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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Retos y Concursos / ¿PUEDES ESCRIBIR UN CUENTO QUE INCLUYA ESTA ESCENA? - [F:16:13059]


MarceloArrizabalaga,28.12.2017
¿Puedes escribir un cuento que incluya esta escena?


http://cdnb.20m.e...



1.- Se trata de escribir un cuento inspirado en la imagen propuesta.

2.- Estilo libre.

3.- Máximo 300 palabras.

4.- Cuando tengas tu cuento terminado envíamelo por mí libro de visitas “en privado”.

5.- Iré publicándolos en este foro, a medida que vayan llegando, sin mencionar la autoría hasta el final del concurso.

6.- Puedes enviar más de un cuento, pero cada cuento participa individualmente, aunque sean varios de un mismo autor.

7.- La entrega podrá realizarse desde hoy 28 de Diciembre del 2017, hasta el día 28 de Enero del 2018 inclusive.

8.- A partir del 29 de Enero del 2018, los participantes deben votar sus cuentos preferidos de la siguiente forma:


Cuentas con 10 puntos en total para repartir.


4 puntos para el que consideres mejor.

3 puntos para el segundo.

2 puntos para el tercero.

1 punto para el cuarto.


9.- Se votará desde el día 29 de Enero del 2018, hasta el día 31 de Enero del 2018 inclusive.

10.- Los votos debes enviármelos “en privado” por mi libro de visitas.

11.- Los escritores participantes están comprometidos a votar.

12.- También podrán votar de la manera explicada, todos lo que así lo deseen, aunque no participen de la contienda.

11.- Una vez terminados los tres días para la votación, se harán públicos los nombres de los participantes, así como el resultado del concurso.

12.- Yo no participo, ni como escritor, ni como votante.


Les deseo mucha suerte, y ya pueden comenzar.



Marcelo.
 
kupiga,28.12.2017
que gusto Marcelo que estés continuando con el concurso, como dice la voz popular Qué Dios reparta suerte y que caiga toda aqui
 
yosoyasi,29.12.2017
acepto
 
MarceloArrizabalaga,29.12.2017
Aquí llega el primer cuento participante:




Noche oscura de terror

Debía ir a buscar a mis hijos al baile, era la madrugada de una noche oscura, sobre el camisón me puse el impermeable, camine hasta mi auto respirando el aroma del nuevo día; encendí el vehículo luego de colocarme el cinturón, prendí la radio y busque música que me complaciera pronto la encontré, los acordes me hacían sentir que aunque la ruta estuviera deshabitada esa notas eran placenteras. Las luces de mi auto iluminaban el camino a faltado cuando de pronto un terrible agujero apareció sin poderlo evitar, las consecuencias han sido dos gomas rotas, palpe mis bolcillos con prontitud el celular no lo he traído, ¿cómo me comunicaré con el auxilio? ¿Dónde encuentro una solución?.
Dentro del auto me sentía segura pero eso no resolvía mis problemas, por el camino a lo lejos veo venir unas luces, bajo del vehículo con premura y comienzo a caminar hacia los faros que a cada paso se veían más cerca, extendí mis dos brazos hacia al cielo, moviéndolos con desesperación y para que mentir un miedo aterrador, en cuestión de minutos el auto freno casi en la punta de mis pies, mi corazón latía mientras las dos puertas delanteras se abrieron y ante mi aparecieron los padres de una de las amigas de mi hija mayor, con alivio comencé a respirar con tranquilidad. Noche que nunca voy a olvidar, mi coche quedo en la ruta esperando el auxilio mientras nosotros fuimos a buscar a los chicos. Al regresar el remolque tenia atrapado a mi coche y mis hijos y yo fuimos dejados sanos en la puerta de casa ,¡qué alivio!.
 
MarceloArrizabalaga,29.12.2017
Segundo cuento participante:



Plumas.


Zulema es mi nombre,

Cantaba en mi juventud en el coro de la iglesia.

Soy buena cocinera.

Álex,mi marido, siempre me llamo zuleci.

Alas para volar decía que me faltaban para ser un ángel.

No entendía como un miserable como el había conseguido estár tan cerca del cielo, me decía.

No te preocupes por los pasos que das si no por la huella que dejas le decia.

El me respondia que me dejaste de chorradas , me tachaba de loca, miedosa ensoñadora.

No soy un ángel,ni loca,ni miedosa.

Pero se volar.

La hora azul me me interrumpia el y se reía.

Todos los domingos tocaba el piano al medio dia.

Cuando se levantaba.


Mi música le mitigada el dolor de cabeza producido por las borracheras con los amigos y su agresividad.

Sus partidas de póker nos habían dejado sin ahorros.

A toda prisa me dirijo al encuentro.

Esta noche le daré una sorpresa.

Le demostraré que no estoy loca.

Qué no soy miedosa.

Que tengo los pies en el suelo.

Qué no soy un ángel.

Pero se volar.

En cuanto reconocí el auto estendi mis alas cerré los ojos y volé.
 
yar-,29.12.2017
Oki, voy volando a escribir algo, después leo a los compañeros

Saludos a todos !!!!
 
MarceloArrizabalaga,29.12.2017
Tercera participación para el concurso:



Realidad

Cómodamente sentado en la fila F asiento 12, más o menos a la mitad del cine me dispongo a disfrutar una película. Esta dentro de una retrospectiva de los años cincuenta. No recuerdo el título, pero no es relevante al fin y al cabo son “clásicas” estaba un poco aburrido y no conseguí que ninguna amiga me acompañara. Apagan las luces, pasan anuncios en la pantalla, demasiados. Mis ojos se acostumbran a la oscuridad. Veo a mi alrededor. Nadie. Tal vez no sea tan extraño. Un martes a las once de la mañana. Ja. Ahora dan avances de próximas películas, eso si me interesa, pero… entra una rubia al cine, pelo corto en ondas, y trae puesta una gabardina, extraño atuendo.

Se detiene en mi fila, se acerca y se sienta junto a mí. Empieza la película. Ve con suma atención la trama, pareciera “vivirla”

Yo centro más mi atención en ella que en la pantalla. Es bellísima.

Siento la suavidad de su mano sobre la mía. Volteo, me mira fijamente. Acercándose roza mis labios y dice: tú lo lograras. Retira su mano, toma mi barbilla y la dirige a la pantalla. Se ve una noche oscura en un paraje del campo. Una chica rubia ve un auto aproximarse a toda velocidad tras una curva. Desesperada se para en mitad de la carretera extendiendo los brazos.

Es ella, la chica de al lado… volteo, no está.

Ahora regreso la vista al frente, manejo un Ford 52. Piso el freno pues ella esta enfrente, voy demasiado rápido, al menos cien kilómetros por hora. El auto derrapa zigzagueando. Se detiene 40 metros adelante fuera del asfalto. Recargo mi frente en el tablero, mi corazón late apresuradamente.

¿Lo habré logrado…?
 
yar-,30.12.2017
he leído a todos... estupendos textos.
 
MarceloArrizabalaga,30.12.2017
Cuarta participación:




Incompatibilidad


Me gusta mi trabajo. Soy metódica y responsable. Recorrí el mundo para desempeñar mi tarea en los parajes más diversos. Mis logros no los comparto con nadie y siempre trato de brindar lo mejor.
Acompañé a muchas personas en sus últimos instantes de vida y los conduje con amabilidad hacia un final decoroso. Algo rápido e inesperado.
Pero todos cometemos errores, y el mío fue enamorarme de la persona equivocada.
El mundo es chico, y debí suponer que en algún momento me iba a encontrar con alguien que hiciera un trabajo parecido al mío.
Él también se toma su tarea con seriedad, por eso aquella noche no se detuvo cuando le hice señas en la ruta. Así nos conocimos.
Me asombró su energía y convicción. Estaba acostumbrada a los conductores que frenaban cuando me veían, y enseguida se ofrecían a llevarme donde yo quisiera. Él simplemente me pasó por encima. Y cuando descubrió que estaba ilesa, solo mostró desilusión. Nada de pánico ni incredulidad. Eso me conquistó de inmediato; me enamoré a primera vista.
Luego descubrí que somos incompatibles.
Él es "El loco de la ruta". Trabaja como asistente de la muerte desde hace varios siglos. Se especializa en enviar al otro mundo a mujeres solitarias que encuentra por los caminos haciendo auto-stop. Y yo soy una famosa y bella fantasma. Me dicen: "La dama de la ruta".
 
yar-,30.12.2017
Super !!!

Están buenísimos los textos !!!

 
MarceloArrizabalaga,30.12.2017
Quinta presentación:




Balance


Necesitaba escapar de todo. Suponía que si me iba lejos, los problemas se solucionarían solos.
El balance de mi vida ese año había resultado negativo. Los problemas laborales me agobiaban y acababa de romper con mi pareja.
Finalizaba el año. Los festejos siempre me habían entusiado. Pero no deseaba estar con ella; tampoco con nadie más.

Tomé mi auto y conduje sin rumbo por la ruta desierta. No había luna, el cielo estaba casi tan oscuro como yo.

Mientras aceleraba experimenté la certeza de que una magnífica oportunidad me estaba esperando. Cambié mi rumbo, tomé la curva, y a pesar de las sombras, la vi. Estaba parada en medio de la ruta.
Hacía señas con ambos brazos mientras yo intentaba frenar. Se llevó las manos a la cara, pero no se apartó. Giré el volante de manera tan brusca que volqué al costado de la ruta.
Recuerdo la expresión incrédula de su rostro cuando creyó que iba a ser atropellada por mi vehículo.
Y luego la mía reflejada en sus ojos castaños que me miraban a través del parabrisas para comprobar si todavía respiraba.

Pensé en las segundas oportunidades mientras ella lloraba y decía: sabía que ibas a regresar.
 
yar-,30.12.2017
 
MarceloArrizabalaga,31.12.2017
Sexta entrega:



Amantes 1

Esa noche fue la antítesis de todas las noches que pasamos juntos, esa vez y por primera vez dejaba de ser “la otra” para ser “la única”. Cuando me dijo que ya era libre y que lo nuestro dejaba de ser clandestino, me permití sentirme honorable, omitir ser la mujerzuela de turno, y transformar ese instante pura y exclusivamente sexual, en el momento de intimidad de una pareja normal, esto me permitía hablar de un proyecto junto a él, ese proyecto que era una utopía meses atrás.
Cuando dijo que debía irse, sentí como si todo era igual, pero cuando me besó y me dijo hasta mañana, en ese “hasta mañana” había una continuidad que antes no existía. Me quede viéndolo irse desde la puerta de casa, subió a su coche y se fue. En ese instante me di cuenta que era necesario decirle lo que siempre quise y nunca pude, ya que me lo impedía mi lugar de amante. Cerré la puerta y corrí sobrenaturalmente para alcanzarlo. Tome un atajo, por la lomada, la cual me dejaba justo en la calle de salida del pueblo y vi venir de frente el coche, me ubique en el medio de la calle, abrí mis brazos, las luces de los faros me encandilaron obligándome a cerrar los ojos. Jamás pude calcular en que terminaría esta relación, como tampoco la velocidad y la distancia entre su auto y yo. Solo quise decirle “te amo”, palabra que de mi boca nunca salió.

 
yar-,31.12.2017
Uf
 
MarceloArrizabalaga,31.12.2017
Séptimo cuento presentado:



COINCIDENCIAS.

Era una noche de pocas estrellas: por la carretera Nonplace, en su Chevrolet 1951 de lustroso marrón, Paul regresaba a casa, embelesado escuchando a Frank Sinatra. El final de la canción lo sacó del trance y su vejiga le advirtió de las tres cervezas que había bebido. Activó los intermitentes y se estacionó.

Mientras los grillos ponían fondo sonoro a tan placentera emisión, pensaba: "restan unos kilómetros… y por fin… en casa”.

Unos pasos sobre el pastizal cercano delataron la imagen de una mujer madura, descalza, vistiendo sólo una bata, de color tan pálido como toda ella, titilando con la luz latente del Chevrolet:

- ¿Me lleva, por favor?

El hombre sorprendido, respondió vacilante:

- ¿Hasta dónde?
- Hasta donde quiera.
- Bien: suba.
- ¿Cómo se llama? preguntó él.
- No tengo nombre.

Paul, contrariado por la respuesta, continuó:

- ¿Cómo llegó allí?
- Me asaltaron y robaron mi auto.
- Pero, al parecer, está ilesa.

Súbitamente, ella saltó sobre él y le arañó la cara vociferando descontrolada:

¡ESTE ES MI COCHE! ¡DEVUÉLVAMELO!

Paul frenó, sacó las llaves y a la mujer arrastrándole hasta dejarle de espaldas sobre la berma. Logrado esto, muy irritado, abordó su carro y la abandonó.

Un kilómetro después, pasó a una hostería a lavar su cara ensangrentada. Luego, a gran velocidad, reemprendió su viaje.

Iba muy perturbado cuando su agresora, irrumpió en la oscura carretera, viniendo hacia él con los brazos en alto, corriendo enajenada, al encuentro del Chevrolet.

Cuando llegó la policía el cadáver pendía del capó.

Un sargento le iluminó el rostro concluyendo:

- Era la señora Carter. Siempre en la carretera… tenía que sucederle esto: Le asaltaron el año pasado para robar su auto. Nunca superó la psicopatía que le produjo tal hecho. Tenía un Chevrolet idéntico a este.
 
MarceloArrizabalaga,02.01.2018
Octava presentación:



FUMANDO ESPERO

Está a punto de suceder otra vez. Cinco, cuatro, tres, dos, uno…

─ ¡Corten! No, no, mil veces no. Por muy diva que te sientas, en este estudio se hacen las cosas como yo quiero. Soy el director, no lo olvides… El personaje lleva los ojos abiertos. No pretende suicidarse, ni teme al vehículo que se acerca… Es más. Quiere ver el rostro del conductor, conectar con su mirada.

─ ¡Vaya! Lo que hay que oír. Ni que fueras John Ford. Cierro los ojos, bueno, el personaje, porque todo le sale mal. Los tipos de los que acaba de escapar están ya muy cerca y los que vengan en el auto son su única esperanza, pero como tiene tan mala suerte, porque es de noche y se sitúa en medio de la calzada por sorpresa, apuesta consigo misma a que del atropello no le salva ni Superman...

El director y la estrella siguen discutiendo, una vez más. Acabaré mi puro y haré unas llamadas. Conviene que amplíe los créditos destinados a gastos de producción ya que esta escena acaba de batir todos los récords de rodaje en la historia del cine.
 
MarceloArrizabalaga,03.01.2018
Novena entrega:



En la ruta 301

El muchacho escuchaba interesado los relatos de su abuelo, comandante de policía en pensión.
-Fue un caso sorprendente. Llegó al departamento de policía una señalización de la patrulla sobre un grave accidente en la ruta 301.El conductor del Fiat 52 era un ingeniero de nombre Raúl Rosalbes. La víctima murió en el impacto y el conductor fue transportado de inmediato al hospital, herido y sin conocimiento. Durante tres días fue imposible interrogar a Rosalbes que estaba todavía en estado de shock .
Trataron de comunicarse con la esposa pero nadie respondió en la casa. Al día siguiente llamó al departamento de policía una mujer que dijo, con voz alterada por el pánico, que al llegar esa mañana a la casa de los Rosalbes para la limpieza había encontrado a la señora muerta acuchillada en la sala.
Cuando fue posible interrogar a Rosalbes, el hombre dijo que no recordaba porque había salido a una hora tan avanzada de la noche de su casa ni haber visto a su mujer ese día.Lo único que recordaba nítidamente era que después de recorrer unos kilómetros por la 301 una mujer rubia idéntica a su esposa corría en su dirección por la carretera encandilada por los focos del coche. No recordaba si había tratado de frenar, ni nada más.
El psiquiatra de la policía se hizo cargo del caso. El hombre seguía negando la evidencia de haber matado a su esposa en su casa antes de escapar en el coche. Las manchas de sangre impregnadas en sus ropas y en el auto, no dejaban dudas sobre su culpabilidad.
-¿Y qué pasó?-preguntó el nieto
-¿Qué podía pasar? lo condenaron a cadena perpetua. Los primeros años los pasó en un hospital psiquiátrico y ahora,si no ha muerto, debe estar pudriéndose en la cárcel de San Quentún.
En la ruta 301 la que encontró la muerte fue una gacela despavorida por la luz de los faros.



 
MarceloArrizabalaga,03.01.2018
Décimo cuento:



Guión
(para escena final de film "noir" ambientado en los cincuenta)


Es noche. Sobre carretera mojada, allende una curva, emergen de la oscuridad los focos de un auto: búho luminoso en pleno vuelo de cacería nocturna.

Al verlo ella susurra:

- ¡Por fin un auto...! ¿es un Corvette...? es... ¡Mike...!

Un grito desesperado desgarra la noche:

- ¡Deténte! ¡si me salpicas, te arrepentirás!

En el páramo de la carretera, ruido de frenos, una portezuela que se abre...

- ¡Arruinaste la gabardina!

- ¡Christine! creí que ya no vendrías... ¿tu auto...?

- Se detuvo una milla más atrás... Nadie pasaba... Me aterrorizaba la oscuridad... Rompí un taco al bajarme... Tuve que descalzarme... (y en los cincuenta los celulares aún no se han inventado). ¡Pero... la gabardina...!

- Quítate de una vez esa horrible gabardina y sube al auto...

- ¿Horrible...?

- ¡Me encanta! (parecerías Columbo si fuesen ya los setenta...) ¡sube!

- Prefiero caminar…

- ¡Quítatela, y sube de una vez!

- No te ha gustado...

- Me ha fascinado...

