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poirot,27.09.2008
Hola a todos.
Una noticia curiosa que he leído esta mañana. Al final de ella, mi comentario.

El "happy end" de los cuentos de hadas, a debate en un congreso de expertos
25 de septiembre de 2008, 05:21 AM
Nuria Vicedo
Berlín, 25 sep (EFE).- De haber vivido en el siglo XXI, la Bella Durmiente y Blancanieves ya se habrían divorciado. Pasaron gran parte de su cuento de hadas sumidas en un sueño profundo y, tras despertar al calor del primer beso de amor, se casaron con un completo desconocido, algo que sólo termina bien en la literatura.
Ésa es al menos la tesis del germanista Wilhelm Solms, que hoy presentó una ponencia en el congreso internacional de la Sociedad Europea de Cuentos de Hadas (EMG), en la localidad bávara de Bad Brückenau, que este año aborda el concepto de "final feliz".
Según explicó a Efe, las parejas que inician su andadura común en esas condiciones, tienen pocas probabilidades de perdurar. "No deberíamos leer los cuentos de forma tan poco crítica, ni dejar que los cuentacuentos nos induzcan al error", asegura.
A su juicio, los galanes de esas historias lo único que sabían de los seres deseados es que eran "hijas de reyes y guapas", algo en lo que cree que no puede basarse una relación, y además, al conocerlas "tenían los ojos, que son las ventanas del alma, cerrados". "No saben nada de ellas como individuos", agrega.
Su idea de desmitificar los finales felices proviene de su convicción de que esas bodas de cuentos de hadas quedan grabadas en el subconsciente de los niños -sobre todo de las niñas- que luego se crean unas expectativas "irreales" de sus parejas "reales".
"Se crea la ilusión de que el otro debe hacerme feliz a mí y no de que yo debo hacer feliz al otro", explica el germanista, quien afirma haber observado el "desencanto" posterior al enamoramiento en un sinnúmero de ocasiones.
Además, para Solms, ser príncipe y tener sangre azul en las venas no es garantía de ser un buen marido.
Así se refiere en concreto al enamorado de la Cenicienta, al que define como una suerte de "Casanova barriobajero" pues se rodea de mujeres hermosas para escoger a la más bella y no permite a su pareja bailar con nadie más en toda la noche.
La leyenda del zapato de cristal, el hada madrina y la calabaza convertida en carroza que sigue encandilando corazones en todo el mundo es, para Solms, un reflejo de los "sueños de muchas niñas que anhelan ser salvadas por un príncipe para no tener que abrirse camino en la vida ellas solas".
Aunque admite que el seductor termina "redimiéndose a sí mismo" pues, pese a todo, supera sus prejuicios de clase y en lugar de escoger a una princesa lucha por encontrar a su humilde amada y se casa con ella.
Sin embargo, para la librera y "cuentista" Lindre Knoch, que también participa en el congreso junto a otros 300 expertos, el tradicional "final feliz" no es producto de la casualidad, sino que siempre es consecuencia del trabajo bien hecho por parte del héroe o la heroína.
"Evidentemente, si analizamos esas historias de amor desde una óptica actual, no podemos partir de la base de que vayan a funcionar. Pero en los cuentos también queda claro que se debe trabajar duro para conseguir ese amor", explicó a Efe.
A su juicio, el "felices para siempre" no surge espontáneamente del fugaz flechazo inicial sino que se alcanza tras superar las "pruebas difíciles" a las que deben enfrentarse los protagonistas y que incluyen desde "matar a la bruja hasta vencer al dragón".
No obstante, la pragmática teoría de Solms sí contempla alguna excepción en que el clásico "vivieron felices y comieron perdices" resulta creíble como en "Rapunzel", pues su príncipe persevera en su conquista, queda desconsolado cuando la pierde, la busca sin descanso y lucha por rescatarla de la torre donde está cautiva.
Según Solms, ésta es una de las pocas parejas de cuento de hadas "de la que sí podríamos creer que vivieron felices para siempre", pues considera que son "escasas" las posibilidades de que el chico y la chica de los demás cuentos "alcancen una vida matrimonial feliz".
Para la "cuentista", no obstante, pueden extraerse valores "quizá más profundos" de historias que terminan de modo "infeliz" como las del danés Hans Christian Andersen, que han sido "dulcificadas" en su adaptación a la gran pantalla para contentar a un mayor número de espectadores. EFE

Copyright © 2008 EFE.

