si pudiera, esclarecería mucho mas lo que aún no tiene manera de esclarecerse..

piq piq
 
quilapan,26.09.2007
¡aguante Macedonio y su iBelarte/i!
 
el_altazor,26.10.2007
Los pocos mensajes dan cuenta de un poco interés sobre la obra de Macedonio. El problema quizás es que no muchos han oído de él. Claro que primero hay que buscar... De todos modos jamás se opacará la literatura del maestro Macedonio Fernandez. Este cuento me parece extraordinario. Lo leo por tercera o cuarta vez y me parece la primera.
La poesía de Macedonio es muy rica e interesante.
El que tenga ojos que vea:



POEMA AL ASTRO DE LUZ MEMORIAL

Astro terranalicio de la luz segunda
astro terranalicio de la luz dulce
que con aventura extraña visitas las noches de la tierra, unas sí y otras no, pero siempre de una noche para otra con diversa libertad de visita, siempre o más breve o más detenida
y cada serie de tus visitas comienzas tímidamente y mitad decreces noche a noche y mitad decreces noche a noche, haciéndote un visitante diferente de noche en noche, para en mínimo ser cual comenzaste partir a un no volver de algunos días.

Astro terranalicio de un día sí y otro no, de una vez más y otra menos, pero que no dejas nunca de serlo.

¿Para qué astro eres entonces visita de sus noches, pues no eres terrenal en tus ciertas ausencias, o es que los otros días piensas en ti sola como sólo en la tierra en las noches de tu plena luz?

Dile a un poeta que no lo sabe todo, si está hecha tu ausencia con un pensar en ti, o quizá con un lucir a otro. Porque poeta es saberlo todo.

Trechos de tu órbita la tierra no los sabe, y ella tan cierta está de algún imposible tuyo para tenerse en sus noches y este amor alternante no se enduda, en tanto en mí, hombre de continuidad en humano amor me puso incurablemente en sospecha.

Pero te amamos tanto, astro de la luz segunda, tu dulce luz tanto amamos memorizando a la tierra el sol no presente con tu luz recuerdo; yo al menos te amo tanto, que cuando vuelves ceso de creer en tu ausencia de ayer y de otros días. También como la tierra, yo creo que sólo por imposible ayer no estabas.

Astro memorioso que esmeras un día de cada dos en tocar de diurnidad la noche terrenal, cual si supieras que la memoria solar de la tierra solaricia es desfalleciente de un día a otro alternado día y si antes y después le has de hacer noches diurnales a la tierra y lo haces tú, tú que no tienes olvido por ausencia, tú que ausente por noches fías en la memoria de ti por la tierra, inquiétaste por la memoria solar de la tierra.

Tutora de la fidelidad terrenal al recuerdo del sol, en eso eres solaricia; pero eres terranalicia en tu fidelidad de compañía a la órbita de la tierra.

He comprendido un misterio tuyo pero éste no.

Terranalicia tú, solaricia la tierra ¿es que velas por toda la memoria en el mundo y amas más las memorias, por más reales, que los presentes? Aquí callo sin comprender.

¿O es que no nos vienes en tu amor sino en un menos amor y en principal cuida del amor solario de la tierra?

Cuando te veo recién arribada, alcanzado por ti nuestro borde, pareciendo vacilar allí y como a emprender un rodar a lo largo del horizonte por gustarlo, y luego te pliegas a un ascenso ¿qué nos quieres decir así?

Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde —para qué son nuestros días sino para trabajar más y otra vez los misterios— más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el misterio todo.

Cuando tú quieres ser el ojo del ciprés y con un mirar obseso aferras nuestra contemplación debemos comprenderte dolorida, tanto como cuando nosotros en un no poder ya resistir nos revolvemos como tú ahora
oh único astro que mira
(pues todos los otros saetan ásperos de chispas que nunca miraron).

Oh único astro de mirada,
nos revolvemos clamando hacia el no ser.

Y ya ahora te desprendiste del follaje y tiendes hacia el horizonte,
te serenas, vagas
y cuando la nubecilla en gran viento flota, te aguzas flecha disparada de ella vertiginosa
para detenerte, serenarte cunado huiste bastante de aquel pasajero copo al que le opusiste tu fuga, caprichosa triste
y complacida de tu juego y nuestro asombro, nos encaras con ligereza
y en fin vas cayendo con ladeado mirar distraído hacia el borde del mundo.

Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas.
En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad.
Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,
ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas.

Oh, sí, acompañas
con cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz a sombras.

