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Inicio / Cuenteros Locales / Daicelot / Es el aroma de cuando la lluvia pega sobre el cemento polvoriento

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Asi terminaba la mañana y empezaba la tarde, y luego la noche y otra vez la mañana, y otra vez la micro y el fierro ambivalente... Y yo sonreia cuando me bajaba de ella, porque era ser estoico frente a la vida perra. Uno se imaginaba como héroe de la segunda guerra mundial, hurgando en silencio una ciudad cambiada por el tiempo, por el globo, por la industria nueva que nos estafó el cielo por los pulmones. La visión por el asbesto.

Afuera hay un sol de esos que no me dejan levantar la cabeza y me entierran la cara en el cemento. Miro alrededor a los compañeros que caminan. Me despido cortesmente de los que acostumbro a despedirme y me uno a la lenta procesión de gente que vuelve a casa como minero de la mina, rengueando rumbo al cuchitril que lo espera con su seudo cazuela de ave (porque no tiene ave) que su esposa amorosa con agüitas perras y mucho entusiasmo le preparó. Voy carreteando los pies sobre el polvo, evitando de lleno el andar por la vereda, que copada, es pisoteada por una manada de insulsos escolares de corbatas y pelos parados con gel. Mis cordones van desabrochados, serpenteando como gusanos en la tierra muerta, levantando gramos minúsculos de ese polvo puro que se adhosa al alma y ni ensucia siquiera, porque su única función es darle el aroma a la lluvia cuando se está evaporando o recién golpeando el cemento sediento. El cordón del zapato derecho es azul, compruebo echandole un ojo de marino, y se debe a un cuento viejo, un antiguo intercambio con la Pilar en un día de despertares con los ojos cruzados (ella, en su defecto, llevaba el cordón azul en el izquierdo, como yo comprobaba cada vez que miraba el suelo aparentando buscar una basurilla cualquiera). Tras una segunda mirada del cordón noto que ha perdido el brio de los tiempos arcaicos. Está paliducho y desteñido, producto de vivir lluvias y sequías, aventuras y pisotones de los bellacos esos, que se aplastan por un espacio en la vereda y un puesto en donde no pegue el sol de las dos de la tarde, el peor de todos los soles del día, "el más rasca del universo" agrego en voz alta sin que nadie alcance a pertelar.
El nudo de la corbata se va suelto, meciéndose lacio al compás de la pierna izquierda y la pierna derecha, que igual que él se mueven por la inercia de la vida, "la única de las fuerzas verdaderas" sentencio mirando un bicharraco que se me ha posado en la mano. Es un sanjuán verde. Chico y veleidoso camina por el dorso, ostentando con orgullo sus alas de bicho verde, chico y veleidoso. Lo miro un rato antes que se vuele en busca de algo que comer. Carne humana o sangre de vaca, ratones o lechuzas de campo, nadie nunca habla de la dieta sanjuanesca, se presta para comentarios aportillantes como que comen simples hojas que las abejas les otorgan en afabilísima cordialidad inséctica.
Mis lentes van descorridos, empañados por semanas de abandono debajo de libros y veladores de lámparas que se desvelan varias horas diarias, implorando un segundo de descanso a lo menos cuando llueve. Pero cuando llueve el habitante de la pieza precisamente se queda toda la noche de espaldas contra el suelo, escuchando los repiques de goteritas de lata en el vidrio que no es transparente y mirando con éxtasis como los halos luminiscentes se hacen y deshacen frente a los focos de neón naranjo. Y eso fue el contraste, porque la micro va llena y el sol está muy fuerte ahí arriba, y es que es el peor de todos los soles, el de las dos de la tarde.
Micro llena. Sudorosa. No tiene aire propio dentro de sí y obliga a todos sus reos a respirar el dióxido de carbono de la gente que está alrededor, que simbióticamente respira el dióxido de uno, el ingenuo que intenta mantener el equilibrio sostenido de los precarios fierros de soporte. Esos mismos fierros desgraciados que cuando hace frío congelan las manos y cuando hace calor las hacen sudar. Fierros-gente, les digo con mirada de desprecio sincero pero bonachón.

Texto agregado el 16-03-2005, y leído por 238 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
16-03-2005 Tu manejo de las palabras es muy bueno... pero me lleno de tedio toda la narración. kone
16-03-2005 me gustó el texto, la idea y el amplio y detallado vocabulario que utilizas, pero el ritmo de narración me pierde,por lo demás está muy bien,1saludo chikara
 
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