Mi comentario:

Pero, si es que es verdad, si es que los cuentos no hay por donde
cogerlos. Una chica, joven y mona, se pierde en el bosque, se encuentra una cabaña con siete enanos leñadores o mineros según la versión, ya talluditos, y se dedica a cantales canciones, limpiarles la vajilla y lavarles las orejas. Y eso que cuando llegan la chica estaba dormía en la cama. O sea que más fácil no lo podían tener. Luego otro caso, una niña que se pierde por el bosque, ser niña haber un bosque cerca y perderse es todo uno, bueno, el caso es que se pierde, se mete en una osera, le come las gachas a los osos y cuando estos llegan en lugar de papearse a la niña se preocupan de si las gachas estaban o no estaban calientes. Y la niña durmiendo en la cama del oso pequeño. ¿Es que no tenían olfato esos osos? Después la otra trotando escaleras con un zapato de cristal. ¿No se rompía el zapato? ¿Ninguna otra doncella del reino calzaba el mismo número? ¿Y lo de los leñadores pobres
con hijos? Que les den pol saco a los nenes. Les llevamos a un bosque y que se jodan. Pero luego la mala es la bruja que ve que los cabrones de los nenes le están destrozando la casa a mordiscos y les mete en una jaula. ¿Eran hiperactivos esos niños? Luego matan a la bruja, desvalijan al cadáver y se vuelven a casa de los padres con la fortuna hecha. A mi me hacen eso mis padres y pronto iba yo a regresar a casa con los dineros. Después el gato ese que se hace pasar por el Marqués de Carabás ante un gigante. ¿Era el gigante tan corto de vista que no se daba cuenta de que lo que tenía en frente era un gato? Y el gato pegando carreras con las botas de siete leguas ¿No le multaba la guardia civil por exceso de velocidad? ¿Qué me decís de Pinocho? Vale
que el Hada Azul le conceda la vida. Pero... ¿Gepetto? Yo mañana me
encuentro al Mister Potato que tiene mi sobrina en casa hablando y corriendo por el pasillo y puedo hacer dos cosas. La primera es llamar a un cura para que le haga un exorcismo. La segunda es trincar al Potato y
sacarle en la tele en algún reality show. Sigo con el lobo y los
tres cerdos. Uno se le escapa tras volarle la casa de pajitas de un soplido. ¿Tan poco corre un lobo? ¿Era el cerdo jamaicano y pariente de ese tío que ha estado en China batiendo records? Después se meten en la casa hecha de ladrillo y el lobo, en lugar de esperar a que salgan, intenta colarse por la chimenea. Eso no podía salir bien. De ninguna manera. Hay otros casos pero ya los contaré. . En ese congreso tendría que haber estao yo pa aclarar las cosas a los teutones. En esos sitios se come bien, se bebe mejor y encima los honorarios del congresista suelen ser caros. Una lástima que no me hayan invitado.
Un abrazo.

 
nayru,27.09.2008
Hola Poirot.

El artículo que muestras es muy interesante y da para un amplio debate.

Los cuenteros "clásicos", como los Hmnos Grimm o Andersen, escribieron relatos basados en costumbres de la época y con unas moralejas muy claras. Esto se ha ido dulcificando con el paso del tiempo y con la larga mano de Disney, que ha adaptado cuentos a su antojo y ha dejado a un lado a sus autores; puesto que si le preguntas a un niño, por ejemplo, de quién es Peter Pan, no te dirá "de Barrie", sino "de Disney". Al margen de esto, que es puro desahogo por mi parte hacia este personaje al que no tengo en alta estima, coincido en que es una responsabilidad muy grande saber qué leemos a los pequeños.

Yo tengo 4 hermanos menores que yo, soy la mayor de muchos primos y soy educadora infantil; es decir, que he visto crecer a muchos niños y niñas y he narrado cientos de historias. Es totalmente cierto que hoy día sigue habiendo niñas que sueñan con ser princesas y encontrar a un príncipe azul que las salve. Si bien no dejan de ser ilusiones infantiles, esto queda arraigado en ellas, que inconscientemente tratarán de alcanzar dichos sueños: encontrar a un chico alto, guapo, que tenga buena posición, que se desviva por mí sin hacer yo nada y que se case conmigo. Aja... Lo malo es cuando despiertas de ese sueño de Bella Durmiente y te encuentras con la realidad; porque nunca te cuentan qué pasó después. "Vivieron felices y comieros perdices"... Nadie le preguntó a Blanca Nieves si quería casarse...

