Esta es mi ciudad,
Plagada de cerebros desgarrados por él
Instinto, Jovencitas enseñando la frente en
Señal de fertilidad, las luminarias de la
Avenida Prostituyéndose bajo los astros, el sol
Encarcelado en las pupilas de los Proxenetas.
Algunos corren hasta dejar sus piernas
Clavadas en el asfalto, otros elevan sus
narices buscando la fetidez de la razón,
también esta esos degenerados que anhelan
ser felices y aquellos que se crucifican los
Domingos.
Este es el hogar de los Anticristos, de Angeles
caídos y Dioses desterrados, Psiquiatras de
Profetas y Legisladores, Maestros de la
sodomía… de la explotación
Por la explotación.
El amanecer entre los edificios comienza con
una inyección de blasfemias expandiéndose
por el cielo, después un gemido destroza él
libro divino:
Bienaventurados los muertos porque de ellos
Es la Humanidad.
Esta es mi ciudad, aquella que engendra
Bastardos por segundo, la misma que me vio
Nacer y hoy me maldice.