Ruido de portezuela cerrándose. El auto avanza unos metros alejándose del frustrado farol a filamento, se detiene en la vera del camino, sus luces se apagan, cesa el ronroneo del motor, el Corvette desaparece mimetizado en la oscuridad. Suspiros quedos y la voz de Nat King Cole acarician el terciopelo azul marino del paisaje (se filma en color desde el treinta y nueve).

- Pero... traes solo la gabardina...

- Era tu regalo... el mío es que me beses hasta matarme...

La cámara enfoca la colina que una luz comienza a iluminar desde el cielo. El objetivo sigue el rayo hacia las nubes que se entreabren lujuriosas dejando entrever tras ellas el disco cósmico de la luna llena.



 
MarceloArrizabalaga,04.01.2018
Undécimo cuento:



El negocio


Lucas Ferrarotti quedó deslumbrado cuando conoció a Celia. Era una mujer espectacular y entre los dos comenzó un idilio que no tardó en convertirse en la pasión de su vida.
Él le ofrecía un buen pasar, por lo que decidieron, de mutuo acuerdo, que en adelante ella no trabajaría más fuera de casa y se dedicaría exclusivamente a atender el hogar. Atrás quedaba su vida de actriz no consagrada y algunas aventuras y desventuras que suelen generarse dentro de la profesión. Ahora era la protagonista real de la maravillosa aventura de amar y ser amada, complementada con costosos viajes durante los cuales la pareja vivía su perfecto romance.
Pero el destino le jugó a Lucas una mala pasada. El mundo de las finanzas le mostró su cara más amarga y su condición económica se deterioró drásticamente.
Llegó el momento en que la situación se hizo insostenible.
-Te veo aburrida – le había dicho a su mujer aquella tarde - No estaría mal que consiguieras un trabajo para recuperar tu dignidad.
Celia no quería creer que su sueño estaba a punto de derrumbarse.
-¡Pero teníamos planeado un viaje al Caribe…! -balbuceó.
No hubo vuelta atrás. Lucas tuvo que vender su Coupe Porsche Panamera 2017, aunque lo ocultó poniendo la excusa de que su automóvil necesitaba una reparación.
Comprendiendo, ella comenzó un trabajo nocturno que le reportaba buenas divisas, aunque nunca le confesaría a su esposo de qué se trataba.
Esa noche él alquiló un vehículo y se lanzó a la ruta. Se sentía derrotado y la velocidad lo haría olvidar.
Sorpresivamente vio a su mujer envuelta en una ajustada bata ofreciéndose provocativamente y tratando de detenerlo.
Reconociéndola, frenó justo a tiempo para no atropellarla. Luego huyó.
Por suerte Celia no lo había reconocido. Lejos estaba en su intención arruinarle el negocio.
 
MarceloArrizabalaga,05.01.2018
Duodécima entrega:



La superdota


La genialidad que Dios me dio me ha traído problemas.Los Rusos y Americanos me están siguiendo, saben que descifré sus códigos
y que puedo divulgarlos con tan solo un click. Por ello asisto a esta reunión. Me han citado en un lugar alejado de la ciudad, han puesto agentes secretos
al rededor del punto de encuentro.
Ya entrando al sitio acordado, mi vista entraneda me alerta del engaño, al parecer el sector nueve, enemigos de Rusia y USA, quieren los códigos,
si se los doy mi familia morirá, y moriran millones de personas,pero aún puedo escapar.

Corró hacia la carretera pensando en Ricardo que me quiere y se preocupa por mi pero no sabe de mi vida alterna, ni de mi capacidad. En mi
vida alterna tengo una cuenta de millones de dolares que gané enbaucando estados poderosos, casinos y mega empresas.
Mi plan era contarle todo sobre esto e irnos a vivir a una ciudad tranquila como Huancayo,comprar hoteles y ranchos, y vivir de ello hasta ser ancianos, pero ello
no se dará, pues hoy he de morir.Me pongo en frente de un auto a todo velocidad y espero los pocos segundos al final. Esta vida era peligrosa y lo supe desde siempre, es hora de terminar el círculo.

-Ricardo, Roxana a muerto arrollada por un auto, al parecer estaba alucinando. Ya hace buen tiempo que dejó de tomar respiridona.
El doctor dijo que estaba bien, que ya podía vivir sola. No nos dimos cuenta, parecia tan cuerda, al parecer nos supo engañar.
 
MarceloArrizabalaga,05.01.2018
Décimo tercer cuento:



La enfermera

Allí donde dicen que se aparece la enfermera yo estuve. Si te dijese quien es quizás no lo creerías. Hace muchos años en ese mismo lugar se accidentó una familia, todos murieron menos una, la esposa de Eberto Mujica, alias ''El Chamoy''. Conocido traficante en la zona. Esto que te cuento nadie lo sabe.
Dicen que cuando te ponen un alias debías rechazarlo por estar pre escribiendo el destino, pero para no cansarte con supersticiones y cuentos de terror cerraré este párrafo con la nota que se publicó aquel día:
''Peligroso narcotraficante a quien apodan '' El Chamoy'' sufrió trágico accidente en el kilómetro 47 a pocos metros antes de llegar al entronque. No hubo sobrevivientes.''
Cuando leí aquello un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿Cómo iba a imaginar que se trataba de ese tipo de persona! ¿Por qué tuve que orillarme aquella noche? La mujer corría desesperada y la subí al coche, Encendí la luz y era tan hermosa que no pude más que abrazarla llenándola de caricias ¿Pero que clase de mujer pide aventones? Entre sollosos hablaba de ambulancias, paramédicos, doctores. ¡Ah de ser enfermera! Pensé, pero después gritó y gritó hasta ponerme nervioso. El carro estaba a pocos metros de la carretera y cualquiera podía oírla ¡Si ella misma se avalanzó a mis brazos! ¿No era amor lo que buscaba? Tapé su boca a besos y un hilo de sangre corrió por sus dientes. Me exité como nunca lo confieso y proseguí a mordidas con los pechos, las nalgas. Lástima que murió al poco rato y tuve que dejarla donde dijo que estaba su familia ¡Vaya susto que pasé! ¡Estaban todos muertos! La tiré allí y seguí mi camino que entre sirenas de patrullas y ambulancias se hizo corto a casa.
Dijeron fue asesinada y no es cierto, disfrutó lo recuerdo. Fue el mejor sexo que experimenté en la vida. Quizás estaba herida o... no sé ¡Yo no vi nada! ¡No tuve tiempo! Sentí como si se metiera a mi cuerpo el demonio y calentara la sangre. Era salvaje, bestial, satánico y electrizante nunca voy a olvidarlo. Yo no la maté eso es mentira ella ya estaba muerta.
Si te dijese quien es la mujer que corre quizás no lo creerías ¡Qué enfermera ni que ocho cuartos es el diablo!
 
MarceloArrizabalaga,05.01.2018
Corrección:

En la duodécima entrega el título debió decir "La superdotada".
 
MarceloArrizabalaga,06.01.2018
Décimo cuarto aporte:



Caso resuelto

Era una noche oscura como boca de lobo, tenia urgencia por regresar a mi hogar luego de un largo viaje por cuestiones de mi trabajo de detective privado, al salir de una curva, una mujer que venía corriendo se paro en el medio de la ruta, haciendo señas desesperadas para que me detenga, levante el pie del acelerador y pise el freno suavemente, dos o tres veces, el auto se fue de costado y se detuvo a centímetros de la rubia, descalza y vestida solo con un impermeable -Sorprendido, abrí la puerta y baje del vehículo para preguntarle que le ocurría, ella dejo caer el impermeable dejando al descubierto un cuerpo perfecto, sin decir palabras se hecho en mis brazos.
La introduje en el coche, lo puse en marcha y estacione sobre la banquina ¿Por qué tardaste tanto? Preguntaba mientras acariciaba mi cara, buscando su boca con la suyano salía de mi asombro encendí la luz y pude ver su hermoso rostro, me parecía conocida, mi cuerpo empezaba a reaccionar, respondí a sus caricias y nos besamos apasionadamente, ella desabrochaba mi ropa hasta que quede desnudo, explorábamos nuestros cuerpos desesperadamente ,acaricie y bese su cuello y sus hombros mi boca busco sus precioso senos ,mientras mis manos buscaban su depilado sexo, y las suyas atrapaban mi miembro, fue justo en ese momento cuando una luz de alarma se encendió en mi mente, alargue la mano y del bolsillo del saco extraje una fotografía, era ella la infiel a la que vigilaba por encargo de mi cliente.
Dos balazo de una 45 interrumpieron mis pensamientos, el primero perforo mis intestinos, el segundo reventó mi cabeza, esparciendo mis sesos en el parabrisas, mientras ante mí se abría un largo túnel y al final del mismo se vislumbraba una inmensa luz.



 
satini,08.01.2018
no se si se pueden hacer correciones, en el apuro cometio algunos errores
 
MarceloArrizabalaga,08.01.2018
Decimoquinto cuento:



Carta suicida


En el bolsillo de la gabardina de la víctima encontraron una carta que confirmaba la declaración del conductor de la Fiat 52 que dijo que la mujer se le había presentado de golpe en el camino, corriendo alucinada hacia su auto. El impacto fue inevitable.

“….no solo los griegos supieron inmolarse, ni los aztecas los únicos que celebraron sacrificios humanos.Abraham estaba dispuesto a matar a su hijo en nombre del Todopoderoso. Tú eres mi fe, mi todoposeroso…Te necesito, me hace falta tu presencia como el aire que respiro. Sin ti sofoco.
Libérate de las cadenas que te tienen alejado de mi. Sé que un día no soportaré más y saldré a tu encuentro para detenerte aun sabiendo lo peligroso que puede ser enfrentar mi fragilidad con tu fuerza y clavar mis ojos en la enceguecedora luz de tu mirada…
 
MarceloArrizabalaga,08.01.2018
Decimosexto trabajo:



La ayuda


Venía por la ruta con mi automóvil cuando tuve una especie de aparición mística: una joven tan intrigante como bella me hacía señas desesperadas para que me detuviera. Por supuesto no lo pensé dos veces y apreté con fuerza los frenos justo a tiempo para evitar atropellarla.
Con el temor reflejado en su rostro me preguntó, casi como una súplica, si podía ayudarla. Su automóvil se había averiado o algo así, y no respondía.
-Yo no entiendo de mecánica – agregó – pero debe ser algún cable que se ha desconectado. Por favor, ¿usted podría darle un vistazo? ¡Estoy desesperada y no sé qué hacer!
Me satisfacía plenamente poder serle útil y así se los expresé. Asimismo traté de calmarla mientras ambos nos dirigíamos al lugar donde estaba el coche averiado.
-Tengo frío –me dijo temblando. ¿Puede usted fijarse para detectar la causa del problema? Yo lo espero aquí.
Me bajé resueltamente con una imperceptible sonrisa por el placer de poder ayudarla. La joven me había conmovido sobremanera, depositando su confianza en mí, que a fin de cuentas no dejaba de ser un extraño para ella.
Unos pasos más y del automóvil bajaron dos sujetos que me encañonaron.
Antes que me diera cuenta de la situación los dos automóviles partieron velozmente; el mío conducido por mi bella “protegida”.
Ahora soy yo quien hace señas desesperadas a los transeúntes pidiendo ayuda.
 
MarceloArrizabalaga,08.01.2018
Decimoséptimo cuento:



Anhelo

Decidió parar a descansar a un costado de la ruta. Había manejado durante gran parte de la noche y estaba cansada. En la ciudad la esperaba su hija que estaba a cargo de la abuela. Recién ahora se sentía en condiciones de atender a la pequeña. Después de un intenso tratamiento, sus crisis habían remitido y aquel viaje era un anhelo largamente acariciado.

La brisa nocturna le dio en el rostro mientras se acomodaba para descansar. Recordó otros viajes con su esposo cuando él aún vivía y los tres iban de visita a casa de la abuela. Secó un par de lágrimas, recostó la cabeza sobre el asiento y notó una luz muy pequeña en la ruta que se acercaba lentamente.
Al principio pensó que eran los faros de un auto, pero enseguida comprendió que otra vez tenía una pesadilla. Abrió los ojos y supo que estaba en el hospital. La pequeña linterna de la enfermera la encandilaba; era hora de su medicación.

Se puso el impermeable que le había regalado su madre y que ella usaba a modo de bata cuando se levantaba de la cama.
Abrió la puerta, miró el pasillo interminable y oscuro que en ese horario estaba desierto. Un extraño sonido la sobresaltó. Comenzó a correr y la linterna la encegueció totalmente. Se llevó las manos al rostro y en el momento del impacto descubrió que por fin estaba en libertad.
 
MarceloArrizabalaga,09.01.2018
Decimoctavo cuento:



El sueño

¿Era un sueño?... No sabía. Un sueño extraño, definitivamente.
No recordaba el contexto, pero sí la parte final, lo que la mantuvo un rato pensativa.
Aún estaba adormilada, sin ganas de levantarse.
Giró la cabeza buscando comodidad y se sintió mejor: un Selhter allendorf le daba ese servicio: “libertad y comodidad inimaginables”, pensó, o repitió las palabras del comercial, no le importaba. Su habitación era enorme y eso la hacía feliz, porque le gustaba la oscuridad y lo que sus cuatro familiares paredes le daban, aislándola del mundo; aunque, ciertamente, había un zumbido en alguna parte y en alguna parte destellaban luces; lo que la distrajo, llevándola a pensar en su amor al peligro y su afición favorita: los aviones y a los paracaídas; sonrió; la idea era tonta; pero imaginó saltar sin protección; volvió a sonreír.

Una vez estuvo en los Andes, en la ladera de una montaña, rodeada de nieve, sola. Lo recordaba bien. ¡¡¡Avalancha!!!, gritó aquella vez, y nada pasó; desde entonces deseó estar frente a una; le gustaba la idea: el miedo, la adrenalina, una fuerza incontrolable y luego... nada; en fin: se sintió cansada y el cansancio hizo que bostezara; un bostezo enorme que no le sirvió de nada porque tuvo un acceso horrible de tos que la dejó más abatida aún.

Correr, correr, se dijo entonces, tratando de controlar sus pensamientos, correr, como en el sueño, sin miedo, sin dudas, en medio de la noche, con las manos en alto, ¿las manos en alto?, sí, desafiando al peligro, tratando de detener la luz, la nieve, el auto que la iluminaba, ¡avalancha!, escuchó en su interior, ¡avalancha!, y escupió un cuajo de sangre, sí, ¡avalancha!, repitió, y arqueó el cuerpo, tuvo un espasmo, abrió grande los ojos, luego otro espasmo, y… ¡avalancha!... dejó de respirar.
 
MarceloArrizabalaga,09.01.2018
Decimonoveno cuento:



Un mal pedo.

Un retortijón fue el primer aviso. No había nada qué hacer: tragó saliva, metió el clutch, cambió a cuarta y aceleró profundo. El Ford rugió y se fue derechito volando sobre la carretera, pero él no sintió alivio, un segundo retortijón le advirtió la premura del tiempo: a lo mucho diez minutos, quizá 15 si lograba serenarse y apretaba el culo, solo hasta entonces podía detener la diarrea. Lo que no podía detener era el Ford: el asesino de la ruta 68 y sus 30 asesinatos en el lapso de un año, lo impedían. Maldijo su suerte y volvió a tragar saliva. Entonces vio una mujer y al instante se le salió un pedo. La mujer levantaba los brazos pero el pedo hizo que brincara del asiento. ¿O había sido un golpe? Dos minutos después una decena de patrullas lo perseguían.
--…Se lo juro, oficial, --explicaba el hombre sacando la cabeza por la ventanilla--, me estoy haciendo caca, no puedo detenerme.
--…Caca es la que lo vamos a hacer si no se detiene –contesta el oficial también sacando la cabeza.
--¡¡Lleva a la suboficial Monroe embarrada en su parachoques!! –le grita.
Asustado, el hombre para el Ford y sale corriendo hacia los matorrales. Los policías le disparan creyendo huye.
--¿Quién es ese? –pregunta el comandante viendo la masacre cuando llega media hora después.
–La víctima n° 31 del asesino de la carretera.
--¿Y esa?
–La suboficial Monroe. Detenía el tráfico mientras levantábamos el cuerpo.
--¿Y ese otro?
–No sabemos.
--Es el asesino –dice el comandante.
--No es así, comandante.
--¡Cállate, es el asesino y ya!

“¡ÉXITO ROTUNDO!” Rezaban todos los diarios al otro día. “Operativo policíaco hace caca al escurridizo asesino de la ruta 68”.
 
MarceloArrizabalaga,09.01.2018
Vigésimo cuento:



Escapar de alguien

Despierto y me encuentro en un lugar oscuro, áspero y de un olor peculiar a humedad. Estoy tan asustada, amarrada en unos tubos de hierro trato de soltarme, y lo logro; en ese instante escucho unos pasos y veo a un hombre (eso fue lo que pensé, pero no era uno común, tenía unos pies tan grandes y por su boca corría algo rojo oscuro –supuse que era sangre- se comía unas entrañas. Mientras observaba con lágrimas en los ojos, resbale haciendo un ruido pequeño, pero él lo escuchó y se fue acercando hacia la puerta, como pude salí por la ventana, corrí lo más que pude, llegué a la carretera, sentía su respiración atrás como un jadeo de un animal; de lejos vi unas luces – fue lo mejor que vi en toda mi vida- como pude aceleré y me interpuse frente al auto, no me importaba morir, solo quería escapar de eso.
 