En fin, a lo que me refiero es: no hay que dejar de leer cuentos clásicos, en absoluto. Son grandes historias, pero deber ser contadas a su debido tiempo, es decir, ya siendo adulto. Impregnar a un niño con historias basadas en tradiciones de hace décadas y con componentes en ocasiones macabros, machistas o violentos puede desencadenar costumbres o ideas de ese mismo tipo. Es como dejar un libro de Cuentos de Calleja en manos de un niño de 5 añitos... No es muy adecuado.

Y conste que he leído la mayoría de esos cuentos clásicos (a parte de ver las míticas películas de animación). Eso sí, las versiones sin edulcorantes, esas en las que no hay madrastra, sino que es la madre la que somete a las doncellas y siente envidia poco sana por sus hijas, en la que Caperucita se muestra con un claro trasfondo erótico y en la que las hermanas de la Cenicienta se cortan los pies para que les entre el zapato.

Los cuentos clásicos no son para niños.
 
poirot,27.09.2008
Pero... ¡Nayru! ¿Qué me dices? ¿Peter Pan no es de Disney? ¿Estás segura? Mira, mejor será que no intentes lavarnos la cabeza con estas ideas tan raras o al final vas a terminar diciendo que La Bella Durmiente , con el vals y todo o La bella y la Bestia tampoco son de Disney y eso no está bien. Confundir a la gente y faltarle el respeto a un muerto, por muy refrigerado que esté, no está ni medio bien. Creo que los moderadores deberían pedirte una rectificación. Decir que Peter Pan no es de Disney. ¿Dónde vamos a llegar?
 
nayru,27.09.2008
¿Entonces se notó mucho el boicot que tengo montado contra el fiambre?

Naaaaa, no es tener algo en contra del frío de Walt, pero no es fiel a las versiones originales y eclipsa con sus monigotes a grandes autores. Pero vamos, que yo también canté al son de la Bella y la Bestia y me reí con la muerte de la madre de Bambi... Uy, no, lloré... lloré muuuucho... Es lo que se dice siempre, no?.....
 
marimar,27.09.2008
En el cuento original de " cenicienta" nadie se corta los pies, en cuanto a " Caperucita " si es que tiene un transfondo erótico es porque nos han plagiado a Mauri y Marimar-

Caperucita y el lobo candente
 
rhcastro,27.09.2008
Eso no es eròtico marimar.... Es pornogràfico jua jua jua... Tas loca!
 
Kafkahuamilpa,29.09.2008
Lo que hay tras las Siete Montañas lo sabemos: el hotel «Tras las Siete Montañas», en cuyo puesto de periódicos pueden comprarse bonitos ‘souvenirs’ de los tiempos de la ignorancia en que el síndrome de Rúmpeles- Tíjeles era para nosotros chino.

Todos los cuentos interpretados.

En el seminario tejen las hadas buenas y malas.
Las cooperativas de los enanos.
La Bruja y su entorno social.
Hänsel y Gretel en el capitalismo tardío y todo lo que se refiere al consorcio del Rey Cuervo.
Una monografía trata del sueño profundo de la Bella Durmiente.
En opinión de los hermanos Grimm, sin embargo, los niños se salvarían si pudieran perderse.
Nada de película en blanco y negro ya.
El Espejo Mágico reluce apagado.
Se acabó el cuento de Hänsel y Gretel.
Todos se ríen al acabar la película, hasta la Bruja se ríe, sin enfadarse por el horno al que la han empujado.
Con su traje de buceador negro, el Rey Sapo abraza a los hijos del Canciller, a los que su historia anterior les resulta cómica y en cierto modo irreal.
Hänsel le dice a Gretel: «Hombre, sin final feliz, la historia resultaría bastante dura..., ¿no crees?» Ahora todos los reunidos en la pensión «La Casita de Mazapán» hablan de los viejos tiempos, en que la paja hilada se convertía en oro, tres plumas hacían volar los deseos y los cuentos predecían aún el porvenir.

Mientras tratan de evocar lo que fue, se ponen cada vez más tristes: la melancolía es contagiosa.
Como ha dejado de llover, el Rey Sapo tiene que volver a su pozo, la señorial princesa se echa para que el Rey, en figura de sapo, pueda ponerse de un salto en su frente, lo que a ella le alivia el dolor de cabeza.

En los escalones que llevan a la puerta de la casa se sienta la Muchacha de las Manos Cortadas, que le cuelgan blandamente del cuello; se está mirando fijamente los muñones cubiertos de sangre seca.
En una ventana del piso alto de la Casita de Mazapán, Rapónchigo se peina el cabello: en la pantalla flotan hebras de oro.

