Naci en esta ciudad despedazada llamada Lima, una noche de invierno con matices improvisados de una luna siempre en silencio. Mi infancia, no me quejo, pero siempre tuve devoción por la soledad y por tratar de evadir la realidad a través de aquellos intervalos de inconciencia. Ingrese a San Marcos, una Universidad conocida por sus carencias y por estigmas como yagas profundas de una historia de tragedias inacabables. Estudio Ciencia Política, aún no se por qué, pero ejerce en mi gran atracción. Escribo por necesidad, si no escribiera ya la muerte hubiera respirado este aire antes de tiempo. Una gran vocación mía es evadir aquellas respuestas concretas como muros, y siempre, asaltado por la locura, reverberar el ímpetu de un espíritu que siempre le da la espalda a las cosas sin importancia como una vida llena de murallas impenetrables, de muros titánicos, de crisoles colmados de represiones. Ese soy yo.