MarceloArrizabalaga,10.01.2018
Vigésimo primer trabajo:



Niebla

La mujer apareció de la nada. Corría por la ruta haciendo señas con los brazos para que me detuviera. Yo acababa de salir de una curva, y frené como pude. Ella se llevó las manos a la cara en un gesto instintivo; seguramente pensó que era su fin.
Bajé conmocionado del auto y me acerqué para ver si estaba bien.
Hablaba de la niebla y preguntaba dónde se hallaba, en un evidente estado de confusión.
Supuse que su vehículo había sufrido una avería, intenté tranquilizarla y la conduje hacia mi auto para que estuviera más cómoda. Cuando logró calmarse me pidió que la llevara hasta la ciudad más cercana. Durante el trayecto habló muy poco; respondía con monosílabos a mis preguntas y se la veía asustada. Pensé que estaba atravesando una crisis de pánico: decía que su auto había desaparecido en medio de la niebla.
Miraba la ruta con expresión de sorpresa; el camino le parecía muy distinto al que ella recorría habitualmente.
Cuando le dije que faltaban diez kilómetros para llegar a la ciudad de San Juan me miró como si sospechara de mi cordura.
Hacía apenas cuarenta minutos que había salido de Buenos Aires con rumbo a la ciudad de La Plata.
 
MarceloArrizabalaga,11.01.2018
Vigésimo segundo cuento:


Tencha

Era el momento: escondió el itacate, tragó saliva, saltó a la carretera y con la sola fuerza de su indestructible cuerpo, detuvo el auto. No sin antes instar al conductor a que se detuviera, levantando los brazos, y apretar fuerte los ojos cuando comprendió su negativa. Era Hortensia Hernández, Tencha para los amigos, indígena poblana del municipio de “Alas del rincón”, Estado de México, imbuida en su inconfundible disfraz de rubia boba.
Las crónicas cuentan que dos delincuentes quedaron hechos puré entre los fierros retorcidos, y que los otros dos, expulsados durante el choque, como salsa de tomate embarrados en el asfalto. Hortensia Hernández había cumplido nuevamente con su deber. Pero lejos estaba Tencha de congraciarse con el resultado de sus intervenciones, años de carencias y muchos nopales habían hecho de su persona un ser sencillo y juicioso, además de indestructible. De manera que cuando concluía un trabajo --“trabajo”, así llamaba ella a lo que hacía—no deseaba otra cosa que regresar a casa; en camión, o a pie, pero siempre sin disfraz, pegando saltitos de 1000 km para acortar el viaje.
Su apá y su amá salían entonces a recibirla, vociferando las más de las veces, no para felicitarla, sino enmuinados y para darle de cuerazos pues siempre dejaba a Romina (un gato albino) sin pelos, y el taller de cerámica sin silicón. Pero Tencha no cejaba en su afán de combatir al mal y esperaba estoica a que le crecieran los pelos al gato y que el taller se llenara nuevamente de silicón, pues sin su traje de rubia boba nunca salía.
Ahora mismo se le puede ver esperando con su itacatito al lado que su apá se duerma, para sustraerle la radio, y así enterarse al momento de un nuevo latrocinio, y poder actuar.


 
MarceloArrizabalaga,11.01.2018
Vigésimo tercera presentación:



Pesadilla


Pa rada en la oscuridad vio el pequeño destello vibrante acercándose silenciosamente a través de la sombra de los árboles que se movían en la noche. Una luz que parecía moverse a gran velocidad pero acústicamente nula. El nerviosismo la tomó por sorpresa al darse cuenta que los pies no le reaccionaban y comenzó a desesperarse al darse cuenta que pisaba una ruta desierta en el medio de la nada y el iluminado objeto desconocido comenzaba a tomar forma de un automóvil ahora no tan desconocido: era el vehículo de su esposo. Intentó reaccionar y comenzó a aletear con esmero tratando de despegarse del suelo de forma ineficaz y cuando ya los dos focos le apuntaban el cuerpo como un fusil a punto de ejecutarla lanzó con todo su aliento un grito desgarrador. Despertó de golpe encontrándose abrazada al cinturón de seguridad en el asiento del copiloto mirando de reojo al hombre que manejaba. Era de noche y su esposo la miraba sonriendo iluminado por las tenues luces del panel tras el volante.

- Ya falta poco, mi amor.

Antes de que pudiese contestarle algo un estruendoso ruido golpeaba el capó y el sonido del motor ensordecía a la pareja combinado con el del derrape sobre la gravilla al perder el control del coche. Un bulto trizaba el parabrizas para entrar de golpe en el vehículo antes de volcarse y quedar tirado en el oscuro bosque.

Abrió los ojos lentamente y yacía acostada, a su lado su esposo, y ella disfrutando la primer pesadilla de su luna de miel.
 
MarceloArrizabalaga,12.01.2018
Vigésimo cuarto cuento:



El mal





--¿Quién eres?...

Y una voz sucia, insultante, como salida de un hueco profundo dijo:

--¡EXISTO! ¡ES TODO LO QUE NECESITAN SABER!

--¡Dinos tu nombre! ¡Responde!...

--¡NO TENGO NOMBRE! ¡MI NOMBRE ES MUERTE! –vocifera la voz, riendo.

--¡Habla! ¿Por qué provocas accidentes? ¡Qué quieres…!

Entonces el cuerpo de la médium se cimbra, su cabeza cae a un lado, gira; sus ojos se ponen en blanco.

--MATAAAAR…

La médium vuelve la cabeza a un costado, su sonrisa es tétrica: cientos de autos yacen semienterrados entre las dunas, a uno y otro lado de la carretera.

--¿Por qué? ¡Qué te hemos hecho…!

--¡EXISTIIIIIIR!

Se hace un silencio profundo. Los hombres se miran unos a otros. No hay luna. No hay ruido. Solo un viento gélido helando la piel. El Padre MacGregor insiste:

--¡Podemos ayudarte! ¡Háblanos! ¡Dinos qué hacer…!

La voz se vuelve más sucia, más desagradable:

--MOOOOORIIIIIIIRR –externa.

Un año más tarde y 250 autos más hechos chatarra, la carretera se cierra.

Después un hombre tiene una visión. Se asocia con la gente adecuada y desata la locura de los Rallys de autos.

Entre el sinnúmero de rectas, giros y serpenteos, existe una curva que es el atractivo de todos los pilotos. La llaman la curva del mal. La leyenda cuenta que la curva siempre se encuentra enneblinada y que en ella se pueden distinguir figuras humanas, una, la más común, es la de una rubia con gabardina alzando los brazos; nadie le hace caso pero quienes sí, termina hechos puré o muy malheridos entre los contenedores de sus autos.

--Es la cuota que la muerte pide por mirarle el rostro –dice el viejo que me contó esta historia.

Yo pienso: “No hubiera sido más fácil poner un semáforo”.
 
MarceloArrizabalaga,12.01.2018
Vigésimo quinto aporte:



Clase de literatura

El aula estaba repleta, las clases de literatura del profesor F. atraían a muchos estudiantes, aun a los que no estaban inscriptos en la materia. Esa mañana presentó un video en el que los alumnos vieron una secuencia de apenas unos segundos en la que una mujer rubia corría por una carretera hasta enfrentarse con los faros de un coche. Pidió al alumnado que armaran en una frase la base de un cuento. Muchas manos de las primeras se ofrecieron a dar la respuesta.
-La mujer escapa aterrorizada de un peligro.
- es la pesadilla de un torero
- la lucha entre los sexos
-Es el terror de…
-Suficiente, dijo el profesor.En todas las respuestas, y estoy seguro que muchas más serían del mismo tenor, han dado una interpretación única. En literatura las cosas no están así...

Silencio, seguido de murmullos en la sala.
F. comenzó a desarrollar con su habilidad de gran orador el tema del día, que se basaba en el ensayo del argentino Piglia donde afirma que un relato bien construído debe tener dos temas.No podemos quedarnos con lo que nos dice, debemos buscar lo que nos sugiere.Después de media hora terminó la disertación volviendo a repetir “El cuento se construye para evidenciar lo subyacente”.
 
MarceloArrizabalaga,12.01.2018
Vigésimo sexto cuento:



Un viaje diferente


Juan comenzaba a padecer somnolencia. Su smartphon conectado a la computadora de a bordo le indicó que debía descansar.
Faltaba poco para llegar a la ruta veinte. Puso el piloto automático. Entonces lo sorprendió una extraña sacudida y a lo lejos divisó a una mujer vestida con una gabardina pasada de moda que le hacía señas instándolo a frenar.
El sistema anti-colisión tomó el control y de esa manera evitó una maniobra de riesgo.
-¿Podría llevarme hasta Pueblo Nuevo? –dijo la dama mirando aquel auto que parecía una nave espacial.
-¿Pueblo Nuevo? Ese lugar no existe; hace mucho tiempo que quedó bajo el agua. -contestó él. -Si quiere la llevo a Villa Serena; queda cerca de aquí.
-Es que voy a Pueblo Nuevo. Hoy hay fiesta y mis amigos me esperan. -dijo ella.
-Suba. Verá que allí no hay nada.

Al llegar a Pueblo Nuevo, la puerta del auto se abrió
automáticamente.
-Imagino que no va a quedarse aquí -dijo Juan -este sitio puede ser peligroso.
-Disculpe, pero creo que está equivocado. Es un lugar muy tranquilo. Le agradezco su gentileza. -dijo ella mientras bajaba.

Juan puso en marcha el auto y de nuevo se lanzó a la ruta solitaria.
En cierto momento dejó de comprender las indicaciones que le daba el automóvil. El camino se veía diferente; un auto muy antiguo circulaba a baja velocidad.

Luego de otra brusca sacudida llegó a la ruta veinte y después a Villa Serena. Se detuvo frente a su hermosa residencia de verano. Sonrió recordando a la dama del camino.

En ese mismo momento, la mujer también sonreía al observar el ambiente festivo. Pensaba en como el extraño auto había desaparecido en pocos segundos dejando sus huellas marcadas en el camino. Luego olvidó aquel encuentro y se mezcló entre la gente.
 
MarceloArrizabalaga,12.01.2018
Vigésimo séptimo trabajo:



Testigo

Viajaba rumbo a la playa en mi viejo ford y me entretenía mirando las publicidades exhibidas al costado de la ruta. Una rubia que publicitaba una conocida marca de trajes de baño llamó mi atención. Se veía tan real que hasta creí que me saludaba.
No había dormido muy bien la noche anterior, estaba muy cansado, por eso decidí detenerme en una estación de servicio para dormitar un poco.
Cuando reanudé el viaje vi a una extraña mujer que apareció en medio de la ruta. Frené y derrapé en la banquina para evitar la colisión. Ella ni siquiera se movió; se cubría el rostro con ambas manos por miedo a ser atropellada.
Bajé y la aparté del camino mientras me fijaba en su rostro. Era la rubia de la publicidad, solo que tenía un impermeable sobre la bikini.
La conduje hacia el auto y le ofrecí llevarla a un lugar seguro. Durante el trayecto confesó que estaba cansada de estar en ese cartel de la ruta. Quería una vida de verdad, conocer gente, viajar por el mundo. Yo la escuchaba anonadado mientras ella me agradecía mi amabilidad por sacarla de allí. Comenzó a sollozar y sacó un pañuelo rosa de un bolsillo del impermeable.
Se la veía tan vulnerable y hermosa que sentí el impulso de frenar el auto y besarla.
En ese momento desperté. Emprendí mi recorrido ya más descansado y enseguida olvidé aquel sueño.
Estaba muy cerca de mi destino cuando vi otra publicidad de trajes de baño de la misma marca. Pero la rubia no estaba. Sorprendido por la coincidencia, pensé que seguramente habían decidido cambiar la imagen. Tal vez pondrían la foto de una morocha.
Mientras pensaba en todo eso miré el asiento del acompañante y descubrí que, como mudo testigo de algo que no comprendía, estaba el pañuelito rosa.
 
MarceloArrizabalaga,16.01.2018
Vigésimo octavo cuento:



La sorpresa


No recuerdo el día.
Solo sé que presurosa que presurosa volvía de la oficina.
Casi ya se perdía la tarde. El frio y la llovizna cortaba el
Aire .
Las luces escatimaban y en la penumbra choqué con algo
Que emitió unos raros sonidos.
Me alumbré con unas cerillas y alcancé a ver un paquete´
Con cierto temor lo levanté y me encaminé a mi casa.
Lo desenrollé y me encontré con un cachorro de perro del cual desconocía su raza. No le di importancia.
Clavó sus ojitos asustados en mí, movió tímidamente su cola y me conquistó.
Me pregunté que comería, después se abrigarlo. Abrí la heladera y solo tenía carne leche y frutas. Opté por entibiarle un poco de leche, busqué un recipiente, lo que ávidamente se devoró y me hizo sentir buena y acompañada.
Tenía que buscarle un nombre y pensé en Moisés. Me pareció una falta de respeto, y se quedó con Lluvia.
Crecía sano y fuerte, guardián y receloso.
Mi compañero de carreras y caminata
Un día me olvidé de la puerta y la dejé entreabierta. Como un rayo corrió hacia afuera. Yo detrás. Alcancé a ver los faros de un auto a los que quise detener.
No me caí. Volaba por la playa y detrás de mí, Lluvia me me seguía.
 
MarceloArrizabalaga,16.01.2018
Vigésima novena participación:



El umbral

Era el amanecer más maravilloso que había visto, pareciese que el pintor se inspiró en las tonalidades de hoy, la mágica naturaleza… el césped y arboles lucen un verde brillante…los pájaros visten sus mejores galas amarillos rojos y sus cálidas melodías endulzan el ambiente… y hablando de dulces….. Tras caminar algunos pasos puedo mirar muy cerca unos árboles enormes que me ofrecen inclinándose sus frutos… los más deliciosos mangos; la ruta estaba marcada de flores el transitar este largo camino se convirtió en un placer… mis abuelos sonrientes me conducen hacia un rio de aguas muy claras donde bebo de ellas hasta saciarme, luego reposo en las piernas de mi abuelo que comienza a entonar una bella melodía “Yo solo quería verte una vez más, y así solo así quiero recordarte “era tan bello como inesperado este momento que no advertí….que lo que estaba viviendo no era real.
Curiosamente al tratar de repasar mis recuerdos…. Lo último que tengo presente es la carretera oscura fría….yo sumida en mis pensamientos y sentimientos…. de repente escucho una voz fuerte y clara que dice ¡¡¡está despertando¡¡¡ pregunto: Que paso?...Dónde estoy?
Era la habitación de un hospital había tenido un accidente, hace algunas semanas….Ahora lo recuerdo todo…esa noche caminaba meditando sobre mi proyecto de vida…como es común mi mala costumbre por media calle como dueña de la carretera … sin percatar que un automóvil se acercaba a gran velocidad….. Hice señas que al parecer no fueron a tiempo…
Hoy ya en mi habitación con el corazón agradecido reconozco el legado de alegría dado por mis abuelos… pinto de cálidos colores mi paisaje interno y llevo en mis manos pinceles de todos los colores….para mi camino.
 
MarceloArrizabalaga,18.01.2018
Trigésimo aporte:



Loop

La mujer conducía apurada por la ruta vacía. Ni siquiera recordaba donde iba, pero sabía que no podía detenerse. Esa noche sin luna hacía del camino una boca de lobo, por lo que se vio obligada a llevar las luces altas. De pronto apareció en el camino una figura humana… iba demasiado rápido para frenar…

En el último segundo alcanzó a esquivarla. A riesgo de caer por la ladera de la montaña, el auto de detuvo a escasos centímetros del abismo. La mujer bajó tambaleándose del auto, atontada y nerviosa. Caminó al lugar donde vio a esa figura que se cubría la cara. No había nadie. Sintió un escalofrió. Se ciñó el cinturón de su gabardina. De pronto una luz enceguecedora apareció en el camino. No podría esquivarla. Se cubrió la cara y cerró fuerte los ojos deseando no morir. En el último segundo el auto la esquivó y frenó a escasos centímetros del barranco. Una mujer se bajó tambaleando del vehículo. Ella atinó a subirse en él y acelerar; dejando atrás a la mujer que no la vio.

Ahora va manejando a toda velocidad, ni siquiera sabe por qué. En el medio de la carretera aparece una mujer en gabardina. Entonces comprendió que el día que deje de conducir, que no logre esquivar o no vuelva a conducir… morirá.
 
MarceloArrizabalaga,18.01.2018
Trigésimo primer cuento:



Retorno


- Dónde estoy?
- Tranquila, seguramente te sientas mareada
- Así es. Todo me da vueltas
- Que recuerdas?
- Mmm… estaba manejando, mi auto se descompuso… caminaba al pueblo más cercano a pedir auxilio… de pronto unas luces me encandilaron…
- Así es… era un auto a toda velocidad
- E… e… estoy muerta?! Esta luz en mi cara no me deja ver nada, por favor respóndeme
- No estás muerta… o si… depende desde el punto de vista que lo mires
- Por favor explícame, deseo entender qué diablos ocurre
- El auto iba a atropellarte. Ibas a morir. Nosotros te recogimos un segundo antes para evitarlo. Ya no necesitaras ese cuerpo…
- ¿Que dices? Eres la muerte acaso? Un ángel? El diablo? Estoy en el limbo? En el cielo? En el infierno?
- Con los años nos han dado diferentes nombres… Usando la terminología que te es más familiar, Soy un alien, estas en un ovni y fuiste abducida… Pronto vas a entender que en realidad soy un compatriota y estás volviendo a casa. Tu tiempo de prueba en la tierra ha terminado…
 
MarceloArrizabalaga,18.01.2018
Trigésimo segundo aporte:



Pasión peligrosa


Felices viviamos entre el bosque amandonos ,
nuestro union solo podia describirse como
el magico mundo donde solo hay cabida para el amor.
Se oia el clamor de juramentos ,en el apoteosis de la entrega
derramabase el vino del placer entre dos almas sin cadenas
el presagio de la mortandad cubrio en sus alas
desplegaron sus garras de acero y posaron en nuestro seno
llego encantadora sonrisa y volaron mis recuerdos .