Delante de la casa y de los establos, Yorinde y Yoringuel se comunican, haciendo manitas como si conocieran el lenguaje de los sordomudos, toda su tristeza y su tristísima historia anterior.

Una y otra vez, la Bella Durmiente tiene que ser despertada con un beso por el Príncipe, que realiza su trabajo sin interés, pero concienzudamente; una y otra vez abre los ojos asombrada la Bella Durmiente, para dejarse invadir nuevamente por el sueño.
(Si he entendido bien a nuestro señor Matzerath, habrá que decir más cosas en otro lugar sobre el beso compulsivo).

Todavía en la casa, Rúmpeles- Tíjeles está de pie meditabundo ante un gran tarro de farmacia, en el que conserva en alcohol su pierna en otro tiempo furiosamente arrancada, concretamente desde la rodilla.

Con mirada vacía, como si no quisiera ya participar, la Abuela ve cómo Caperucita Roja se dirige al Lobo, entra en la jaula, abre la cremallera de la barriga del Lobo, se mete en la barriga y echa el cierre por dentro.

Por un momento, la Perversa Madrastra enciende su Espejo Mágico, se ve a sí misma hablando al Espejo, en una versión en blanco y negro de su cuento, ve luego en el Espejo la graciosa carita de Blancanieves y apaga el Espejo.

Sus ojos malignos buscan a Blancanieves, que está acariciando un objeto de museo de cristal, su féretro en miniatura.

Mientras juega con su collar del que cuelgan orejas desecadas, hasta la Bruja parece preocupada.
Nabiza, el camarero, le mira las enormes tetas, sin conseguir apartar la vista de ellas.

Inútilmente intenta Hänsel y Gretel consolar a los personajes de cuento haciendo muecas y cucamonas.
Gritos como: «Vamos, Rúmpeles- Tíjeles, deja en paz de una vez a esa maldita pierna!», o: «Bruja, ¿te puedo echar una mano?», no sirven de nada; la melancolía los cubre a todos como un sortilegio.
Un dolor antiguo los consume; pero todavía les aguardan mayores pesares.

Con muestrarios de representante de comercio y trajes de franela de rayita fina, los Siete Enanitos vuelven de un largo viaje. Malhumorados, cuelgan de siete clavos sus siete gorros. Traen malas noticias y muestran las pruebas más desanimadoras: ramas muertas que presentan anomalías en las bifurcaciones -«¡El síndrome de árbol de Navidad!»-, cortezas enfermas, ramas de abeto de las que se desprenden agujas pardas, raíces agostadas y material fotográfico que enseña, en segmentos, la médula inundada de los árboles enfermos.

Esos testimonios devuelven a los personajes de cuento a la realidad actual, y hasta Caperucita Roja sale a gatas de la barriga del Lobo.

Con el subtítulo «Los brotes engañan. ¡El pánico se apodera de los árboles!», los Siete Enanitos muestran brotes causados por el miedo y falsos capullos en ramas mortalmente enfermas.

Al apretar un botón, el Espejo Mágico confirma los hechos.

Con el subtítulo de la Perversa Madrastra «Espejo, espejito mágico, ¿dónde es el estado de los bosques trágicos?», se ven imágenes del macizo de Fichtel, la Selva de Baviera, la Selva Negra, el Spessart, el Solling y la Selva de Turingia.

Ramas rotas por el viento, laderas occidentales peladas, árboles que caen, cadáveres de árboles, escarabajos de la corteza.
Sin mirar ya fijamente a la Bruja, Nabiza quiere ver los Montes de los Gigantes.
«¡De ahí soy yo!» Y la pantalla muestra, a lo largo y a lo ancho, árboles muertos.
Es como si el final los hubiera alcanzado ya.
Todos sienten que, si los bosques mueren, también ellos morirán.
Blancanieves y los Siete Enanitos lloran.
La Bruja permite que Nabiza, el criado, entierre la cabeza entre sus tetas.
Caperucita quiere meterse otra vez en el Lobo; sin embargo, Hänsel detiene a todos los que quieren escurrirse con el grito de «¡aquí no se apea nadie!» Y entonces llegan los buenos consejos.
Con ayuda de un subtítulo bastante largo, Hänsel y Gretel dicen turnándose: «No estéis tristes.
Tenemos el remedio.
Los Grimm Brothers, cuyos retratos de otros tiempos cuelgan en vuestras paredes, son hoy Ministro y Subsecretario.
Están en un ministerio sin cartera.
Los dos tienen competencia en la cuestión de los bosques agonizantes.
Siguen siendo bastante simpáticos.
Los Grimm Brothers os ayudarán.
No es demasiado tarde.
No os dejéis.
¡Lo oyes, Bruja! Sin bosques estaréis listos.
Sin bosques no existiréis.
¡Defendeos! Lo oís: ¡defendeos!» Los Siete Enanitos son los primeros en apoyarlos: «¡Defendeos! ¡Defendeos!» Luego se unen también otros.
La excitación reina en la Casita de Mazapán, y pronto hay un ambiente de marcha ante la casa.
Nabiza y los Siete Enanitos sacan empujando de los establos un viejo Ford.
Sin embargo, como el automóvil está vacío y seco desde hace tiempo, la Bruja tiene que suministrar un sustitutivo de gasolina; sabe hacerlo según una vieja receta.

