A la madrugada
cuando suelen despertar
las ventanas
y los taxis se derraman
has sonado el timbre de mi casa
entre risas y jaranas
te invitaste tu misma
a mi morada.

Luego cual cosaco
arremetiste
en la heladera
y vaciaste mi bodega
¡Esta bien!
no digas nada!
Reconozco
era una pera
y un vaso de vino
restaba en la botella
mas, tu sabes
no es lo que obtuviste
en el acto pirata
que ha gestado
este fluir de letras
enojadas
es el hecho en sí
mi desagrado
no es la fruta
ni el vino
ni el timbrazo,
es lo que ocurrió después.
Tu desenfado.
Ocupar mi lecho
destemplada
con jaquecas
aduciste
y en menos que canta un gallo
te dormiste.

Y yo quede
de una pieza
contemplando
tu rostro
presintiendo
la tersura
de tu seno
y de tu vientre
y lo que es peor
me desvelaste.
¡Y si fuera tan solo
por desearte!
Pero bueno
aceptaría
de buen grado
el estropicio
más fue muy prosaico
el desatino
la paradoja
ver un rostro
tan bello
y tan dormido
sacudidos
los belfos
por ronquidos.