Cuando amanecía nos agitamos en el calor de los cuerpos.
Ráudamente pasó la etapa del conocimiento y de una espera con paciencia.
Ahora todo es rápido, la vida corre. No quiero apostar por la curiosidad vertiginosa que quieres que nos envuelva.
Yo sólo tengo deseos y algunas ideas ocultas, silenciosas en un paisaje enhiesto de rocas que caen.
Dime que no será así, que no será formal ni programado, que el tiempo es tímido y trae cautela en sus paquetes. Que el miedo -si es que lo es- me trae lento. Ha mermado mis reflejos y me tiene tenso.

Suerte la de los caballeros valerosos!, ¡allá van con sus estandartes y sentimientos!
Hoy los admiro por la obscuridad de los futuros acompañados, no sabré si probar o no, si estabilizar o perder, si morir o sufrir o si caer o herir. No lo sabré.

Entonces es cuando Sócrates me sirve: "Queridos amigos, ¡no hay ningún amigo!".
Donde abunda la gente escasea la amistad y no deja de ser cierto. -Prueba de ello es el paseo Ahumada para los chilenos.- Me encanta esto del monólogo interior, de la corriente de la conciencia...del río de la vida...de los océanos de tristeza, de los volcanes de ira y de los bosques de tranquilidad... -si, y de los desiertos de desolación también, sobretodo de estos últimos.
Mañana a la misma hora en el mismo canal los valientes. Todos los días es algo distinto. La cita está hecha, que no haya lamentos, porque si tendrán que haber derrotados.

El Coronel.