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Desde hace algún tiempo por las noches, cuando vuelvo a casa entro con cierto miedo. No puedo explicar a ciencia cierta cual es la causa por la que toda mi espina dorsal se eriza...es algo parecido a sentir una presencia, como escuchar una voz conocida pero improbable; de alguien que está cerca y sigiloso quisiera comunicarme algo.

Solía pararme en la entrada, atento a los sonidos que subían desde la calle; coches, el ruido del ascensor, alguien que hablaba alto; pasos por la acera mezclados con el murmullo de la noche... Pero no conseguía justificar ese miedo con nada de lo que llegaba a mis oidos.

Lo normal es que ande de un lado a otro de la casa, con esa sensación que todos hemos experimentado, de sentirse observado aunque nos sepamos solos; recogiendo algo que dejó por medio mi hijo; abriendo el frigorífico para ver que hago de cenar y encendiendo todas las luces a mi paso...hasta que sin darme cuenta empiezo a pensar en otra cosa y no me vuelvo a acordar del asunto hasta el otro día; cuando vuelvo a casa y es otra vez de noche.

En una de estas ocasiones, tras experimentar la misma sensación anteriormente descrita fui hasta la cocina directamente, me quedé mirando al techo pensando un buen rato. Estaba nervioso pero no sabía por qué. Acababa de hablar por teléfono, escuchando el problema de una amiga; pero no podía estar nervioso por eso; en el trabajo todo iba bien, casi mejor que nunca; mi hijo no vendría a cenar esa noche; no tenía ningún plan que me incomodase...analizaba mis pensamientos y mi estado de ánimo sin llegar a ninguna conclusión sobre la causa de aquel desasosiego que sentía, tenía una lata de Coca en la mano y se me estaba quedando helada.

Me acerqué sin pensarlo hacia el despacho, no solía entrar allí a estas horas, pero sin darme cuenta me encontré encendiendo el ordenador y entrando en la carpeta donde guardo mis cuentos.

He empezado otra vez a escribir cuentos, lo hago siempre periódicamente; había épocas en las que ni se me ocurría ponerme delante de la pantalla con esa intención. En cambio ahora estoy inmerso en una de esas etapas productivas literariamente hablando y si se me permite considerar literatura lo que hago.

Me encanta la sensación de escribir historias, modificar o inmiscuirme en vidas ajenas; variar el rumbo ficticio de la mía propia o simplemente dejar plasmados mis pensamientos, para poco a poco irlos esculpiendo y darles las formas más diversas.

Unas veces se inventa absolutamente todo, otras se cogen ideas de la vida real y se disfrazan o distorsionan...y las mas, pura y llanamente se cuenta la realidad, que suele ser mas intensa que cualquier historia inventada. Me iba bien con este entretenimiento, no aspiro a premios literarios; a lo más a promover la crítica de mis seres mas queridos, porque solo escribo para mi propio regocijo.

Con cariño, aunque parezca mentira... repasé someramente las historias que empecé a escribir hace cierto tiempo, las que escribía para mi ex. Fue ella la que me metió en esto; a ella le gustaba componer con palabras y una vez quise demostrarle que también podía hacerlo. Ese fue el comienzo de mi afición. Ella no lo sabe, nunca encuentro el momento de hacerle llegar la noticia, en realidad ni siquiera sé si le importa.

Abrí después los archivos mas recientes, los de mis últimas historias. Comencé a leerlas por encima una por una y noté que el mismo escalofrío, el de todas las noches al volver a casa recorría mi espalda. Esta vez era mas largo en el tiempo, mas intenso también... y crecía a medida que comprobaba asombrado algo realmente espantoso... Lo que yo había plasmado en mis historias, las distintas situaciones imaginarias; se iban tornando realidad para los personajes en los que me inspiraba. No ocurría en todos mis cuentos, ni en todos mis personajes; solo ocurría en aquellos casos en los que la historia se desarrollaba partiendo de un sujeto conocido.

Empecé a comprobar mientras mis dedos golpeaban frenéticamente las teclas, como en cierta forma había “pronosticado” alegrías, accidentes, fracasos, bodas, viajes, triunfos, amores, desamores, actitudes… Hechos que se trocaban en realidades aunque en principio estaban ahí fruto de mi imaginación; incluso nacimientos y... muertes.