Una noche desperte como mal presagio vino un canto
sonambule por el cuarto buscando a quien mis brazos ansiaban
solo encontre silencio y vacia la almohada,
Me consumio la inquitud y mis ojos penetraban
entre la obscuridad del bosque por si ahi lo encontraba
oi el gemir del placer y a mis oidos gritos de placer enajenadas
me fui guiando entre la maleza hasta llegar al claro manantial que irisaba,
Mis ojos no podian creer lo que miraban ,
en ser que mas amaba , el nectar de amor que solo a mi
me lo entregara
Ahora con horror voltie mi rostro y quize huir de la adversion lacerada
corri desesperada como desapareciendo de lo que lo unico que puede
es darte el tiro de gracia pues ya por el has quedado asesinada,
ohh amor oh pasion , quize corer desenfrenada salir de la encrusijada
Perderme en las tinieblas solo fue el deseo alucinada…
Solo vi una Estrella formada por mil luceros que destellaban
solo se que el umbral esta proximo , fue corto el suspiro
fue corto el aliento
recibe mi alma de martir , recibela en tu aposento
perdona la accion cometida y sin miramientos…..
 
MarceloArrizabalaga,19.01.2018
Trigésimo tercer cuento:



Una mujer


Freno el auto apenas a tiempo para no arrollar a la mujer que aparece de pronto en medio de la oscuridad de la carretera, con los brazos levantados, intentando detenerme. Viste una gabardina color claro. A pesar de su semblante de angustia, observo que es rubia y muy bella.
-¡Ayúdeme, por favor- grita, apoyándose en el cristal de la ventanilla.
Con cierto temor, bajo el cristal. ¿Qué hace esta mujer, sola y a estas horas de la madrugada, en medio de la nada?
-Mi automóvil se descompuso un poco más adelante. Voy a visitar a mi hijo enfermo y es urgente que llegue.
Me apiado de ella y le digo que suba. Conduzco hasta encontrar su auto.
-¿Podría acompañarme? Tengo mucho miedo. Sólo recojo mi bolsa y unos documentos.
-Están en el asiento trasero- me indica, mientras ella permanece a mi espalda.
Abro la puerta trasera del lado del conductor y tentaleo en la oscuridad tratando de hallar los papeles. Es en ese momento que ella me empuja y se encarama sobre mí. Forcejeo intentando darme la vuelta y quedo frente a su bello rostro que abre los labios sensualmente buscando los míos. Logro percibir que se ha abierto la gabardina y bajo ella, toco su cuerpo desnudo y tibio.
Sorprendido, no atino a hacer nada, ni siquiera a defenderme. El sabor de su boca y el olor de su piel perfumada me lo impiden. Por estúpido que parezca me dejo llevar, no pido explicaciones y menos, cuando la mujer rubia busca con urgencia en mi entrepierna. Desabrocho mi pantalón como puedo y me sumo en las delicias de su cuerpo mórbido, anhelante. La acaricio con fruición, con fiereza; ella lo hace también, entre gemidos y pequeños gritos que me enervan y excitan cada vez más. No sé cuánto tiempo permanecemos así, en esa lucha de deseos no contenidos. Es con un largo grito final, que parece casi un rugido, que deja caer su cabeza semi desmayada sobre mi hombro, jadeando ligeramente. Me dice: “gracias. Lo necesitaba”.
Sin alcanzar a responderle, ante mis aterrados ojos, el auto y la mujer, se desvanecen en el aire; mientras yo, me encuentro ridículamente tirado sobre la tierra, con los pantalones abajo y el sexo al aire, sin otra alma más que la mía.
 
MarceloArrizabalaga,21.01.2018
Trigésimo cuarto cuento:


50 años


Fue terrible: primero un choque; después la inclinación del barco; enseguida el pánico, los gritos, la confusión. Salimos a cubierta y vimos el iceberg: había trozos de hielo en todas partes; quedamos atónitos; desechos; no obstante tratamos de confiar abrazando fuertemente a nuestra hija; entonces la inclinación se hizo más pronunciada y empezó el caos: chalecos salvavidas, carreras, aglomeraciones; los oficiales gritaban, detenían gente, daban ordenes; un oficial tomó a mi mujer y la subió a un bote, mi mujer se resistía, lloraba débilmente, otras mujeres la tranquilizaron: me despedí besando a Marlene y prometiendo a mi esposa volver a encontrarlas; había más botes; en uno subí a una niña y en otro golpee a un desesperado, una anciana fue la última; en medio del desorden una orquesta tocaba y la luna brillaba en lo alto; caminé un momento sin ton ni son; el firmamento era hermoso, lleno de estrellas; entonces se escucha un crujido aterrador y yo empiezo a caer; el barco se ha partido y yo caigo dando volteretas, golpeando objetos de todo tipo; un instante después yazco a la orilla de un camino, con un dolor punzante en el pecho; me sofoco: siento miedo, sorpresa, soledad; mi esposa me habla: sostiene mi cabeza; un auto se acerca; sus faros nos iluminan amenazadoramente; mi esposa me recuesta y corre en dirección al auto; se escucha un rechinido seco; luego taconeo de zapatos que regresan y después unos brazos me toman y auscultan.
Han transcurrido 50 años desde que mi esposa nadó hasta mí, me subió a una tarima y salvó mi vida; ahora yo regreso de su funeral y veo su rostro en el rostro de mi nieta, no puedo soportarlo y detengo el auto: salgo, miro el cielo y el dolor de perderla me sofoca…
 
MarceloArrizabalaga,23.01.2018
Trigésimo quinto relato:



Escollo


-Y digamé ¿qué se le ocurre a usted acerca de ese sueño? -preguntó mi psicoanalista.
-No sé, puede ser que se relacione con unas viejas fotos que estuve mirando.
-Ajá. Cuénteme de esas fotografías.
-Fotos de nuestro casamiento. Y de la luna de miel. En una de las fotos ella lleva su gabardina gris como en mi sueño.
-¿Y por qué se le ocurre que en el sueño su esposa estaba en medio del camino?
-Creo que últimamente ella se ha convertido en un obstáculo en mi vida.
-¿Por qué lo dice? Hablemos sobre eso.
-Cada vez que quiero emprender algo nuevo, mi mujer pone reparos, siento que está frenando todos mis proyectos.
-¿En el sueño ella lo obliga a detenerse?
-Lo intenta. Corre por la ruta con los brazos en alto y trata de obligarme a frenar.
-¿Qué ocurre después?
-No lo sé. Desperté sin saber si pude detenerme.
-¿Pero usted pisaba el freno? ¿Recuerda si esa era su intención?
-Ahí está el problema. No recuerdo esa parte. Solo veo como se lleva las manos a la cara en un gesto de miedo.
-¿Y qué cree que pasó?
-Supongo que me detuve a último momento como lo hago en la vida real.
-Y desearía no detenerse ¿verdad?
-Si, también quisiera que ella no fuera un escollo.
-¿Siente temor de enfrentar a su esposa?
-Algo así.
-¿Sabe que pienso? Que usted despierta porque no soporta el desenlace de su sueño ¿Comprende?
-No.
-Es simple. Finalmente no se detiene. Ese es su deseo, si lo acepta se sentirá mejor.
 
MarceloArrizabalaga,25.01.2018
Trigésimo sexto cuento:



La víctima

-Se apareció de la nada y no tuve tiempo de frenar. Era una mujer muy extraña, vestida con un atuendo fuera de moda, diría yo, que me hacía señas desesperadas para que me detuviera. Le juro que no me dio tiempo a reaccionar. Luego no la vi más.

-¿Dice usted que no la vio más? ¿Es que no se detuvo?
El profesional me miraba interrogante.

Sí, claro que sí. Estaba alarmado por lo que podría haberle sucedido. Pensé que se había encandilado con las luces de mi automóvil, pero al descender del vehículo no la encontré por más que la busqué y rebusqué. Se diría que se la había tragado la tierra. No estaba en las cercanías de mi automóvil ni en ninguna parte. Y tampoco apareció en los días sucesivos cuando di aviso a la policía, y fue buscada intensamente.

Después de varias sesiones, mi psicólogo me preguntó si alguna vez había visto una mujer con un atuendo similar.

-¡Claro que sí! Mi mamá tenía unas revistas de cuando ella era joven. Allí aparecían mujeres con vestimentas similares.

Esa misma noche me puse a hojear aquellas viejas revistas. De repente la vi. Era la misma que cayó bajo las ruedas de mi automóvil aquella noche.

Leí su nombre escrito al pie de la página descolorida: María de los Remedios Vallejos. Posaba junto a un grupo de personas de similar estilo de vestimenta y, según pude leer, conformaban un elenco de artistas de cine, en el año 1.935.

Mi curiosidad me llevó a investigar en Internet, y por su nombre no tardé en encontrarla.

María de los Remedios Vallejos, una actriz muy popular en esa época había sido arrollada y muerta ese mismo año, en un accidente durante una filmación, en el mismo lugar donde sucedió la aparición.
 
MarceloArrizabalaga,25.01.2018
Trigésimo séptimo relato:



Atrapada en la ruta

El auto serpenteaba por el camino de montaña. Había neblina y los faros formaban una especie de túnel en la oscuridad. Entonces vi a alguien en medio de la ruta. Tomé el volante firmemente con las dos manos y pisé el freno.
Me detuve a un par de metros de una mujer que agitaba los brazos para llamar mi atención. Su auto había sufrido un percance. Estaba asustada. Traté de tranquilizarla y la conduje hasta mi automóvil. Ella me miraba y yo también presté atención a sus facciones porque me resultaban conocidas.
Era una señora mayor, parecía nerviosa. Había permanecido durante varias horas en ese lugar solitario esperando que alguien se detuviera. Sus ojos asombrados trataban de decirme algo que en ese momento no pude comprender.

Lo entendí treinta años después cuando una mujer estuvo a punto de arrollarme. Frenó justo a tiempo mientras yo hacía señas para que se detuviera. Mi vehículo estaba averiado y ella me ofreció su ayuda. La miré sorprendida al ver que su rostro era idéntico a la mujer que treinta años antes había sido yo.
 
MarceloArrizabalaga,26.01.2018
Trigésimo octavo relato:



Bilet


Una y otra vez revolvió los cosméticos apilados en el tocador: nada; luego en su bolso: nada; luego en el tocador y nuevamente en su bolso: nada: su maldito labial había desaparecido. Entonces gritó a su madre desde la puerta, pero la madre no lo había visto. Entonces vació los cajones del ropero, del tocador, de sus burós: nada. Se subió a un taburete y miro entre los objetos y libros de una repisa: nada. Miró encima y debajo de la cama: nada. Escudriñó rincones, zapatos, ropa sucia, incluso detrás de cada mueble, pero el maldito labial había desaparecido. Entonces salió de casa y miró al cielo, el cielo hervía de estrellas pero del labial ni sus luces. Entonces pasó un perro y detrás un guajolote, el guajolote picaba la cola al perro pero de su labial nada. Consultó entonces a un agente de viajes pero él tampoco sabía nada. Compró un boleto de avión abordó el avión y el avión la dejó en Tangamandapio, pero ni las azafatas ni el piloto ni los pasajeros del avión sabían nada: su maldito labial no aparecía. Desesperada, abordó un taxi, le pregunto al taxista pero el taxista ignoraba todo. Después el taxista la llevó con un adivino en lo más recóndito del desierto de Sonora, allí el adivino la violó repetidas veces pero del labial nada. Adolorida, de regreso a casa, por un paraje inhóspito, miro un auto desplazarse rápidamente sobre la carretera, ella corrió hacia él, levantó los brazos, le hizo señas, pero el conductor no estaba para labiales y inevitablemente la arrolló, entonces ella abrió abruptamente los ojos y abruptamente comprendió que todo había sido un sueño. Suspiró pero no estaba tranquila. Se talló los ojos. Bostezó. Luego, mirando de reojo su habitación, intrigada, se dijo: ¿y mi labial…?
 
MarceloArrizabalaga,29.01.2018
Trigésimo noveno cuento:




Compañía


Salgo a caminar como todas las noches. Contemplo las estrellas fugaces y pido el mismo deseo: acabar con la soledad.

La luna dibuja un sendero color plata al costado de la ruta desierta, y yo lo transito mientras pienso en escapar de esta rutina gris que tanto me agobia.

Un automóvil se acerca velozmente; intuyo que no podrá frenar. Corro haciendo señas para que se detenga y ruego que los reflejos del conductor sean lo bastante rápidos como para que al realizar una maniobra imprudente a fin de esquivarme caiga al vacío.

Mi plan da resultado. Bajo hasta el fondo del precipicio, encuentro a un hombre sin vida.

Mientras espero expectante que atraviese el túnel y descubra su nuevo estado, me pregunto si esta será por fin mi alma gemela.


 
MarceloArrizabalaga,29.01.2018
Terminado el período de recepcción de trabajos, desde hoy 29 de Enero del 2018 hasta el 31 de Enero del 2018 inclusive, se reciben las votaciones sobre los cuentos participantes.
Los participantes deben votar sus cuentos preferidos de la siguiente forma:


Cuentas con 10 puntos en total para repartir.


4 puntos para el que consideres mejor.

3 puntos para el segundo.

2 puntos para el tercero.

1 punto para el cuarto.




Los votos debes enviármelos “en privado” por mi libro de visitas.

Los escritores participantes están comprometidos a votar.

También podrán votar de la manera explicada, todos lo que así lo deseen, aunque no participen de la contienda.

Una vez terminados los tres días para la votación, se harán públicos los nombres de los participantes, así como el resultado del concurso.

Aquí están todos los cuentos:


Noche oscura de terror

Debía ir a buscar a mis hijos al baile, era la madrugada de una noche oscura, sobre el camisón me puse el impermeable, camine hasta mi auto respirando el aroma del nuevo día; encendí el vehículo luego de colocarme el cinturón, prendí la radio y busque música que me complaciera pronto la encontré, los acordes me hacían sentir que aunque la ruta estuviera deshabitada esa notas eran placenteras. Las luces de mi auto iluminaban el camino a faltado cuando de pronto un terrible agujero apareció sin poderlo evitar, las consecuencias han sido dos gomas rotas, palpe mis bolcillos con prontitud el celular no lo he traído, ¿cómo me comunicaré con el auxilio? ¿Dónde encuentro una solución?.
Dentro del auto me sentía segura pero eso no resolvía mis problemas, por el camino a lo lejos veo venir unas luces, bajo del vehículo con premura y comienzo a caminar hacia los faros que a cada paso se veían más cerca, extendí mis dos brazos hacia al cielo, moviéndolos con desesperación y para que mentir un miedo aterrador, en cuestión de minutos el auto freno casi en la punta de mis pies, mi corazón latía mientras las dos puertas delanteras se abrieron y ante mi aparecieron los padres de una de las amigas de mi hija mayor, con alivio comencé a respirar con tranquilidad. Noche que nunca voy a olvidar, mi coche quedo en la ruta esperando el auxilio mientras nosotros fuimos a buscar a los chicos. Al regresar el remolque tenia atrapado a mi coche y mis hijos y yo fuimos dejados sanos en la puerta de casa ,¡qué alivio!.


Plumas


Zulema es mi nombre,

Cantaba en mi juventud en el coro de la iglesia.

Soy buena cocinera.

Álex,mi marido, siempre me llamo zuleci.

Alas para volar decía que me faltaban para ser un ángel.

No entendía como un miserable como el había conseguido estár tan cerca del cielo, me decía.

No te preocupes por los pasos que das si no por la huella que dejas le decia.

El me respondia que me dejaste de chorradas , me tachaba de loca, miedosa ensoñadora.

No soy un ángel,ni loca,ni miedosa.

Pero se volar.

La hora azul me me interrumpia el y se reía.

Todos los domingos tocaba el piano al medio dia.

Cuando se levantaba.


Mi música le mitigada el dolor de cabeza producido por las borracheras con los amigos y su agresividad.

Sus partidas de póker nos habían dejado sin ahorros.

A toda prisa me dirijo al encuentro.

Esta noche le daré una sorpresa.

Le demostraré que no estoy loca.

Qué no soy miedosa.

Que tengo los pies en el suelo.

Qué no soy un ángel.

Pero se volar.

En cuanto reconocí el auto estendi mis alas cerré los ojos y volé.


Realidad

Cómodamente sentado en la fila F asiento 12, más o menos a la mitad del cine me dispongo a disfrutar una película. Esta dentro de una retrospectiva de los años cincuenta. No recuerdo el título, pero no es relevante al fin y al cabo son “clásicas” estaba un poco aburrido y no conseguí que ninguna amiga me acompañara. Apagan las luces, pasan anuncios en la pantalla, demasiados. Mis ojos se acostumbran a la oscuridad. Veo a mi alrededor. Nadie. Tal vez no sea tan extraño. Un martes a las once de la mañana. Ja. Ahora dan avances de próximas películas, eso si me interesa, pero… entra una rubia al cine, pelo corto en ondas, y trae puesta una gabardina, extraño atuendo.

Se detiene en mi fila, se acerca y se sienta junto a mí. Empieza la película. Ve con suma atención la trama, pareciera “vivirla”

Yo centro más mi atención en ella que en la pantalla. Es bellísima.

Siento la suavidad de su mano sobre la mía. Volteo, me mira fijamente. Acercándose roza mis labios y dice: tú lo lograras. Retira su mano, toma mi barbilla y la dirige a la pantalla. Se ve una noche oscura en un paraje del campo. Una chica rubia ve un auto aproximarse a toda velocidad tras una curva. Desesperada se para en mitad de la carretera extendiendo los brazos.

Es ella, la chica de al lado… volteo, no está.