Con gritos y risas izan a la Bruja sobre el radiador del viejo Ford. Ella se acuclilla sobre un embudo, se recoge las faldas, apunta y mea exactamente en el embudo, de forma que pronto se oyen chapoteos en el depósito.
Hasta la Muchacha de las Manos Cortadas permite que sus manos aplaudan.
Todos se alegran, y sólo la Abuela refunfuña y obliga a Caperucita Roja a mirar hacia otro lado.
También la Perversa Madrastra podría mostrarse consternada.
Asombroso: Yorinde y Yoringuel sonríen.
La Bruja mea largo tiempo, bizqueando mientras con sus ojos color de ámbar.
Los Enanitos gritan: «¡Más, Bruja, más!» Finalmente, ella llena todo el depósito del viejo Ford al estilo de las brujas.
Entonces Rúmpeles- Tíjeles nombra una delegación.
Como la Perversa Madrastra, porque la Bruja la anima, se niega a participar - «¡Lo seguiré todo desde aquí atentamente!»-, la Bella Durmiente y su Príncipe besuco-despertador se sientan en la parte trasera del automóvil.
Eligen a uno de los enanitos, jugándoselo a los dados entre los siete.
El elegido se sienta junto al conductor, y Rúmpeles- Tíjeles al volante.
En el último minuto, Rapónchigo quiere ir también: «¡Yo también quiero ir a la ciudad y pasármelo en grande!» «¡Y yo!», grita Caperucita Roja, dándole un empujón a Blancanieves, la cual grita: «¿Y yo qué?» No dejan ir a ninguno, ni siquiera a la Muchacha, cuyas manos cortadas se unen para suplicarlo.
Colocándose ante el radiador, Nabiza pone en marcha el motor con una manivela.
La gasolina de bruja no ha perdido calidad.
El encendido se enciende, arranca el motor y el viejo Ford se pone en movimiento.
Lentamente, sale del claro del bosque, pasando entre el lago y el coto de los ciervos.
Como Gretel (que, en opinión de nuestro señor Matzerath, está chiflada por el Rey Sapo) ha echado un cubo de agua al pozo, el sapo salta de la frente de la Dama al pozo y vuelve a salir por la boca convertida en Rey Sapo.
él, la señorial Princesa, Hänsel y Gretel y todos saludan con la mano y gritan cuando el viejo Ford se va.
Hasta las manos cortadas revolotean y se agitan al extremo de su cuerda.
Los seis enanitos restantes gritan, detrás del automóvil, su punto de destino.
«¡A Bonn!», dice el indicador subtítulo, como si en Bonn estuviera la salvación.
¡Demasiado tarde, demasiado tarde!, se burló ella, ocupando mi sueño.
La Ratesa estaba sobre un árbol muerto, unas veces aquí y otras allá, gritando: Hubiérais tenido que movilizaros antes.
Hubiérais tenido que escarmentar de una vez en cabeza propia.
¡Hubiérais tenido que hacer esto o aquello! Los bosques agonizantes, bueno, pero ¿tengo que enumerar todos los ríos pestilentes, los mares que apenas respiran, lo productos tóxicos infiltrados en las aguas subterráneas? Todas las partículas que hacen pesado el aire, las nuevas plagas y las viejas plagas revividas: ¡Bubush y cóleri! ¿Tengo que calcular el crecimiento de los desiertos, la desaparición de los pantanos y, desde lo alto de los montones de basura, gritaros: ¡Salteadores, explotadores, envenenadores!? Ahora estaba sentada en un montón de basura, gritando desde lo alto su desprecio: ¡Lamentable, vuestro balance final! Por todas partes hambres, de las que, jugando con las palabras, decíais que eran devoradoras.