El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyo
el chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.

Heridos de ellas, corremos a ti cuando apareces
y con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.

Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotros
pero es que tú, luna, que también sufres, miras y acompañas.

Eres más sabia o afortunada en la mitigación participante.

Qué es la luna no lo sabemos hombres y aun artistas y poetas, qué sentido tiene su ser y sus modos, su adhesión a la tierra, su seguimiento al sol, su mediación mnemónica entre la tierra y el sol y por qué quiere hacer diurnales unas y no otras de las noches terrenas, y tantas cosas más neciamente explicadas, que de ella ignoramos pero que sólo puede explicarlas la doctrina del misterio.

Que el sol te atrae, que la tierra también, que recibes la luz del sol y sin amor, por fuerza la reflejas a la tierra, éstas no son explicaciones; no se nos dice por qué el sol brilla, por qué en torno suyo gira la luna en torno de la tierra, ya que pudo ser otramente; por qué hay una luz interceptable, por qué hay una luz que tiene sombras, por qué ceden a su paso unas cosas y otras no y hay lo opaco y lo traslúcido.

Mecánica dirá por qué, pero yo no pregunto sino para qué razón para el alma, pues conciencia se anula si admite un mundo rígido, y todo el porqué físico no es más que decirme el antes de algo, o sea una evasión no una respuesta.

Lo que anhelamos explicar es qué debemos sentir y adivinar ante estos hechos, ante el comportamiento lunar, qué nos quiere decir y de qué manera concierta con el misterio total único. La espontaneidad, el acontecer libre, no es una respuesta; es un renunciamiento explicativo.

Todavía no poeta, no soy poeta, no hay poeta, pues de eso no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo vivimos.

Debió enseñarsenos y debimos entenderlo antes que nuestro saber ignorado innato y luego nuestro acto nos hicieran gustar por primera vez el pecho materno. ¿Pero cómo, se dirá, ha de esperar el niño a conocer el sentido de la luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? ¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el sentido de la luna y se ha de morir si deja lo uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo nunca tampoco, aún.

Y yo miraré la próxima luna todavía sin entenderla.

Oh luna, que puede amarse, bien me pareces pobrecita del cielo.
 
ergozsoft,26.10.2007
Señor mío ¿cómo pretende usted en los tiempos que corren hablarnos de alguien que se llama Macedonio Fernandez? Si se llamara Charly Fernández o George Fernández o mejor aún Washington Fernández, habría despertado cierto interés. Pero Macedonio...

ergo, asesor de imagen
 
quilapan,26.10.2007
Amigo Ergo, yo creo que, frente a las globalizadas vicisitudes de esta época que nos embarga, no es tan descabellado rescatar la obra de un escritor tan singular y poderoso como Macedonio. ¿No ve que es 'Más Idóneo que Antes'?
 
lilianazwe,27.10.2007
En Fervor de Buenos Aires, el primer libro de poesía publicado por Borges en 1923, hay un poema que se titula "La plaza San Martín" y tiene una dedicatoria: "A Macedonio Fernández, espectador apasionado de Buenos Aires". Alguien dijo, burlonamente que Macedonio fue para Borges el equivalente a Sócrates. El autor de El Aleph intentó, sin lograrlo, ser Platón.

En 1952, después que Macedonio muere, Borges lee un homenaje ante su tumba, en el que reconoce: "Yo por aquellos años lo imité, hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio. Yo sentía: Macedonio es la metafísica, es la literatura. Quienes lo precedieron pueden resplandecer en la historia, pero eran borradores de Macedonio, versiones imperfectas y previas. No imitar ese canon hubiera sido una negligencia increíble".


LA PLAZA SAN MARTIN
Jorge Luis Borges (POema dedicado a Macedonio Fernandez)

En busca de la tarde
fui apurando en vano las calles.
Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.
Con fino bruñimiento de caoba
la tarde entera se había remansado en la plaza,
serena y sazonada,
bienhechora y sutil como una lámpara,
clara como una frente,
grave como ademán de hombre enlutado.
Todo senrir se aquieta
bajo la absolución de los árboles
-jacarandas, acacias-
cuyas piadosas curvas
atenúan la rigidez de la imposible estatua
y en cuya red se exalta
la gloria de las luces equidistantes
del leve azul y de la tierra rojiza.
¡Qué bien se ve la tarde
desde el fácil sosiegode los bancos!
Abajo
el puerto anhela latitudes lejanas
y la honda plaza igualadora de almas
se abre como la muerte, como el sueño.




 



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