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Inicio / Cuenteros Locales / Keiji / 50) Ojalá seas tú

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Definitivamente te habías decidido a fugarte de ese infierno, juntos lo habían planeado, y por sobre el miedo tomaste la tan ansiada determinación de hacerlo.

Sólo que ahora todo se veía distinto, mirabas atenta las personas que deambulaban frente tuyo con tanta prisa sin ser él, que no llegaba y ya era tan tarde, tu sola en esa multitud que absorta transita como una corriente oceánica en la que nunca te viste tantas veces sumergida y partícipe, o si acaso no lo notabas.

Cuantas veces recorriste ese camino a dos escalas, te preguntas ahora que los ves a todos, y ni te miran lo desesperada que estás de que llegue, para que juntos escapen a probar algo más que suerte, la solidez y la firmeza de su amor.

En cuantas ocasiones recorriste la misma senda ahora interrumpida rumbo a la escuela a la que hoy ya no asististe, y te preguntas que estarías haciendo en la para esta hora segunda clase, cuando no estabas soñando, como ahora.

Piensas o si acaso crees pensar lo que estarán pensando los hombres y mujeres que te pasan: “a esta si le daba”, “¡que tarde es maldita sea!” “Mira nomás que botezote”, “me caigo de hambre y con las prisas…” todo lo interpretas en sus rostros antes tan invisibles como ahora tú.

“Ya se tardó” te dices, “algo le habrá pasado que lo retrasó, pero ya viene en camino…” te consuelas tu misma, ya falta tan poco, piensas ya; él renunció a su trabajo por ti, claro que va a llegar, tarde como es su costumbre, pero siempre llega, sabes.

Lo que ignoras, o si acaso no te imaginaste nunca es que no fue renuncia lo que solicitó sino permiso vacacional, y como se lo negaron no va a llegar, porque su rojo plan siempre fue muy distinto del rosa tuyo.

Abrazas fuertemente tu única mochila llena de las cosas que cargaste a tu “habitual” salida rumbo a la escuela, y de pronto llega el viento de la duda, traído por alguien que se le parecía pero no fue.

Porque dentro del metro, tantos se parecen que no sabes si ya te fuiste entre ellos, con los sueños rotos y la realidad en las manos, "ojalá seas tú" te dijiste tantas veces, ya no llegó.

Que nadie lo sepa, llegas de noche a tu casa y si acaso te preguntan como fue tu día, contestarás que como todos, que ninguna novedad y todo normal, nada sabrán de tu fallido intento de huída.

Le llamas y nunca está, van dos días sin seña suya, y tú tan esperanzada y tan creída, tan ciega enamorada, pero mañana lo harás tu sola, al fin que no lo necesitas para nada, él se lo pierde.

Otra vez estás parada el la estación, pero alguien acelera tu partida, que una broma basta para asustarte y tumbar de tajo tus ilusiones y tu vida, aquellos que nunca te vieron te miran morbosos en la caída, sin hacer nada.

Y como siempre, nada remedian mirando tus restos esparcidos por las vías, vomitando el desayuno y murmurando santiguadas oraciones para un alma desvalida, o si acaso liberada de su infierno, la fugaz adolescencia rodeada por la melancolía.

Texto agregado el 31-03-2005, y leído por 285 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-02-2007 Eres muy buena para esto. ese soliloquio que creas esas imagenes, me haces vivirlas como protogonista. me igues asombrando con tu talento, ******** te felicito romantica_7
25-05-2006 No manches, que fuerte, me suena un poco tu final al inicio de "Tesis". Bueno como siempre hermoso. andyengel
09-08-2005 **** 2amantes
 
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