La Ratesa (fragmento), Günter Grass.
 
-candelaria-,29.09.2008
Caso cerrado.
 
nayru,30.09.2008
Retomando el tema del foro, quiero dejar un aporte que respalda mi primera intervención en la que hablé de la temática inicial de los cuentos y cómo se han suavizado con el paso del tiempo y la tradición oral que fue rechazada por marimar:

Sacado de http://es.wikiped...

ibEn la verdadera versión alemana del cuento, la primera de las hermanastras para que le quepa el pie en la zapatilla se corta un dedo del pie, pero un pájaro mágico le dice al príncipe que se fije en la sangre goteando de la zapatilla y el príncipe la manda de nuevo con su madre. La segunda hermanastra se corta su talón para que el pie encaje, pero el mismo pájaro advierte de nuevo. Finalmente, aparece Cenicienta y su pie encaja en la zapatilla. /bEn algunas versiones, ella ha guardado otro zapato en su bolsillo. bLas malvadas hermanastras son castigadas haciendo que sus ojos sean arrancados por cuervos. /bEs también digno de mencionar que en esta versión no hay una hada madrina, tanto el vestido de Cenicienta como sus zapatos aparecen en un árbol que crece sobre la tumba de su madre. Tampoco hay un límite en la medianoche, sino que ella deja el baile porque está cansada./i


http://es.wikiped...
i
Perrault fue el primero que recogió esta historia y la incluyó en un volumen de cuentos (1697), donde bdestacaba sobre los otros por ser, más que un cuento, una leyenda bastante cruel, destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos, /by cuyo ámbito territorial no iba más allá de la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.
b
Este autor suprimió el lance en que el lobo, ya disfrazado de abuelita, invita a la niña a consumir carne y sangre, pertenecientes a la pobre anciana, a la que acaba de descuartizar. /bAl igual que en el resto de sus cuentos, quiso dar una lección moral a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, añadiendo una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia.

En 1812, los hermanos Grimm, dieron otra vuelta de tuerca a la historia. Retomaron el cuento, y escribieron una nueva versión, que fue la que hizo que Caperucita fuera conocida casi universalmente, y que, aún hoy en día, es la más leída.
(...)
bLos hermanos Grimm escribieron una versión más inocente, y con menos elementos eróticos que las publicadas anteriormente. /bAdemás añadieron un final feliz para el cuento, tal y como solían tener los cuentos de la época. Propusieron un final alternativo, en el que la abuelita, en un alarde de valor y heroísmo, salva a su nieta y a sí misma sin ayuda alguna. Este segundo final enlaza con la tradición italiana del cuento, en la que la mujer sabe arreglárselas sola ante la amenaza del peligro. [cita requerida]./i


Me reitero: los cuentos clásicos, tal cual nacieron, no son para niños
 
poirot,30.09.2008
Magnífico el aporte, Nayru. Después de leerlo, he recordado haber leído algunas de estas versiones durante mi infancia. ¿Alguna más que recordéis? ... siguiendo con el asunto: Cómo vivira costa de los cuentos, para los que viváis en Madrid, una sugerencia. Los domingos a eso de las diez de la noche nos reunimos en un bar llamado Bukowsky, que está patroneado por un escritor y periodista argentino que vive en España. Carlos Salem. Entre los asistentes, además de yo mismo, contamos en ocasiones con Juan Madrid y Gonzalo Torrente Malvido, hijo de Torrente Ballester, con quien me une una buena amistad. Si alguien se anima puedo darle la dirección. Es de esos sitios a los que se ir pero no se cómo se llama la calle.
Un saludo.
 
qoelet,13.06.2011
Me parece una ardua tarea el ganarse la vida hablando de cuentos, creo te sería más fácil ganártela contando el cuento, siempre y cuando tengas dedos para piano y consideres la posibilidad de pasarte una temporada tomando el sol a cuadritos.
 
qoelet,15.06.2011
Interesante lo que nos trae nayru, haciendo un buen uso de la wiki.
Las historias originales son harto truculentas, por lo visto. En todo caso, Caperucita roja no creo sea divertida escucharla en la primera infancia y más que moralejas despierta miedos ancestrales en los niños.
Las fábulas son fabulosas para iniciar a caminar en los bosques de la narración, y todos hemos vivido dentro a esos mundos maravillosos y desconcertantes.
 



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