Ahora regreso la vista al frente, manejo un Ford 52. Piso el freno pues ella esta enfrente, voy demasiado rápido, al menos cien kilómetros por hora. El auto derrapa zigzagueando. Se detiene 40 metros adelante fuera del asfalto. Recargo mi frente en el tablero, mi corazón late apresuradamente.

¿Lo habré logrado…?


Incompatibilidad


Me gusta mi trabajo. Soy metódica y responsable. Recorrí el mundo para desempeñar mi tarea en los parajes más diversos. Mis logros no los comparto con nadie y siempre trato de brindar lo mejor.
Acompañé a muchas personas en sus últimos instantes de vida y los conduje con amabilidad hacia un final decoroso. Algo rápido e inesperado.
Pero todos cometemos errores, y el mío fue enamorarme de la persona equivocada.
El mundo es chico, y debí suponer que en algún momento me iba a encontrar con alguien que hiciera un trabajo parecido al mío.
Él también se toma su tarea con seriedad, por eso aquella noche no se detuvo cuando le hice señas en la ruta. Así nos conocimos.
Me asombró su energía y convicción. Estaba acostumbrada a los conductores que frenaban cuando me veían, y enseguida se ofrecían a llevarme donde yo quisiera. Él simplemente me pasó por encima. Y cuando descubrió que estaba ilesa, solo mostró desilusión. Nada de pánico ni incredulidad. Eso me conquistó de inmediato; me enamoré a primera vista.
Luego descubrí que somos incompatibles.
Él es "El loco de la ruta". Trabaja como asistente de la muerte desde hace varios siglos. Se especializa en enviar al otro mundo a mujeres solitarias que encuentra por los caminos haciendo auto-stop. Y yo soy una famosa y bella fantasma. Me dicen: "La dama de la ruta".


Balance


Necesitaba escapar de todo. Suponía que si me iba lejos, los problemas se solucionarían solos.
El balance de mi vida ese año había resultado negativo. Los problemas laborales me agobiaban y acababa de romper con mi pareja.
Finalizaba el año. Los festejos siempre me habían entusiado. Pero no deseaba estar con ella; tampoco con nadie más.

Tomé mi auto y conduje sin rumbo por la ruta desierta. No había luna, el cielo estaba casi tan oscuro como yo.

Mientras aceleraba experimenté la certeza de que una magnífica oportunidad me estaba esperando. Cambié mi rumbo, tomé la curva, y a pesar de las sombras, la vi. Estaba parada en medio de la ruta.
Hacía señas con ambos brazos mientras yo intentaba frenar. Se llevó las manos a la cara, pero no se apartó. Giré el volante de manera tan brusca que volqué al costado de la ruta.
Recuerdo la expresión incrédula de su rostro cuando creyó que iba a ser atropellada por mi vehículo.
Y luego la mía reflejada en sus ojos castaños que me miraban a través del parabrisas para comprobar si todavía respiraba.

Pensé en las segundas oportunidades mientras ella lloraba y decía: sabía que ibas a regresar.


Amantes 1

Esa noche fue la antítesis de todas las noches que pasamos juntos, esa vez y por primera vez dejaba de ser “la otra” para ser “la única”. Cuando me dijo que ya era libre y que lo nuestro dejaba de ser clandestino, me permití sentirme honorable, omitir ser la mujerzuela de turno, y transformar ese instante pura y exclusivamente sexual, en el momento de intimidad de una pareja normal, esto me permitía hablar de un proyecto junto a él, ese proyecto que era una utopía meses atrás.
Cuando dijo que debía irse, sentí como si todo era igual, pero cuando me besó y me dijo hasta mañana, en ese “hasta mañana” había una continuidad que antes no existía. Me quede viéndolo irse desde la puerta de casa, subió a su coche y se fue. En ese instante me di cuenta que era necesario decirle lo que siempre quise y nunca pude, ya que me lo impedía mi lugar de amante. Cerré la puerta y corrí sobrenaturalmente para alcanzarlo. Tome un atajo, por la lomada, la cual me dejaba justo en la calle de salida del pueblo y vi venir de frente el coche, me ubique en el medio de la calle, abrí mis brazos, las luces de los faros me encandilaron obligándome a cerrar los ojos. Jamás pude calcular en que terminaría esta relación, como tampoco la velocidad y la distancia entre su auto y yo. Solo quise decirle “te amo”, palabra que de mi boca nunca salió.


Coincidencias

Era una noche de pocas estrellas: por la carretera Nonplace, en su Chevrolet 1951 de lustroso marrón, Paul regresaba a casa, embelesado escuchando a Frank Sinatra. El final de la canción lo sacó del trance y su vejiga le advirtió de las tres cervezas que había bebido. Activó los intermitentes y se estacionó.

Mientras los grillos ponían fondo sonoro a tan placentera emisión, pensaba: "restan unos kilómetros… y por fin… en casa”.

Unos pasos sobre el pastizal cercano delataron la imagen de una mujer madura, descalza, vistiendo sólo una bata, de color tan pálido como toda ella, titilando con la luz latente del Chevrolet:

- ¿Me lleva, por favor?

El hombre sorprendido, respondió vacilante:

- ¿Hasta dónde?
- Hasta donde quiera.
- Bien: suba.
- ¿Cómo se llama? preguntó él.
- No tengo nombre.

Paul, contrariado por la respuesta, continuó:

- ¿Cómo llegó allí?
- Me asaltaron y robaron mi auto.
- Pero, al parecer, está ilesa.

Súbitamente, ella saltó sobre él y le arañó la cara vociferando descontrolada:

¡ESTE ES MI COCHE! ¡DEVUÉLVAMELO!

Paul frenó, sacó las llaves y a la mujer arrastrándole hasta dejarle de espaldas sobre la berma. Logrado esto, muy irritado, abordó su carro y la abandonó.

Un kilómetro después, pasó a una hostería a lavar su cara ensangrentada. Luego, a gran velocidad, reemprendió su viaje.

Iba muy perturbado cuando su agresora, irrumpió en la oscura carretera, viniendo hacia él con los brazos en alto, corriendo enajenada, al encuentro del Chevrolet.

Cuando llegó la policía el cadáver pendía del capó.

Un sargento le iluminó el rostro concluyendo:

- Era la señora Carter. Siempre en la carretera… tenía que sucederle esto: Le asaltaron el año pasado para robar su auto. Nunca superó la psicopatía que le produjo tal hecho. Tenía un Chevrolet idéntico a este.


Fumando espero

Está a punto de suceder otra vez. Cinco, cuatro, tres, dos, uno…

- ¡Corten! No, no, mil veces no. Por muy diva que te sientas, en este estudio se hacen las cosas como yo quiero. Soy el director, no lo olvides… El personaje lleva los ojos abiertos. No pretende suicidarse, ni teme al vehículo que se acerca… Es más. Quiere ver el rostro del conductor, conectar con su mirada.

- ¡Vaya! Lo que hay que oír. Ni que fueras John Ford. Cierro los ojos, bueno, el personaje, porque todo le sale mal. Los tipos de los que acaba de escapar están ya muy cerca y los que vengan en el auto son su única esperanza, pero como tiene tan mala suerte, porque es de noche y se sitúa en medio de la calzada por sorpresa, apuesta consigo misma a que del atropello no le salva ni Superman...

El director y la estrella siguen discutiendo, una vez más. Acabaré mi puro y haré unas llamadas. Conviene que amplíe los créditos destinados a gastos de producción ya que esta escena acaba de batir todos los récords de rodaje en la historia del cine.


En la ruta 301

El muchacho escuchaba interesado los relatos de su abuelo, comandante de policía en pensión.
-Fue un caso sorprendente. Llegó al departamento de policía una señalización de la patrulla sobre un grave accidente en la ruta 301.El conductor del Fiat 52 era un ingeniero de nombre Raúl Rosalbes. La víctima murió en el impacto y el conductor fue transportado de inmediato al hospital, herido y sin conocimiento. Durante tres días fue imposible interrogar a Rosalbes que estaba todavía en estado de shock .
Trataron de comunicarse con la esposa pero nadie respondió en la casa. Al día siguiente llamó al departamento de policía una mujer que dijo, con voz alterada por el pánico, que al llegar esa mañana a la casa de los Rosalbes para la limpieza había encontrado a la señora muerta acuchillada en la sala.
Cuando fue posible interrogar a Rosalbes, el hombre dijo que no recordaba porque había salido a una hora tan avanzada de la noche de su casa ni haber visto a su mujer ese día.Lo único que recordaba nítidamente era que después de recorrer unos kilómetros por la 301 una mujer rubia idéntica a su esposa corría en su dirección por la carretera encandilada por los focos del coche. No recordaba si había tratado de frenar, ni nada más.
El psiquiatra de la policía se hizo cargo del caso. El hombre seguía negando la evidencia de haber matado a su esposa en su casa antes de escapar en el coche. Las manchas de sangre impregnadas en sus ropas y en el auto, no dejaban dudas sobre su culpabilidad.
-¿Y qué pasó?-preguntó el nieto
-¿Qué podía pasar? lo condenaron a cadena perpetua. Los primeros años los pasó en un hospital psiquiátrico y ahora,si no ha muerto, debe estar pudriéndose en la cárcel de San Quentún.
En la ruta 301 la que encontró la muerte fue una gacela despavorida por la luz de los faros.


Guión
(para escena final de film "noir" ambientado en los cincuenta)


Es noche. Sobre carretera mojada, allende una curva, emergen de la oscuridad los focos de un auto: búho luminoso en pleno vuelo de cacería nocturna.

Al verlo ella susurra:

- ¡Por fin un auto...! ¿es un Corvette...? es... ¡Mike...!

Un grito desesperado desgarra la noche:

- ¡Deténte! ¡si me salpicas, te arrepentirás!

En el páramo de la carretera, ruido de frenos, una portezuela que se abre...

- ¡Arruinaste la gabardina!

- ¡Christine! creí que ya no vendrías... ¿tu auto...?

- Se detuvo una milla más atrás... Nadie pasaba... Me aterrorizaba la oscuridad... Rompí un taco al bajarme... Tuve que descalzarme... (y en los cincuenta los celulares aún no se han inventado). ¡Pero... la gabardina...!

- Quítate de una vez esa horrible gabardina y sube al auto...

- ¿Horrible...?

- ¡Me encanta! (parecerías Columbo si fuesen ya los setenta...) ¡sube!

- Prefiero caminar…

- ¡Quítatela, y sube de una vez!

- No te ha gustado...

- Me ha fascinado...

Ruido de portezuela cerrándose. El auto avanza unos metros alejándose del frustrado farol a filamento, se detiene en la vera del camino, sus luces se apagan, cesa el ronroneo del motor, el Corvette desaparece mimetizado en la oscuridad. Suspiros quedos y la voz de Nat King Cole acarician el terciopelo azul marino del paisaje (se filma en color desde el treinta y nueve).

- Pero... traes solo la gabardina...

- Era tu regalo... el mío es que me beses hasta matarme...

La cámara enfoca la colina que una luz comienza a iluminar desde el cielo. El objetivo sigue el rayo hacia las nubes que se entreabren lujuriosas dejando entrever tras ellas el disco cósmico de la luna llena.


El negocio


Lucas Ferrarotti quedó deslumbrado cuando conoció a Celia. Era una mujer espectacular y entre los dos comenzó un idilio que no tardó en convertirse en la pasión de su vida.
Él le ofrecía un buen pasar, por lo que decidieron, de mutuo acuerdo, que en adelante ella no trabajaría más fuera de casa y se dedicaría exclusivamente a atender el hogar. Atrás quedaba su vida de actriz no consagrada y algunas aventuras y desventuras que suelen generarse dentro de la profesión. Ahora era la protagonista real de la maravillosa aventura de amar y ser amada, complementada con costosos viajes durante los cuales la pareja vivía su perfecto romance.
Pero el destino le jugó a Lucas una mala pasada. El mundo de las finanzas le mostró su cara más amarga y su condición económica se deterioró drásticamente.
Llegó el momento en que la situación se hizo insostenible.
-Te veo aburrida – le había dicho a su mujer aquella tarde - No estaría mal que consiguieras un trabajo para recuperar tu dignidad.
Celia no quería creer que su sueño estaba a punto de derrumbarse.
-¡Pero teníamos planeado un viaje al Caribe…! -balbuceó.
No hubo vuelta atrás. Lucas tuvo que vender su Coupe Porsche Panamera 2017, aunque lo ocultó poniendo la excusa de que su automóvil necesitaba una reparación.
Comprendiendo, ella comenzó un trabajo nocturno que le reportaba buenas divisas, aunque nunca le confesaría a su esposo de qué se trataba.
Esa noche él alquiló un vehículo y se lanzó a la ruta. Se sentía derrotado y la velocidad lo haría olvidar.
Sorpresivamente vio a su mujer envuelta en una ajustada bata ofreciéndose provocativamente y tratando de detenerlo.
Reconociéndola, frenó justo a tiempo para no atropellarla. Luego huyó.
Por suerte Celia no lo había reconocido. Lejos estaba en su intención arruinarle el negocio.


La superdotada


La genialidad que Dios me dio me ha traído problemas.Los Rusos y Americanos me están siguiendo, saben que descifré sus códigos
y que puedo divulgarlos con tan solo un click. Por ello asisto a esta reunión. Me han citado en un lugar alejado de la ciudad, han puesto agentes secretos
al rededor del punto de encuentro.
Ya entrando al sitio acordado, mi vista entraneda me alerta del engaño, al parecer el sector nueve, enemigos de Rusia y USA, quieren los códigos,
si se los doy mi familia morirá, y moriran millones de personas,pero aún puedo escapar.

Corró hacia la carretera pensando en Ricardo que me quiere y se preocupa por mi pero no sabe de mi vida alterna, ni de mi capacidad. En mi
vida alterna tengo una cuenta de millones de dolares que gané enbaucando estados poderosos, casinos y mega empresas.
Mi plan era contarle todo sobre esto e irnos a vivir a una ciudad tranquila como Huancayo,comprar hoteles y ranchos, y vivir de ello hasta ser ancianos, pero ello
no se dará, pues hoy he de morir.Me pongo en frente de un auto a todo velocidad y espero los pocos segundos al final. Esta vida era peligrosa y lo supe desde siempre, es hora de terminar el círculo.

-Ricardo, Roxana a muerto arrollada por un auto, al parecer estaba alucinando. Ya hace buen tiempo que dejó de tomar respiridona.
El doctor dijo que estaba bien, que ya podía vivir sola. No nos dimos cuenta, parecia tan cuerda, al parecer nos supo engañar.


La enfermera

Allí donde dicen que se aparece la enfermera yo estuve. Si te dijese quien es quizás no lo creerías. Hace muchos años en ese mismo lugar se accidentó una familia, todos murieron menos una, la esposa de Eberto Mujica, alias ''El Chamoy''. Conocido traficante en la zona. Esto que te cuento nadie lo sabe.
Dicen que cuando te ponen un alias debías rechazarlo por estar pre escribiendo el destino, pero para no cansarte con supersticiones y cuentos de terror cerraré este párrafo con la nota que se publicó aquel día:
''Peligroso narcotraficante a quien apodan '' El Chamoy'' sufrió trágico accidente en el kilómetro 47 a pocos metros antes de llegar al entronque. No hubo sobrevivientes.''
Cuando leí aquello un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿Cómo iba a imaginar que se trataba de ese tipo de persona! ¿Por qué tuve que orillarme aquella noche? La mujer corría desesperada y la subí al coche, Encendí la luz y era tan hermosa que no pude más que abrazarla llenándola de caricias ¿Pero que clase de mujer pide aventones? Entre sollosos hablaba de ambulancias, paramédicos, doctores. ¡Ah de ser enfermera! Pensé, pero después gritó y gritó hasta ponerme nervioso. El carro estaba a pocos metros de la carretera y cualquiera podía oírla ¡Si ella misma se avalanzó a mis brazos! ¿No era amor lo que buscaba? Tapé su boca a besos y un hilo de sangre corrió por sus dientes. Me exité como nunca lo confieso y proseguí a mordidas con los pechos, las nalgas. Lástima que murió al poco rato y tuve que dejarla donde dijo que estaba su familia ¡Vaya susto que pasé! ¡Estaban todos muertos! La tiré allí y seguí mi camino que entre sirenas de patrullas y ambulancias se hizo corto a casa.
Dijeron fue asesinada y no es cierto, disfrutó lo recuerdo. Fue el mejor sexo que experimenté en la vida. Quizás estaba herida o... no sé ¡Yo no vi nada! ¡No tuve tiempo! Sentí como si se metiera a mi cuerpo el demonio y calentara la sangre. Era salvaje, bestial, satánico y electrizante nunca voy a olvidarlo. Yo no la maté eso es mentira ella ya estaba muerta.
Si te dijese quien es la mujer que corre quizás no lo creerías ¡Qué enfermera ni que ocho cuartos es el diablo!


Caso resuelto

Era una noche oscura como boca de lobo, tenia urgencia por regresar a mi hogar luego de un largo viaje por cuestiones de mi trabajo de detective privado, al salir de una curva, una mujer que venía corriendo se paro en el medio de la ruta, haciendo señas desesperadas para que me detenga, levante el pie del acelerador y pise el freno suavemente, dos o tres veces, el auto se fue de costado y se detuvo a centímetros de la rubia, descalza y vestida solo con un impermeable -Sorprendido, abrí la puerta y baje del vehículo para preguntarle que le ocurría, ella dejo caer el impermeable dejando al descubierto un cuerpo perfecto, sin decir palabras se hecho en mis brazos.
La introduje en el coche, lo puse en marcha y estacione sobre la banquina ¿Por qué tardaste tanto? Preguntaba mientras acariciaba mi cara, buscando su boca con la suyano salía de mi asombro encendí la luz y pude ver su hermoso rostro, me parecía conocida, mi cuerpo empezaba a reaccionar, respondí a sus caricias y nos besamos apasionadamente, ella desabrochaba mi ropa hasta que quede desnudo, explorábamos nuestros cuerpos desesperadamente ,acaricie y bese su cuello y sus hombros mi boca busco sus precioso senos ,mientras mis manos buscaban su depilado sexo, y las suyas atrapaban mi miembro, fue justo en ese momento cuando una luz de alarma se encendió en mi mente, alargue la mano y del bolsillo del saco extraje una fotografía, era ella la infiel a la que vigilaba por encargo de mi cliente.
Dos balazo de una 45 interrumpieron mis pensamientos, el primero perforo mis intestinos, el segundo reventó mi cabeza, esparciendo mis sesos en el parabrisas, mientras ante mí se abría un largo túnel y al final del mismo se vislumbraba una inmensa luz.