Decidí calmarme y estudiar con detenimiento la situación. Pensé que soñaba, fácil recurso... pero no. Por otra parte, las fechas en las que había creado estos escritos eran todas anteriores a los hechos reales en si. Que estaba pasando?

Presentía de alguna manera lo que iba a ocurrir?... o era mi imaginación la que transformaba la realidad a su antojo? Fuera como fuese era asombroso, pero entre las dos posibilidades existía un abismo.

Sudoroso a pesar del frío que suele hacer en casa y completamente alterado accedí al cuento inacabado que había empezado a desarrollar hacía un par de días. Escribí algo sobre el empleo de la persona protagonista de la historia, alguien real y conocido...tenía que practicar esa prueba, no podía creer que estuviese intentando hacer algo tan absurdo, pero cometí esa locura. Me alejé después del ordenador como quien se aleja de algo maldito; antes lo apagué de golpe, estaba realmente asustado.

Dejé después de este episodio de escribir durante un tiempo, a veces casi conseguía olvidar el tema, soslayándolo cada vez que se me pasaba por la mente; aplazando el momento de seguir investigando la causalidad de mis ficciones sobre la realidad de los demás; aunque no podía dejar de elucubrar sobre las consecuencias que podrían dimanar de estas extrañas circunstancias en mi vida.

No habían pasado aun mas que unas semanas, durante una conversación con la persona en la que me inspiré para idear mi último cuento, el que no había terminado aún...ésta me informó de la casi inminente pérdida de su trabajo; llegado a este punto, el corazón casi se me salía del pecho, colgué el teléfono con una vana excusa y me abalancé sobre el ordenador. Allí estaba, lo que yo había escrito días antes....se volvía a cumplir. Rápidamente cambié el último párrafo, convertí a un inequívoco integrante de las listas de desempleo en el fehaciente dueño de un empleo fijo y bien retribuido...

Unos días mas tarde… y mi personaje me contaba feliz el cambio radical experimentado en su vida laboral; no solo no perdió el empleo sino que había sido trasladado a un mejor puesto, con un contrato blindado y un sustancioso aumento de sus emolumentos.

Convencido ya de mis extrañas capacidades me sentí tentado de informar a mi interlocutor de quien era el promotor de su nueva situación pseudo-funcionarial; ...pero que iba a hacer? aun si me hubiese creído; de que me servía? Ese don era mío...y no pensaba compartirlo con nadie, de momento.

He efectuado desde entonces multitud de ensayos y análisis, al principio inofensivos, consciente de lo peligrosa que podía llegar a ser esta extraña capacidad. Después he llegado a lo malicioso; a lo perjudicial para los elegidos...en todos los casos, la ficción ha sido siniestramente acorde con la realidad posterior.

Especulé durante un tiempo en no volver a escribir; pero descarté ese pensamiento. Ahora lo tengo claro; tengo en mis manos la herramienta más poderosa que jamás haya existido...el arma más mortal y a la vez más limpia de la historia; el verdadero poder.

Aún no me he planteado dominar el mundo; ni se me ha ocurrido reclamar un puesto en El Olimpo... pero por el momento, la estoy utilizando para mis propios fines; a veces funestos para alguien y a veces no.

Para mi es fácil escribir que alguien ha muerto en un accidente; o que por el contrario se salvó milagrosamente.

Por cierto, puede que empiece a escribir algo basado en tu persona...como te has portado conmigo ...últimamente?

Texto agregado el 30-07-2003, y leído por 740 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
20-11-2009 ¡Ajá! 'Que Dios nos pille confesaos,entonces!! ¡Felicitaciones!...por si..por si...digo yo... pantera1
20-11-2009 ¡Ajá! ¡Que Dios nos pille confesaos...entonces.!! Felicitaciones, me hiciste pensar desde adentro. pantera1
27-01-2009 mm..yo....olle creo que no te trate nada mal asi que porfa escribe algo asi como que ya tengo mi casa propia..o algo asi...a ver si se me cumple.. lisinka
23-01-2008 La madre que te trajo malagueño! me has tenido con el alma en vilo, lo malo es que me has dejao con el corazón encogio, casi que no te acuerdes de mi, ya sabes yo paso desapercibida, total si me conformo con ná, mira si no tengo voz ni pa que se me oiga... jeje en ti es capaz de hacerse este cuento realidad! ondina
13-05-2006 Muy bien malagueño, me he portado bien, ya lo sabes y estoy ahorrando para ir a verte. Escribirás de mi?. Besos. jaja KaReLI
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