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Inicio / Lista de Foros / General :: Ensayos y Comentarios / YO, CLAUDIO DE GRAVES - [F:4:6588]


Se_Busca,20.07.2006
Desde el primer momento, desde aquella primera frase i[Yo, Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico esto-lo-otro-y-lo-de-más-alla...]/i, el tono entre confidencial, socarrón y amargado del viejo emperador romano me capturó sin remedio. Desde sus primeras palabras tuve la sensación de que no estaba limitándose a contar su historia, lo que había visto y oído, sino que me hablaba a mí, directamente a mí y a mí nada más. Pocas veces he establecido un diálogo tan directo con una obra literaria, y bYo, Claudio/b fue la primera y la más intensa.

Probablemente bYo, Claudio/b (junto a su secuela, por supuesto, iClaudio el dios y su esposa Mesalina/i, que ocupó su lugar en mi biblioteca unos días después de iniciar la lectura de la primera novela) es el libro que más veces he leído a la largo de mi vida. Eso no es ninguna tontería, si tenemos en cuenta que me considero a mí mismo un animal de relecturas, alguien que prefiere saborear una y otra vez un plato conocido y apreciado en lugar de enfrentarse a nuevos sabores (lo que podría decir mucho sobre mi carácter, pero eso ya es otra historia).

Y el gran acierto de Graves está en el hecho de que sea el propio Claudio el que cuente su historia, y que dirija sus pensamientos y sus palabras hacia una lejana posteridad que desconoce pero con la que habla como si fuera un pariente lejano: tal vez un viejo tío abuelo que no puede evitar el recuerdo de sus batallitas de juventud. El tono que Graves (que Claudio) usa es fundamental para el éxito de la novela, ese tono conversacional, casi de confidencia familiar que permea toda la novela y es lo que hace realmente (más allá de la exhaustiva documentación o de la ambientación lograda) que nos podamos creer la historia que el tullido emperador nos cuenta.

Por si fuera poco, bYo, Claudio/b está llena de personajes impresionantes, criaturas mayores que la vida misma que se mueven por la Historia provocándola, viviéndola, padeciéndola. Esa Livia que es la verdadera alma del imperio, ese Tiberio condenado a su propia oscuridad interior a medida que las influencias positivas de su vida van desapareciendo, ese Augusto campechano e implacable, y ese Herodes Agripa, bribón, disoluto, pendenciero, mentiroso y entrañable que muere por atreverse a desafiar al oscuro dios de los judíos. Herodes es, junto con el propio Claudio, uno de los mejores personajes de la novela y suya es una frase genial:

b[Querido Claudio: He conocido listos que se fingían tontos y tontos que se fingían listos. Pero eres el primer caso que he visto de un tonto que se finge tonto. Te convertirás en un dios.]/b


i[Rodolfo Martínez,]
[Una Odisea Sentimental]
[2001]
 
Se_Busca,20.07.2006
La apócrifa "autobiografía" de este emperador romano, último de la dinastía Julia Claudia, y que en realidad es una crónica de la política y la sociedad romana durante el primer siglo del Imperio, Graves no puede eludir el introducir un estilo casi shakesperiano en la construcción de los personajes, así como en la consecución de sus actos, demostrando una especial predilección por el componente maligno de la familia imperial, focalizado principalmente en la tercera esposa de Augusto, la temible Livia, que influirá decisivamente en el decurso de los acontecimientos narrados por su nieto Claudio, alias el Idiota. Tal estilo, que podríamos pues definir como "Shakespeare en prosa", se refleja en prácticamente todas las interpretaciones y en especial en las de los personajes femeninos, casi sin excepción llenos de dobleces y de oscuros secretos, y que ejercen una influencia rayana en lo sobrenatural en los hombres a los que se contraponen.

A pesar de estar escrita hace setenta años, "Yo, Claudio" no es en absoluto difícil de leer, pues posee un lenguaje bastante accesible y, además, cuenta con la inestimable cualidad de que "engancha", procurando eliminar descripciones o datos superfluos, algo que Graves, por boca del propio Claudio, quiere dejar bien claro desde el principio, con lo cuál ya consigue que el protagonista nos empiece a caer bien, aunque sea el que, por su condición de narrador, sea el que se dibuja de manera más tramposa, primero presentándolo como alguien que se mantiene al margen de todo, después como un emperador que no quiere serlo, y por último como un gobernante equilibrado y sin fisuras que acepta su propia muerte como medio de evitar males mayores. Como ven, una descripción demasiado perfecta, pero que al cabo funciona para poder situarnos en el resto de historias que cuenta.

 
la_bohemia,21.07.2006
Sin duda, uno de los libros que más me ha gustado....

Cómo se llamaba el centurión que habría dejado embarazada a María ? (En "claudio, el dios, y su esposa Mesalina")
 
luccas,21.07.2006
Muy buen libro.
 



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