Carta suicida


En el bolsillo de la gabardina de la víctima encontraron una carta que confirmaba la declaración del conductor de la Fiat 52 que dijo que la mujer se le había presentado de golpe en el camino, corriendo alucinada hacia su auto. El impacto fue inevitable.

“….no solo los griegos supieron inmolarse, ni los aztecas los únicos que celebraron sacrificios humanos.Abraham estaba dispuesto a matar a su hijo en nombre del Todopoderoso. Tú eres mi fe, mi todoposeroso…Te necesito, me hace falta tu presencia como el aire que respiro. Sin ti sofoco.
Libérate de las cadenas que te tienen alejado de mi. Sé que un día no soportaré más y saldré a tu encuentro para detenerte aun sabiendo lo peligroso que puede ser enfrentar mi fragilidad con tu fuerza y clavar mis ojos en la enceguecedora luz de tu mirada…


La ayuda


Venía por la ruta con mi automóvil cuando tuve una especie de aparición mística: una joven tan intrigante como bella me hacía señas desesperadas para que me detuviera. Por supuesto no lo pensé dos veces y apreté con fuerza los frenos justo a tiempo para evitar atropellarla.
Con el temor reflejado en su rostro me preguntó, casi como una súplica, si podía ayudarla. Su automóvil se había averiado o algo así, y no respondía.
-Yo no entiendo de mecánica – agregó – pero debe ser algún cable que se ha desconectado. Por favor, ¿usted podría darle un vistazo? ¡Estoy desesperada y no sé qué hacer!
Me satisfacía plenamente poder serle útil y así se los expresé. Asimismo traté de calmarla mientras ambos nos dirigíamos al lugar donde estaba el coche averiado.
-Tengo frío –me dijo temblando. ¿Puede usted fijarse para detectar la causa del problema? Yo lo espero aquí.
Me bajé resueltamente con una imperceptible sonrisa por el placer de poder ayudarla. La joven me había conmovido sobremanera, depositando su confianza en mí, que a fin de cuentas no dejaba de ser un extraño para ella.
Unos pasos más y del automóvil bajaron dos sujetos que me encañonaron.
Antes que me diera cuenta de la situación los dos automóviles partieron velozmente; el mío conducido por mi bella “protegida”.
Ahora soy yo quien hace señas desesperadas a los transeúntes pidiendo ayuda.


Anhelo

Decidió parar a descansar a un costado de la ruta. Había manejado durante gran parte de la noche y estaba cansada. En la ciudad la esperaba su hija que estaba a cargo de la abuela. Recién ahora se sentía en condiciones de atender a la pequeña. Después de un intenso tratamiento, sus crisis habían remitido y aquel viaje era un anhelo largamente acariciado.

La brisa nocturna le dio en el rostro mientras se acomodaba para descansar. Recordó otros viajes con su esposo cuando él aún vivía y los tres iban de visita a casa de la abuela. Secó un par de lágrimas, recostó la cabeza sobre el asiento y notó una luz muy pequeña en la ruta que se acercaba lentamente.
Al principio pensó que eran los faros de un auto, pero enseguida comprendió que otra vez tenía una pesadilla. Abrió los ojos y supo que estaba en el hospital. La pequeña linterna de la enfermera la encandilaba; era hora de su medicación.

Se puso el impermeable que le había regalado su madre y que ella usaba a modo de bata cuando se levantaba de la cama.
Abrió la puerta, miró el pasillo interminable y oscuro que en ese horario estaba desierto. Un extraño sonido la sobresaltó. Comenzó a correr y la linterna la encegueció totalmente. Se llevó las manos al rostro y en el momento del impacto descubrió que por fin estaba en libertad.


El sueño

¿Era un sueño?... No sabía. Un sueño extraño, definitivamente.
No recordaba el contexto, pero sí la parte final, lo que la mantuvo un rato pensativa.
Aún estaba adormilada, sin ganas de levantarse.
Giró la cabeza buscando comodidad y se sintió mejor: un Selhter allendorf le daba ese servicio: “libertad y comodidad inimaginables”, pensó, o repitió las palabras del comercial, no le importaba. Su habitación era enorme y eso la hacía feliz, porque le gustaba la oscuridad y lo que sus cuatro familiares paredes le daban, aislándola del mundo; aunque, ciertamente, había un zumbido en alguna parte y en alguna parte destellaban luces; lo que la distrajo, llevándola a pensar en su amor al peligro y su afición favorita: los aviones y a los paracaídas; sonrió; la idea era tonta; pero imaginó saltar sin protección; volvió a sonreír.

Una vez estuvo en los Andes, en la ladera de una montaña, rodeada de nieve, sola. Lo recordaba bien. ¡¡¡Avalancha!!!, gritó aquella vez, y nada pasó; desde entonces deseó estar frente a una; le gustaba la idea: el miedo, la adrenalina, una fuerza incontrolable y luego... nada; en fin: se sintió cansada y el cansancio hizo que bostezara; un bostezo enorme que no le sirvió de nada porque tuvo un acceso horrible de tos que la dejó más abatida aún.

Correr, correr, se dijo entonces, tratando de controlar sus pensamientos, correr, como en el sueño, sin miedo, sin dudas, en medio de la noche, con las manos en alto, ¿las manos en alto?, sí, desafiando al peligro, tratando de detener la luz, la nieve, el auto que la iluminaba, ¡avalancha!, escuchó en su interior, ¡avalancha!, y escupió un cuajo de sangre, sí, ¡avalancha!, repitió, y arqueó el cuerpo, tuvo un espasmo, abrió grande los ojos, luego otro espasmo, y… ¡avalancha!... dejó de respirar.


Un mal pedo

Un retortijón fue el primer aviso. No había nada qué hacer: tragó saliva, metió el clutch, cambió a cuarta y aceleró profundo. El Ford rugió y se fue derechito volando sobre la carretera, pero él no sintió alivio, un segundo retortijón le advirtió la premura del tiempo: a lo mucho diez minutos, quizá 15 si lograba serenarse y apretaba el culo, solo hasta entonces podía detener la diarrea. Lo que no podía detener era el Ford: el asesino de la ruta 68 y sus 30 asesinatos en el lapso de un año, lo impedían. Maldijo su suerte y volvió a tragar saliva. Entonces vio una mujer y al instante se le salió un pedo. La mujer levantaba los brazos pero el pedo hizo que brincara del asiento. ¿O había sido un golpe? Dos minutos después una decena de patrullas lo perseguían.
--…Se lo juro, oficial, --explicaba el hombre sacando la cabeza por la ventanilla--, me estoy haciendo caca, no puedo detenerme.
--…Caca es la que lo vamos a hacer si no se detiene –contesta el oficial también sacando la cabeza.
--¡¡Lleva a la suboficial Monroe embarrada en su parachoques!! –le grita.
Asustado, el hombre para el Ford y sale corriendo hacia los matorrales. Los policías le disparan creyendo huye.
--¿Quién es ese? –pregunta el comandante viendo la masacre cuando llega media hora después.
–La víctima n° 31 del asesino de la carretera.
--¿Y esa?
–La suboficial Monroe. Detenía el tráfico mientras levantábamos el cuerpo.
--¿Y ese otro?
–No sabemos.
--Es el asesino –dice el comandante.
--No es así, comandante.
--¡Cállate, es el asesino y ya!

“¡ÉXITO ROTUNDO!” Rezaban todos los diarios al otro día. “Operativo policíaco hace caca al escurridizo asesino de la ruta 68”.


Escapar de alguien

Despierto y me encuentro en un lugar oscuro, áspero y de un olor peculiar a humedad. Estoy tan asustada, amarrada en unos tubos de hierro trato de soltarme, y lo logro; en ese instante escucho unos pasos y veo a un hombre (eso fue lo que pensé, pero no era uno común, tenía unos pies tan grandes y por su boca corría algo rojo oscuro –supuse que era sangre- se comía unas entrañas. Mientras observaba con lágrimas en los ojos, resbale haciendo un ruido pequeño, pero él lo escuchó y se fue acercando hacia la puerta, como pude salí por la ventana, corrí lo más que pude, llegué a la carretera, sentía su respiración atrás como un jadeo de un animal; de lejos vi unas luces – fue lo mejor que vi en toda mi vida- como pude aceleré y me interpuse frente al auto, no me importaba morir, solo quería escapar de eso.


Niebla

La mujer apareció de la nada. Corría por la ruta haciendo señas con los brazos para que me detuviera. Yo acababa de salir de una curva, y frené como pude. Ella se llevó las manos a la cara en un gesto instintivo; seguramente pensó que era su fin.
Bajé conmocionado del auto y me acerqué para ver si estaba bien.
Hablaba de la niebla y preguntaba dónde se hallaba, en un evidente estado de confusión.
Supuse que su vehículo había sufrido una avería, intenté tranquilizarla y la conduje hacia mi auto para que estuviera más cómoda. Cuando logró calmarse me pidió que la llevara hasta la ciudad más cercana. Durante el trayecto habló muy poco; respondía con monosílabos a mis preguntas y se la veía asustada. Pensé que estaba atravesando una crisis de pánico: decía que su auto había desaparecido en medio de la niebla.
Miraba la ruta con expresión de sorpresa; el camino le parecía muy distinto al que ella recorría habitualmente.
Cuando le dije que faltaban diez kilómetros para llegar a la ciudad de San Juan me miró como si sospechara de mi cordura.
Hacía apenas cuarenta minutos que había salido de Buenos Aires con rumbo a la ciudad de La Plata.


Tencha

Era el momento: escondió el itacate, tragó saliva, saltó a la carretera y con la sola fuerza de su indestructible cuerpo, detuvo el auto. No sin antes instar al conductor a que se detuviera, levantando los brazos, y apretar fuerte los ojos cuando comprendió su negativa. Era Hortensia Hernández, Tencha para los amigos, indígena poblana del municipio de “Alas del rincón”, Estado de México, imbuida en su inconfundible disfraz de rubia boba.
Las crónicas cuentan que dos delincuentes quedaron hechos puré entre los fierros retorcidos, y que los otros dos, expulsados durante el choque, como salsa de tomate embarrados en el asfalto. Hortensia Hernández había cumplido nuevamente con su deber. Pero lejos estaba Tencha de congraciarse con el resultado de sus intervenciones, años de carencias y muchos nopales habían hecho de su persona un ser sencillo y juicioso, además de indestructible. De manera que cuando concluía un trabajo --“trabajo”, así llamaba ella a lo que hacía—no deseaba otra cosa que regresar a casa; en camión, o a pie, pero siempre sin disfraz, pegando saltitos de 1000 km para acortar el viaje.
Su apá y su amá salían entonces a recibirla, vociferando las más de las veces, no para felicitarla, sino enmuinados y para darle de cuerazos pues siempre dejaba a Romina (un gato albino) sin pelos, y el taller de cerámica sin silicón. Pero Tencha no cejaba en su afán de combatir al mal y esperaba estoica a que le crecieran los pelos al gato y que el taller se llenara nuevamente de silicón, pues sin su traje de rubia boba nunca salía.
Ahora mismo se le puede ver esperando con su itacatito al lado que su apá se duerma, para sustraerle la radio, y así enterarse al momento de un nuevo latrocinio, y poder actuar.


Pesadilla


Pa rada en la oscuridad vio el pequeño destello vibrante acercándose silenciosamente a través de la sombra de los árboles que se movían en la noche. Una luz que parecía moverse a gran velocidad pero acústicamente nula. El nerviosismo la tomó por sorpresa al darse cuenta que los pies no le reaccionaban y comenzó a desesperarse al darse cuenta que pisaba una ruta desierta en el medio de la nada y el iluminado objeto desconocido comenzaba a tomar forma de un automóvil ahora no tan desconocido: era el vehículo de su esposo. Intentó reaccionar y comenzó a aletear con esmero tratando de despegarse del suelo de forma ineficaz y cuando ya los dos focos le apuntaban el cuerpo como un fusil a punto de ejecutarla lanzó con todo su aliento un grito desgarrador. Despertó de golpe encontrándose abrazada al cinturón de seguridad en el asiento del copiloto mirando de reojo al hombre que manejaba. Era de noche y su esposo la miraba sonriendo iluminado por las tenues luces del panel tras el volante.

- Ya falta poco, mi amor.

Antes de que pudiese contestarle algo un estruendoso ruido golpeaba el capó y el sonido del motor ensordecía a la pareja combinado con el del derrape sobre la gravilla al perder el control del coche. Un bulto trizaba el parabrizas para entrar de golpe en el vehículo antes de volcarse y quedar tirado en el oscuro bosque.

Abrió los ojos lentamente y yacía acostada, a su lado su esposo, y ella disfrutando la primer pesadilla de su luna de miel.


El mal


--¿Quién eres?...

Y una voz sucia, insultante, como salida de un hueco profundo dijo:

--¡EXISTO! ¡ES TODO LO QUE NECESITAN SABER!

--¡Dinos tu nombre! ¡Responde!...

--¡NO TENGO NOMBRE! ¡MI NOMBRE ES MUERTE! –vocifera la voz, riendo.

--¡Habla! ¿Por qué provocas accidentes? ¡Qué quieres…!

Entonces el cuerpo de la médium se cimbra, su cabeza cae a un lado, gira; sus ojos se ponen en blanco.

--MATAAAAR…

La médium vuelve la cabeza a un costado, su sonrisa es tétrica: cientos de autos yacen semienterrados entre las dunas, a uno y otro lado de la carretera.

--¿Por qué? ¡Qué te hemos hecho…!

--¡EXISTIIIIIIR!

Se hace un silencio profundo. Los hombres se miran unos a otros. No hay luna. No hay ruido. Solo un viento gélido helando la piel. El Padre MacGregor insiste:

--¡Podemos ayudarte! ¡Háblanos! ¡Dinos qué hacer…!

La voz se vuelve más sucia, más desagradable:

--MOOOOORIIIIIIIRR –externa.

Un año más tarde y 250 autos más hechos chatarra, la carretera se cierra.

Después un hombre tiene una visión. Se asocia con la gente adecuada y desata la locura de los Rallys de autos.

Entre el sinnúmero de rectas, giros y serpenteos, existe una curva que es el atractivo de todos los pilotos. La llaman la curva del mal. La leyenda cuenta que la curva siempre se encuentra enneblinada y que en ella se pueden distinguir figuras humanas, una, la más común, es la de una rubia con gabardina alzando los brazos; nadie le hace caso pero quienes sí, termina hechos puré o muy malheridos entre los contenedores de sus autos.

--Es la cuota que la muerte pide por mirarle el rostro –dice el viejo que me contó esta historia.

Yo pienso: “No hubiera sido más fácil poner un semáforo”.


Clase de literatura

El aula estaba repleta, las clases de literatura del profesor F. atraían a muchos estudiantes, aun a los que no estaban inscriptos en la materia. Esa mañana presentó un video en el que los alumnos vieron una secuencia de apenas unos segundos en la que una mujer rubia corría por una carretera hasta enfrentarse con los faros de un coche. Pidió al alumnado que armaran en una frase la base de un cuento. Muchas manos de las primeras se ofrecieron a dar la respuesta.
-La mujer escapa aterrorizada de un peligro.
- es la pesadilla de un torero
- la lucha entre los sexos
-Es el terror de…
-Suficiente, dijo el profesor.En todas las respuestas, y estoy seguro que muchas más serían del mismo tenor, han dado una interpretación única. En literatura las cosas no están así...

Silencio, seguido de murmullos en la sala.
F. comenzó a desarrollar con su habilidad de gran orador el tema del día, que se basaba en el ensayo del argentino Piglia donde afirma que un relato bien construído debe tener dos temas.No podemos quedarnos con lo que nos dice, debemos buscar lo que nos sugiere.Después de media hora terminó la disertación volviendo a repetir “El cuento se construye para evidenciar lo subyacente”.


Un viaje diferente


Juan comenzaba a padecer somnolencia. Su smartphon conectado a la computadora de a bordo le indicó que debía descansar.
Faltaba poco para llegar a la ruta veinte. Puso el piloto automático. Entonces lo sorprendió una extraña sacudida y a lo lejos divisó a una mujer vestida con una gabardina pasada de moda que le hacía señas instándolo a frenar.
El sistema anti-colisión tomó el control y de esa manera evitó una maniobra de riesgo.
-¿Podría llevarme hasta Pueblo Nuevo? –dijo la dama mirando aquel auto que parecía una nave espacial.
-¿Pueblo Nuevo? Ese lugar no existe; hace mucho tiempo que quedó bajo el agua. -contestó él. -Si quiere la llevo a Villa Serena; queda cerca de aquí.
-Es que voy a Pueblo Nuevo. Hoy hay fiesta y mis amigos me esperan. -dijo ella.
-Suba. Verá que allí no hay nada.

Al llegar a Pueblo Nuevo, la puerta del auto se abrió
automáticamente.
-Imagino que no va a quedarse aquí -dijo Juan -este sitio puede ser peligroso.
-Disculpe, pero creo que está equivocado. Es un lugar muy tranquilo. Le agradezco su gentileza. -dijo ella mientras bajaba.

