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Las 8 de la mañana, suena el despertador, una resaca horrible, me levanto de la cama, tengo que ir a trabajar.
-Mierda -dije en voz baja- que vaina tener que trabajar hoy viernes, con esta resaca, pero bueno si no trabajo, no puedo beber.
Tomé algunas prendas del suelo, entre tanto trataba de recordar en mi doliente cabeza como infiernos había llegado esa noche, y donde había quedado mi auto, un viejo 4x4 del año 88, todo estaba oscuro hasta llegué a pensar que todavía no eran las 8, o que posiblemente si eran las 8, pero de la noche, no se que día es, como diablos llegué, solo pensaba en un chuparme un cigarrillo de esos que venden sin filtro y tomar a tragos una buena cerveza helada, lo que realmente necesitaba era una botella de cerveza helada, con la etiqueta un poco mojada y esas gotas frías tan hermosas sobre la botella y el liquido burbujeante, que te hacen olvidar la resaca.
Antes de ir a trabajar y mientras el cigarrillo se consumía y la cerveza helada se terminaba, fui a buscar mi viejo coche, y ahí estaba, rojo, poderoso, intacto, al lado del camino, mientras me acomodaba un poco la barba y trataba de hacerme una cola con mi cabello, para disimular un poco los efectos de la resaca, seguía pensando en cómo había entrado anoche a mi casa...
-Ya lo recuerdo -dije en voz baja
-Entré, dejé el auto a un lado, miré que estubiera bien cerrado, toqué la puerta, mi madre abrió y me dijo: “Hijo otra vez andas ebrio, recuerda lo caras que estan las multas de transito”.
Claro eran habituales los regaños de mi madre y los chantajes psicológicos con su enfermedad del corazón.

Conducía mi auto camino al trabajo, aspirando una buena bocanada de humo azul proveniente de un fuerte tabaco rubio metido en un papel de cigarrillo sin filtro, que bueno era ese humo y que rico mareo producía, conducía bajo el calor del sol de noviembre pensando: "Voy conduciendo y fumando un cigarrillo, pero qué fué algo importante que me dijo mi madre anoche?".
El maldito cigarrillo quemó mis dedos y como rayo, llegaron a mi los recuerdos…
-Hijo te acuerdas de chucho?
-Chucho! – Exclamé
-Si chucho, el viejo vago y ebrio que andaba con una botella de Coca-cola 2 litros pidiendo cerveza, y cuando la tenía llena se la tomaba tirado en el parque con una caja de vino moscatel
-claro, ya lo recuerdo…

Chucho, era un viejo ebrio y vagabundo, que bien la pasaba, todos los días salía ebrio por la avenida hablando consigo mismo, y pensando, pensando en algo o quizás en nada, solo el lo sabe, las hermosas niñas colegialas huían despavoridas cuando aquel borracho lanzaba con su voz alcohólica algún murmullo de lo que pudo ser un piropo, otras ya en edad universitaria lo miraban con asco, claro con lo mal que olía, cada que yo me acercaba a la buena licorería a comprar un poco de vodka, él se acercaba a mi y me decía:
-Amiguito, amiguito – con su voz ronca y ya sin fuerza- no tiene una monedita para ajustarme la cajita de moscato
-Claro chuchito yo te invito la borrachera hoy
-si, si, gracias amiguito.
-Quieres tomarte ese moscatel conmigo?
-No, con usted no amiguito, muchas gracias, pero con usted no, yo prefiero estar solo…

Horas después me lo encontraba de nuevo en la avenida totalmente ebrio y desquiciado hablando con una especie de amigo imaginario diciéndole:

-Que quiere, que quiere pues hijo de puta, venga, venga…

Y trataba de pelear con su amigo imaginario, nunca peleaba con nadie, solo con su amigo imaginario.
Eran hermosas peleas, todo el mundo se reía, pero yo admiraba tan hermoso espectáculo, un ebrio y su mundo imaginario.
De vez en vez también suelo regalarle alguno de mis cigarrillos sin filtro, como los disfruta el buen chucho.
Que bien vive chucho conservado en alcohol.

-Si madre, Claro que me acuerdo de chucho…
-Si, que bueno – dijo mi madre. – Porque un grupo de limpieza social lo acaba de matar por borracho y vago, que a caso quieres terminar como él, mírese, todos los días llega ebrio a la casa y después para ir a trabajar, es así que quiere terminar.

Yo no dije nada y me fui a dormir.
Ahora lo primero que hice al llegar al trabajo fue escribir este cuento.
Un réquiem por chucho botellas.

Texto agregado el 22-11-2002, y leído por 666 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
22-11-2002 Creo que deberias de hacerle caso a tu madre si quieres llegar a ser alguien en esta vida.,besos KRYSTAL
 
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