«Vi el futuro»
Back stage literario
por José Eduardo Fouces
Aclaración sobre la lectura y sobre la confección del relato (Se puede leer antes o después del cuento o simplemente no leer)


Con este relato voy a comenzar a realizar escritos anexos a ellos, a modo de los tan pop’s «Back stages».
Me interesó contar una historia común relacionada con la locura. Mostrar cómo se teje un relato desde lo posible y con la restricción en palabras que se propuso en el ejercicio. En este caso pude ver al personaje (el «loco Vitali») con claridad desde un principio y seguramente porque abundan: gentes sin límites claros, sin escrúpulos y sin consideración para con los demás. En charlas con algún psicólogo me han avispado (avivado, enterado, despertado) acerca de la cantidad de enfermos mentales que ocupan hoy, ayer y siempre, puestos claves en el poder. Pero eso no da para cuatrocientas palabras, en mi caso. Graciela Piperno, quien da talleres sobre psicodrama, me comentó una idea que me pareció genial (más que genial es una idea compasiva para el resto de la humanidad que los sufre): Juntar firmas —en el territorio de la provincia de Buenos Aires— para proponer un proyecto de ley sobre los controles psicológicos a los que debería sujetarse todo funcionario público, tanto para su postulación como para su mantenimiento en los cargos que ocupe... (Buena idea para aplicar en un futuro mundo racional y humanizado, ¿cierto?) En este caso, la idea está. Cuenta con el apoyo de una diputada de la provincia de Buenos Aires y también con el Colegio de Psicología de la República Argentina.
Pero regreso a la historia... Está escrita a propósito en primera persona; un primer motivo es la extensión del relato. El narrador maneja la historia. No hay diálogos. Otro motivo es la intimidad que se puede lograr en estos casos, la fuerza de la carne propia me parece dramática con abundancia de subjetividad.
Una vez que tuve idea de los personajes, me dejé llevar por las alternativas que nacían en el planteo de la historia.
Por supuesto escribí más allá de las cuatrocientas palabras e incluí más personajes de los resultantes en el cuento terminado.
El siguiente paso fue elegir qué quedaría en la historia y qué no. Y fue difícil. Así llegué a estructurarlo en cuatro bloques de texto o secuencias, así llegué al título y pude darle un final.
El tercero de los bloques tiene dos intenciones. Una, es la de aportar información acerca de los motivos del narrador para el final que se viene. Y otra es alejarlo un poco de la trama y volver con fuerza para rematar el cuento. La clave de la continuidad está en la primera oración.
Por último, para tener alguna referencia menos subjetiva que la mía, lo di a leer a otras personas quienes me marcaron cosas que pulí. Creo que aún habría que retocarlo y que pide muchas más palabras de las que le di...
Como lo digo en mi «bio» todo cuento que suba a la página tendrá este intento de “backstage literario”.