Juan puso en marcha el auto y de nuevo se lanzó a la ruta solitaria.
En cierto momento dejó de comprender las indicaciones que le daba el automóvil. El camino se veía diferente; un auto muy antiguo circulaba a baja velocidad.

Luego de otra brusca sacudida llegó a la ruta veinte y después a Villa Serena. Se detuvo frente a su hermosa residencia de verano. Sonrió recordando a la dama del camino.

En ese mismo momento, la mujer también sonreía al observar el ambiente festivo. Pensaba en como el extraño auto había desaparecido en pocos segundos dejando sus huellas marcadas en el camino. Luego olvidó aquel encuentro y se mezcló entre la gente.


Testigo

Viajaba rumbo a la playa en mi viejo ford y me entretenía mirando las publicidades exhibidas al costado de la ruta. Una rubia que publicitaba una conocida marca de trajes de baño llamó mi atención. Se veía tan real que hasta creí que me saludaba.
No había dormido muy bien la noche anterior, estaba muy cansado, por eso decidí detenerme en una estación de servicio para dormitar un poco.
Cuando reanudé el viaje vi a una extraña mujer que apareció en medio de la ruta. Frené y derrapé en la banquina para evitar la colisión. Ella ni siquiera se movió; se cubría el rostro con ambas manos por miedo a ser atropellada.
Bajé y la aparté del camino mientras me fijaba en su rostro. Era la rubia de la publicidad, solo que tenía un impermeable sobre la bikini.
La conduje hacia el auto y le ofrecí llevarla a un lugar seguro. Durante el trayecto confesó que estaba cansada de estar en ese cartel de la ruta. Quería una vida de verdad, conocer gente, viajar por el mundo. Yo la escuchaba anonadado mientras ella me agradecía mi amabilidad por sacarla de allí. Comenzó a sollozar y sacó un pañuelo rosa de un bolsillo del impermeable.
Se la veía tan vulnerable y hermosa que sentí el impulso de frenar el auto y besarla.
En ese momento desperté. Emprendí mi recorrido ya más descansado y enseguida olvidé aquel sueño.
Estaba muy cerca de mi destino cuando vi otra publicidad de trajes de baño de la misma marca. Pero la rubia no estaba. Sorprendido por la coincidencia, pensé que seguramente habían decidido cambiar la imagen. Tal vez pondrían la foto de una morocha.
Mientras pensaba en todo eso miré el asiento del acompañante y descubrí que, como mudo testigo de algo que no comprendía, estaba el pañuelito rosa.


La sorpresa


No recuerdo el día.
Solo sé que presurosa que presurosa volvía de la oficina.
Casi ya se perdía la tarde. El frio y la llovizna cortaba el
Aire .
Las luces escatimaban y en la penumbra choqué con algo
Que emitió unos raros sonidos.
Me alumbré con unas cerillas y alcancé a ver un paquete´
Con cierto temor lo levanté y me encaminé a mi casa.
Lo desenrollé y me encontré con un cachorro de perro del cual desconocía su raza. No le di importancia.
Clavó sus ojitos asustados en mí, movió tímidamente su cola y me conquistó.
Me pregunté que comería, después se abrigarlo. Abrí la heladera y solo tenía carne leche y frutas. Opté por entibiarle un poco de leche, busqué un recipiente, lo que ávidamente se devoró y me hizo sentir buena y acompañada.
Tenía que buscarle un nombre y pensé en Moisés. Me pareció una falta de respeto, y se quedó con Lluvia.
Crecía sano y fuerte, guardián y receloso.
Mi compañero de carreras y caminata
Un día me olvidé de la puerta y la dejé entreabierta. Como un rayo corrió hacia afuera. Yo detrás. Alcancé a ver los faros de un auto a los que quise detener.
No me caí. Volaba por la playa y detrás de mí, Lluvia me me seguía.


El umbral

Era el amanecer más maravilloso que había visto, pareciese que el pintor se inspiró en las tonalidades de hoy, la mágica naturaleza… el césped y arboles lucen un verde brillante…los pájaros visten sus mejores galas amarillos rojos y sus cálidas melodías endulzan el ambiente… y hablando de dulces….. Tras caminar algunos pasos puedo mirar muy cerca unos árboles enormes que me ofrecen inclinándose sus frutos… los más deliciosos mangos; la ruta estaba marcada de flores el transitar este largo camino se convirtió en un placer… mis abuelos sonrientes me conducen hacia un rio de aguas muy claras donde bebo de ellas hasta saciarme, luego reposo en las piernas de mi abuelo que comienza a entonar una bella melodía “Yo solo quería verte una vez más, y así solo así quiero recordarte “era tan bello como inesperado este momento que no advertí….que lo que estaba viviendo no era real.
Curiosamente al tratar de repasar mis recuerdos…. Lo último que tengo presente es la carretera oscura fría….yo sumida en mis pensamientos y sentimientos…. de repente escucho una voz fuerte y clara que dice ¡¡¡está despertando¡¡¡ pregunto: Que paso?...Dónde estoy?
Era la habitación de un hospital había tenido un accidente, hace algunas semanas….Ahora lo recuerdo todo…esa noche caminaba meditando sobre mi proyecto de vida…como es común mi mala costumbre por media calle como dueña de la carretera … sin percatar que un automóvil se acercaba a gran velocidad….. Hice señas que al parecer no fueron a tiempo…
Hoy ya en mi habitación con el corazón agradecido reconozco el legado de alegría dado por mis abuelos… pinto de cálidos colores mi paisaje interno y llevo en mis manos pinceles de todos los colores….para mi camino.


Loop

La mujer conducía apurada por la ruta vacía. Ni siquiera recordaba donde iba, pero sabía que no podía detenerse. Esa noche sin luna hacía del camino una boca de lobo, por lo que se vio obligada a llevar las luces altas. De pronto apareció en el camino una figura humana… iba demasiado rápido para frenar…

En el último segundo alcanzó a esquivarla. A riesgo de caer por la ladera de la montaña, el auto de detuvo a escasos centímetros del abismo. La mujer bajó tambaleándose del auto, atontada y nerviosa. Caminó al lugar donde vio a esa figura que se cubría la cara. No había nadie. Sintió un escalofrió. Se ciñó el cinturón de su gabardina. De pronto una luz enceguecedora apareció en el camino. No podría esquivarla. Se cubrió la cara y cerró fuerte los ojos deseando no morir. En el último segundo el auto la esquivó y frenó a escasos centímetros del barranco. Una mujer se bajó tambaleando del vehículo. Ella atinó a subirse en él y acelerar; dejando atrás a la mujer que no la vio.

Ahora va manejando a toda velocidad, ni siquiera sabe por qué. En el medio de la carretera aparece una mujer en gabardina. Entonces comprendió que el día que deje de conducir, que no logre esquivar o no vuelva a conducir… morirá.


Retorno


- Dónde estoy?
- Tranquila, seguramente te sientas mareada
- Así es. Todo me da vueltas
- Que recuerdas?
- Mmm… estaba manejando, mi auto se descompuso… caminaba al pueblo más cercano a pedir auxilio… de pronto unas luces me encandilaron…
- Así es… era un auto a toda velocidad
- E… e… estoy muerta?! Esta luz en mi cara no me deja ver nada, por favor respóndeme
- No estás muerta… o si… depende desde el punto de vista que lo mires
- Por favor explícame, deseo entender qué diablos ocurre
- El auto iba a atropellarte. Ibas a morir. Nosotros te recogimos un segundo antes para evitarlo. Ya no necesitaras ese cuerpo…
- ¿Que dices? Eres la muerte acaso? Un ángel? El diablo? Estoy en el limbo? En el cielo? En el infierno?
- Con los años nos han dado diferentes nombres… Usando la terminología que te es más familiar, Soy un alien, estas en un ovni y fuiste abducida… Pronto vas a entender que en realidad soy un compatriota y estás volviendo a casa. Tu tiempo de prueba en la tierra ha terminado…


Pasión peligrosa


Felices viviamos entre el bosque amandonos ,
nuestro union solo podia describirse como
el magico mundo donde solo hay cabida para el amor.
Se oia el clamor de juramentos ,en el apoteosis de la entrega
derramabase el vino del placer entre dos almas sin cadenas
el presagio de la mortandad cubrio en sus alas
desplegaron sus garras de acero y posaron en nuestro seno
llego encantadora sonrisa y volaron mis recuerdos .

Una noche desperte como mal presagio vino un canto
sonambule por el cuarto buscando a quien mis brazos ansiaban
solo encontre silencio y vacia la almohada,
Me consumio la inquitud y mis ojos penetraban
entre la obscuridad del bosque por si ahi lo encontraba
oi el gemir del placer y a mis oidos gritos de placer enajenadas
me fui guiando entre la maleza hasta llegar al claro manantial que irisaba,
Mis ojos no podian creer lo que miraban ,
en ser que mas amaba , el nectar de amor que solo a mi
me lo entregara
Ahora con horror voltie mi rostro y quize huir de la adversion lacerada
corri desesperada como desapareciendo de lo que lo unico que puede
es darte el tiro de gracia pues ya por el has quedado asesinada,
ohh amor oh pasion , quize corer desenfrenada salir de la encrusijada
Perderme en las tinieblas solo fue el deseo alucinada…
Solo vi una Estrella formada por mil luceros que destellaban
solo se que el umbral esta proximo , fue corto el suspiro
fue corto el aliento
recibe mi alma de martir , recibela en tu aposento
perdona la accion cometida y sin miramientos…..


Una mujer


Freno el auto apenas a tiempo para no arrollar a la mujer que aparece de pronto en medio de la oscuridad de la carretera, con los brazos levantados, intentando detenerme. Viste una gabardina color claro. A pesar de su semblante de angustia, observo que es rubia y muy bella.
-¡Ayúdeme, por favor- grita, apoyándose en el cristal de la ventanilla.
Con cierto temor, bajo el cristal. ¿Qué hace esta mujer, sola y a estas horas de la madrugada, en medio de la nada?
-Mi automóvil se descompuso un poco más adelante. Voy a visitar a mi hijo enfermo y es urgente que llegue.
Me apiado de ella y le digo que suba. Conduzco hasta encontrar su auto.
-¿Podría acompañarme? Tengo mucho miedo. Sólo recojo mi bolsa y unos documentos.
-Están en el asiento trasero- me indica, mientras ella permanece a mi espalda.
Abro la puerta trasera del lado del conductor y tentaleo en la oscuridad tratando de hallar los papeles. Es en ese momento que ella me empuja y se encarama sobre mí. Forcejeo intentando darme la vuelta y quedo frente a su bello rostro que abre los labios sensualmente buscando los míos. Logro percibir que se ha abierto la gabardina y bajo ella, toco su cuerpo desnudo y tibio.
Sorprendido, no atino a hacer nada, ni siquiera a defenderme. El sabor de su boca y el olor de su piel perfumada me lo impiden. Por estúpido que parezca me dejo llevar, no pido explicaciones y menos, cuando la mujer rubia busca con urgencia en mi entrepierna. Desabrocho mi pantalón como puedo y me sumo en las delicias de su cuerpo mórbido, anhelante. La acaricio con fruición, con fiereza; ella lo hace también, entre gemidos y pequeños gritos que me enervan y excitan cada vez más. No sé cuánto tiempo permanecemos así, en esa lucha de deseos no contenidos. Es con un largo grito final, que parece casi un rugido, que deja caer su cabeza semi desmayada sobre mi hombro, jadeando ligeramente. Me dice: “gracias. Lo necesitaba”.
Sin alcanzar a responderle, ante mis aterrados ojos, el auto y la mujer, se desvanecen en el aire; mientras yo, me encuentro ridículamente tirado sobre la tierra, con los pantalones abajo y el sexo al aire, sin otra alma más que la mía.


50 años


Fue terrible: primero un choque; después la inclinación del barco; enseguida el pánico, los gritos, la confusión. Salimos a cubierta y vimos el iceberg: había trozos de hielo en todas partes; quedamos atónitos; desechos; no obstante tratamos de confiar abrazando fuertemente a nuestra hija; entonces la inclinación se hizo más pronunciada y empezó el caos: chalecos salvavidas, carreras, aglomeraciones; los oficiales gritaban, detenían gente, daban ordenes; un oficial tomó a mi mujer y la subió a un bote, mi mujer se resistía, lloraba débilmente, otras mujeres la tranquilizaron: me despedí besando a Marlene y prometiendo a mi esposa volver a encontrarlas; había más botes; en uno subí a una niña y en otro golpee a un desesperado, una anciana fue la última; en medio del desorden una orquesta tocaba y la luna brillaba en lo alto; caminé un momento sin ton ni son; el firmamento era hermoso, lleno de estrellas; entonces se escucha un crujido aterrador y yo empiezo a caer; el barco se ha partido y yo caigo dando volteretas, golpeando objetos de todo tipo; un instante después yazco a la orilla de un camino, con un dolor punzante en el pecho; me sofoco: siento miedo, sorpresa, soledad; mi esposa me habla: sostiene mi cabeza; un auto se acerca; sus faros nos iluminan amenazadoramente; mi esposa me recuesta y corre en dirección al auto; se escucha un rechinido seco; luego taconeo de zapatos que regresan y después unos brazos me toman y auscultan.
Han transcurrido 50 años desde que mi esposa nadó hasta mí, me subió a una tarima y salvó mi vida; ahora yo regreso de su funeral y veo su rostro en el rostro de mi nieta, no puedo soportarlo y detengo el auto: salgo, miro el cielo y el dolor de perderla me sofoca…


Escollo


-Y digamé ¿qué se le ocurre a usted acerca de ese sueño? -preguntó mi psicoanalista.
-No sé, puede ser que se relacione con unas viejas fotos que estuve mirando.
-Ajá. Cuénteme de esas fotografías.
-Fotos de nuestro casamiento. Y de la luna de miel. En una de las fotos ella lleva su gabardina gris como en mi sueño.
-¿Y por qué se le ocurre que en el sueño su esposa estaba en medio del camino?
-Creo que últimamente ella se ha convertido en un obstáculo en mi vida.
-¿Por qué lo dice? Hablemos sobre eso.
-Cada vez que quiero emprender algo nuevo, mi mujer pone reparos, siento que está frenando todos mis proyectos.
-¿En el sueño ella lo obliga a detenerse?
-Lo intenta. Corre por la ruta con los brazos en alto y trata de obligarme a frenar.
-¿Qué ocurre después?
-No lo sé. Desperté sin saber si pude detenerme.
-¿Pero usted pisaba el freno? ¿Recuerda si esa era su intención?
-Ahí está el problema. No recuerdo esa parte. Solo veo como se lleva las manos a la cara en un gesto de miedo.
-¿Y qué cree que pasó?
-Supongo que me detuve a último momento como lo hago en la vida real.
-Y desearía no detenerse ¿verdad?
-Si, también quisiera que ella no fuera un escollo.
-¿Siente temor de enfrentar a su esposa?
-Algo así.
-¿Sabe que pienso? Que usted despierta porque no soporta el desenlace de su sueño ¿Comprende?
-No.
-Es simple. Finalmente no se detiene. Ese es su deseo, si lo acepta se sentirá mejor.


La víctima

-Se apareció de la nada y no tuve tiempo de frenar. Era una mujer muy extraña, vestida con un atuendo fuera de moda, diría yo, que me hacía señas desesperadas para que me detuviera. Le juro que no me dio tiempo a reaccionar. Luego no la vi más.

-¿Dice usted que no la vio más? ¿Es que no se detuvo?
El profesional me miraba interrogante.

Sí, claro que sí. Estaba alarmado por lo que podría haberle sucedido. Pensé que se había encandilado con las luces de mi automóvil, pero al descender del vehículo no la encontré por más que la busqué y rebusqué. Se diría que se la había tragado la tierra. No estaba en las cercanías de mi automóvil ni en ninguna parte. Y tampoco apareció en los días sucesivos cuando di aviso a la policía, y fue buscada intensamente.

Después de varias sesiones, mi psicólogo me preguntó si alguna vez había visto una mujer con un atuendo similar.

-¡Claro que sí! Mi mamá tenía unas revistas de cuando ella era joven. Allí aparecían mujeres con vestimentas similares.

Esa misma noche me puse a hojear aquellas viejas revistas. De repente la vi. Era la misma que cayó bajo las ruedas de mi automóvil aquella noche.

Leí su nombre escrito al pie de la página descolorida: María de los Remedios Vallejos. Posaba junto a un grupo de personas de similar estilo de vestimenta y, según pude leer, conformaban un elenco de artistas de cine, en el año 1.935.

Mi curiosidad me llevó a investigar en Internet, y por su nombre no tardé en encontrarla.

María de los Remedios Vallejos, una actriz muy popular en esa época había sido arrollada y muerta ese mismo año, en un accidente durante una filmación, en el mismo lugar donde sucedió la aparición.


Atrapada en la ruta

El auto serpenteaba por el camino de montaña. Había neblina y los faros formaban una especie de túnel en la oscuridad. Entonces vi a alguien en medio de la ruta. Tomé el volante firmemente con las dos manos y pisé el freno.
Me detuve a un par de metros de una mujer que agitaba los brazos para llamar mi atención. Su auto había sufrido un percance. Estaba asustada. Traté de tranquilizarla y la conduje hasta mi automóvil. Ella me miraba y yo también presté atención a sus facciones porque me resultaban conocidas.
Era una señora mayor, parecía nerviosa. Había permanecido durante varias horas en ese lugar solitario esperando que alguien se detuviera. Sus ojos asombrados trataban de decirme algo que en ese momento no pude comprender.

Lo entendí treinta años después cuando una mujer estuvo a punto de arrollarme. Frenó justo a tiempo mientras yo hacía señas para que se detuviera. Mi vehículo estaba averiado y ella me ofreció su ayuda. La miré sorprendida al ver que su rostro era idéntico a la mujer que treinta años antes había sido yo.


Bilet


Una y otra vez revolvió los cosméticos apilados en el tocador: nada; luego en su bolso: nada; luego en el tocador y nuevamente en su bolso: nada: su maldito labial había desaparecido. Entonces gritó a su madre desde la puerta, pero la madre no lo había visto. Entonces vació los cajones del ropero, del tocador, de sus burós: nada. Se subió a un taburete y miro entre los objetos y libros de una repisa: nada. Miró encima y debajo de la cama: nada. Escudriñó rincones, zapatos, ropa sucia, incluso detrás de cada mueble, pero el maldito labial había desaparecido. Entonces salió de casa y miró al cielo, el cielo hervía de estrellas pero del labial ni sus luces. Entonces pasó un perro y detrás un guajolote, el guajolote picaba la cola al perro pero de su labial nada. Consultó entonces a un agente de viajes pero él tampoco sabía nada. Compró un boleto de avión abordó el avión y el avión la dejó en Tangamandapio, pero ni las azafatas ni el piloto ni los pasajeros del avión sabían nada: su maldito labial no aparecía. Desesperada, abordó un taxi, le pregunto al taxista pero el taxista ignoraba todo. Después el taxista la llevó con un adivino en lo más recóndito del desierto de Sonora, allí el adivino la violó repetidas veces pero del labial nada. Adolorida, de regreso a casa, por un paraje inhóspito, miro un auto desplazarse rápidamente sobre la carretera, ella corrió hacia él, levantó los brazos, le hizo señas, pero el conductor no estaba para labiales y inevitablemente la arrolló, entonces ella abrió abruptamente los ojos y abruptamente comprendió que todo había sido un sueño. Suspiró pero no estaba tranquila. Se talló los ojos. Bostezó. Luego, mirando de reojo su habitación, intrigada, se dijo: ¿y mi labial…?

Compañía


Salgo a caminar como todas las noches. Contemplo las estrellas fugaces y pido el mismo deseo: acabar con la soledad.

La luna dibuja un sendero color plata al costado de la ruta desierta, y yo lo transito mientras pienso en escapar de esta rutina gris que tanto me agobia.

Un automóvil se acerca velozmente; intuyo que no podrá frenar. Corro haciendo señas para que se detenga y ruego que los reflejos del conductor sean lo bastante rápidos como para que al realizar una maniobra imprudente a fin de esquivarme caiga al vacío.

Mi plan da resultado. Bajo hasta el fondo del precipicio, encuentro a un hombre sin vida.

Mientras espero expectante que atraviese el túnel y descubra su nuevo estado, me pregunto si esta será por fin mi alma gemela.



Recuerda enviar los votos a mi libro de visitas " en privado"


¡Suerte!
 
MarceloArrizabalaga,01.02.2018
Aún esperando los votos de los participantes:

rhcastro, yar, calara, y Thetinu.
 
walas,01.02.2018
En mi humilde opinión y dada la cantidad de cuentos, el periodo de votación me ha parecido corto y no proporcional con el periodo de presentación de textos.
 
MarceloArrizabalaga,01.02.2018
Es verdad Walas. Mientras damos más tiempo, hago un llamado a la solidaridad para solicitar " por privado, en mi libro de visitas " la autoría del cuento:

Guión
(para escena final de film "noir" ambientado en los cincuenta)


Es que se me ha traspapelado su autoría.


Esperamos las últimas votaciones hasta el Domingo 4 de Enero del 2018 inclusive.

Muchas gracias.
 
Cheseret,01.02.2018
Hasta El Domingo 4
 
Cheseret,01.02.2018
De febrero
 
MarceloArrizabalaga,05.02.2018
Resultado del Concurso


Bueno, el texto “Guión” que yo creía extraviada su autoría, tiene autor conocido. Desapareció de entre los mensajes recibidos en mi libro de visitas, porque fue publicado bajo el seudónimo de Senaqueh. Pero durante el trancurso del concurso, dicho usuario se borró ( y con él su mensaje). En cambio, en el foro no se borran las publicaciones.
Ahora dicho escritor participa bajo el seudónimo de Gualiche, y acaba de explicarme lo sucedido.

Así fue la votación recibida en mi libro de visitas:

francoporaire

4 atrapada
3 la ayuda
2 compañia
1 niebla

si no llegué... lo lamento. abrazo!


yosoyasi

INCOMPÀTIBILIDAD 4
PLUMAS 3
FUMANDO ESPERO 2
LA ENFERMERA 1


Mialmaserena

Mis votos

Carta suicida: 4 puntos

El sueño: 3 puntos

Pesadilla: 2 puntos

La víctima: 1 punto


godiva

1 punto: Retorno
2 puntos: Bilet
3 puntos: Loop
4 puntos: Clase de literatura


glori

Plumas: 1 puntos
Realidad: 2 puntos
La superdotada: 3 puntos
Caso resuelto: 4 puntos


riema

Tercera participación: Realidad 1

Décimo cuarto aporte:Caso resuelto 2

Cuarta participación:Incompatibilidad 3

Vigésimo cuento: Escapar de alguien 4


walas

Mis votos para el reto de la imagen:

-Loop: 4
-Anhelo: 3
-Incompatibilidad: 2
-Realidad: 1


DesRentor

Mis votos para el concurso son:

Amantes 1 - 4 puntos
Balance - 3 puntos
Anhelo - 2 puntos
Fumando espero - 1

Saludos y un gusto haber participado.


Joset

van aquí mis preferencias.
atrapado en la ruta 4votos
En la ruta301 3 votos
Coincidencias 2 votos
Compañía 1voto


Yvette27

Aquí van mis votos.

4 a La víctima
3 a Atrapada en la ruta
2 a La ayuda
1a Escapar de alguien

Gracias


Cheseret

Mi votacion es :
caso resuelto 4
El negocio 3
Coincidencias 2
50 anos 1


maparo55

Hola Marcelo: envío mis votaciones para el concurso.
Relato:
26 Un viaje diferente: 4 puntos
27 Testigo:----------3 puntos
19 Un mal pedo-------2 puntos
21 Niebla-------------1 punto
Deseo mucha suerte para todos. Gracias.


satini

En laRuta 301 4
La Ayuda 3
Testigo 2
Retorno 1


Clorinda

Mis votos:

Testigo: ...........4 puntos
En la ruta 301:. 3 puntos
Retorno: ..........2 puntos
Compañía:....... 1 punto


Pato-Guacalas

Suerte a todos y mis votos van así:

"Un viaje diferente" 4 votos.
"Escollo" 3 votos.
"La ayuda" 2 votos.
"Testigo" 1 voto.


D2EN2

Bien Marcelo, mis votos quedan de esta forma:
4 votos a "Realidad".
3 votos a "Incompatibilidad".
2 votos a "Anhelo".
1 voto a "Loop".

Gracias y hasta el próximo reto.


BRINCALOBITOS

Buenas tardes. Mi votación para el "reto"...

EL NEGOCIO, 4 puntos.

GUIÓN, 3 puntos.

BALANCE, 2 puntos.

COINCIDENCIAS, 1 punto.


yeanclos

Hola Marcelo, te dejo mi votación.

Escollo: 4 ptos.
Atrapada en la ruta: 3 ptos.
Testigo: 2 ptos.
Niebla: 1 pto.

Saludos!


perlita

votacion: 34-4 puntos
19-3 puntos
12-2 puntos
6-1 punto


sensaciones

Buenos días Marcelo
4 puntos El umbral
3 puntos Guión
2 puntos Amantes
1 punto Balance


Tejera

Undécimo cuento.El negocio.4 puntos.

Décimo quinto cuento.Carta suicida.3 puntos.

Trigésimo cuarto cuento.50 años.2 puntos.

Cuarta participación.Incompatibilidad. 1 punto.


calara
Retorno: 4 puntos

Escollo: 3 "

La Ayuda: 2 "

El Negocio: 1 "


yar-

bien, aquí están mis votos;

Plumas - 1 voto
La ayuda - 2 votos
El mal - 3 votos
La enfermera - 4 votos


sheisan

Hola Marcelo. Va mi votación para el reto junto a mis felicitaciones por la excelente convocatoria:

4 Plumas
3 Guión
2 Testigo
1 El umbral

Un abrazo, Sheisan



Un abrazo !!


Stracciatella

4. El mal
3. Fumando espero
2. Un mal pedo.
1. Bilet.


No pudimos contar con los votos de Tethinu ni de rhcastro, ni de Senaqueh/ Gualiche, que por razones de fuerza mayor no han podido acercarse a la página en los últimos tiempos.

Todos los demás participantes que aportaron sus escritos acercaron sus votos.

Además, tres escritores que en esta vuelta no aportaron escritos, sí leyeron y nos dejaron sus votos: walas, sheisan y stracciatella.



Como resultado de esta votación:

Comparten el 1er puesto:
clorinda, con su texto “La ayuda” ………………………………… 14 puntos.
godiva, con su texto “Testigo” …………………………………….. 14 puntos.
y glori, con su texto “ Atrapada en la ruta” ………………….. 14 puntos.

Consigue el 2do puesto:
mialmaserena, con su texto “Incompatibilidad” ………….. 13 puntos.

Accede al 3er puesto:
clorinda, con su texto “El negocio” ………………………………. 12 puntos.

Comparten el 4to puesto:
yvette27, con su texto “En la ruta 301” ………………………… 10 puntos.
Satini, con su texto “Caso resuelto” ………………………….…. 10 puntos.
y mialmaserena, con su texto “Escollo” ………………………… 10 puntos.

Comparten el 5to puesto:
Tejera, con su texto “Plumas” ……………………………………….. 9 puntos.
Y Senaqueh/Gualiche, con su texto “Guión” …………………. 9 puntos.

Comparten el 6to puesto:

yar-, con su texto “Realidad” ………………………………………… 8 puntos.
glori, con “Un viaje diferente” ………………………………………. 8 puntos.
francoporaire, con “Loop” …….………………………………………. 8 puntos.
francoporaire, con “Retorno” ……………………………………….. 8 puntos.

Comparten el 7mo puesto:
yeanclos, con su texto “Amantes 1” ………………………………. 7 puntos.
Brincalobitos, con su texto “Fumando espero” ……………… 7 puntos.
yvette27, con su texto “Carta suicida” …………………………… 7 puntos.
godiva, con su texto “Anhelo” ………………………………………. 7 puntos.
D2en2, con su texto “Un mal pedo” ……………………………… 7 puntos.
Patoguaclas, con su texto “El mal” ……………………………….. 7 puntos.
y Patoguacalas, con su texto “50 años” ………………………… 7 puntos.


Accede al 8vo puesto:
godiva, con su texto “Balance” …………………………………….. 6 puntos.

Comparten el 9no puesto:
calara, con su texto “Coincidencias” …………………………… 5 puntos.
Cheseret, con su texto “La superdotada” ……………………. 5 puntos.
rhcastro, con su texto “La enfermera” ……………………….. 5 puntos.
riema, con su texto ”Escapar de alguien” …………………… 5 puntos.
perlita, con su texto ”El umbral” …………………………………. 5 puntos.
y clorinda, con su texto “La víctima” …………………………… 5 puntos.


Comparten el 10mo puesto:
Joset, con su texto “Clase de Literatura” …………………….. 4 puntos.
Y godiva, con su texto “Compañía” …………………………….. 4 puntos.


Comparten el 11vo puesto:
D2en2, con su texto “El sueño” …………………………………… 3 puntos.
mialmaserena, con su texto “ Niebla” ……………………….… 3 puntos.
y D2en2, con su texto “Bilet” ………………………………………. 3 puntos.


Accede al 12vo puesto:
DesRentor, con su texto “Pesadilla” …………………………….. 2 puntos.

Comparten el 13er puesto:
sensaciones, con su texto “Noche oscura de terror” ……. sin puntos.
Patoguacalas, con su texto “Tencha” …………………………… sin puntos.
yosoyasí, con su texto “La sorpresa” ……………………………. sin puntos.
Tethinu, con su texto “Pasión peligrosa” ……………………….. sin puntos.
maparo55, con su texto “Una mujer” …………………………….. sin puntos.



Felicitaciones a los ganadores por sus merecidas calificaciones y a todo el enorme grupo de participantes.
Hemos descubierto que con un plazo extenso para escribir, y una invitación constante a participar, aumenta de forma considerable el número de participantes.
Muchísimas gracias por sumarse.


Invitación:
La compañera Ninive, hace una invitación generosa a todos los participantes del concurso que deseen visitar con sus textos “El rincón de correcciones de Ninive”, para pulir y/o mejorar algún aspecto de la escritura:

Literatura :: Talleres/Rincón de correcciones de nínive (3)


¡Muchas gracias y felicitaciones a todos!

Marcelo.
 
glori,06.02.2018
Todo muy lindo. Felicito a los participantes y también al organizador. Muy buen trabajo, pero...¿Y los premios?
 
MarceloArrizabalaga,06.02.2018
Finalmente se liberó el embarque que estaba retenido en la aduana del puerto de Buenos Aires con los premios traídos desde Rusia. Casi lo llamo a Walas para queme diga si le había quedado alguno, perono fue necesario.
Premios para los galardonados con el primer puesto:

Clorinda: Un equipo portatil para beber vodka. Ideal para degustar mientras recorre su campo contando las cabezas de ganado.

Godiva: Un teléfono de mesa, fabricado en Moskú, que al descolgar el auricular automáticamente le comunica con Vladimir Putin.

Glori: Un hermoso juego de muñequitas rusas hechas en madera tallada de los árboles de Siberia. Junto con ellas viene el leñador que volteó los árboles y su familia, con posibilidad de adoptarlos.

Para la acreedora al segundo puesto, mialmaserena, el premio es un disco con la última grabación de la banda de heavy metal rusa del momento.

Para clorinda con su tercer puesto: el premio es unos hermosos vasos fabricados en la planta de San Petesburgo. Ideales para el vodka.
Para todos los demás puestos ganadores, el premio es:

La obra completa de Karl Marx en edición de bolsillo. Ideal para leer mientras viajan en el subterráneo.

Disfruten los premios, que pronto viene un nuevo concurso.

Marcelo.
 
glori,06.02.2018
Gracias, Marcelo.
 
D2EN2,06.02.2018
Un abrazo a todos y mis felicitaciones a los ganadores. Fue divertido participar. Si todo va bien aquí nos veremos para el siguiente concurso. Bye.
 
yar-,06.02.2018
Muy bueno el evento, felicito a todos por sus excelentes aportaciones y espero la siguiente convocatoria !!

Un abrazo desde una ladera del volcán xinantecatl

Ray _ yar-
 
cheseret,06.02.2018
Muchas gracias Marcelo por organizar este concurso, yo no soy de escribir cuentos, pero me animé, no me fue tan bien pero al menos valió el intento.
 
sheisan,06.02.2018

Ja ja ja Marcelo te luciste con los regalos. Súper originales!

FELICITACIONES cuenteros; a los ganadores y al resto de participantes por su grato aporte. Todos se las ingeniaron para trabajar con un tema tan acotado. Había lectura para regodearse. Me alegró ver la excelente convocatoria.

Un abrazo alado, Sheisan





 
Yvette27,06.02.2018
Felicitaciones a Marcelo que necesitará un período de descanso después de tan concurrido reto. A todos chappeau.
 
yosoyasi,06.02.2018
feñpcitaciones a los ganadores
 
MarceloArrizabalaga,06.02.2018
Aquí podemos ver en esta imagen, el moderno centro de cómputos en donde con la más evolucionada tecnología y con los mejores profesionales, fue realizada la difícil tarea de contabilizar los votos para dar el esperado resultado:

http://i67.tinypi...
 
Clorinda,06.02.2018
Felicitaciones a todos los participantes y al organizador. Por suerte la técnica para contabilizar fue impecable. Gracias por los premios. Por mi parte ya di cuenta de la botella de votka, que me fue escasa porque, aunque no encuentro el motivo, las cabezas de ganado se multiplicaron. Enviar otra para terminar el conteo!
 
deimos,06.02.2018
marceloeldelabalza tiene una letra muy bonita, no se entiende nada, pero igual es linda
 
rhcastro,06.02.2018
Felicidades a los participantes y ganadores.
 
Pato-Guacalas,07.02.2018
Un aplauso atronador a Marcelo por su desempeño y otro aplauso atronador a los ganadores, y mil felicitaciones a todos los participantes. Aquí nos seguiremos viendo en el próximo reto.
 
Francoporaire,07.02.2018
Felicitaciones a todos los participantes!
 
satini,07.02.2018
MUCHAS GRACIAS MARCELO: Mis sinceras felicitacioones a los ganadores y a todos los que participaron Fue un gusto compartir el cuarto puesto con gente de tanto talento,fue mi 2º experiencia como concursante, estoy muy conforme, abrazo a todos, y hasta el proximo concurso
 
maparo55,09.02.2018
Felicidades para todos: ganadores y participantes del reto. Aunque no obtuve ningún voto, el placer de participar y escribir es suficiente recompensa. Gracias Marcelo por la invitación y el trabajo de haber gestionado el concurso. Saludos sinceros.
 
Gualiche,30.03.2018
Medio tarde... pero un gran honor compartir el 5to puesto... Supongo que Marcelo siempre lo supo, pero quizás algunos participantes no se hayan percatado de que la escena propuesta es la que inicia el film "noir" "Kiss me deadly" (1955, basado en una novela de Mickey Spillane) y en la que Catherine corriendo sobre la ruta encuentra a Mike Hammer y cuyo extraño final parece solo comprensible en el contexto de la Guerra Fría... Saludos!
 



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