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Inicio / Cuenteros Locales / geochu / El ocaso de los Chachiquesí, los cazadores de croquetas

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Hace muchas lunas, más de las que podáis imaginar, bueno, no tantas, la mitad más o menos... muchísimo antes de que el primer hombre blanco cruzase el gran lago salado, los Chachiquesí llegamos a estas tierras fértiles y repletas de caza y pesca. Expulsamos de ellas a los Pies Negros, a los Navajos, a los Ángeles del Infierno y a los Osos Amorosos. Su sangre bañó nuestras tierras... Cuando enterramos el hacha de guerra nos dimos cuenta de que todo estaba literalmente teñido de sangre : el río, los árboles , la hierba ... hasta los animales. En realidad los únicos animales eran dos buitres rezagados que perdieron el ultimo barco para Wisconsin.
La situación era terrible y desesperada, toda la caza había huido de aquellas tierras inundadas de sangre, pero nuestro pueblo no podía emigrar en su busca ya que habíamos enterrado el hacha de guerra y no la encontrábamos. En aquel instante, nuestro sabio gran jefe habló a la ensangrentada multitud que le miraba expectante :

“- Hijos míos, habéis luchado con el valor del jabalí, la persistencia del salmón y la astucia de esos bichitos tan graciosos q se ponen sobre sus patitas traseras y vigilan sus madrigueras mientras sus crías corretean por las praderas ...
- ¡Chocheas , Vieja Rata Peluda! – Gritó un espontáneo .
- Eso, con la inteligencia de las chocheas. Gracias, Mosca Cojonera –contestó amablemente el jefe - .A lo que iba, hemos ganado esta tierra con nuestro sudor y la sangre de nuestros enemigos así que aquí nos quedaremos. “

Varios exploradores fueron enviados en las cinco direcciones. El resto de la tribu instaló sus tipis en las zonas más altas para evitar la sangre que aun no se había bebido la hermana tierra. El viento y el sol y los otros espíritus secaron sus pieles ensangrentadas y las mantuvieron rojas para que el resto de las naciones recordaran aquel día y nos mirasen con temor. Por este motivo, los Chachiquesí fueron los primeros Pieles Rojas en tener la piel realmente roja de manera permanente.
Las partidas de caza regresaron con espléndidas noticias : las praderas que rodeaban nuestras tierras estaban repletas de croquetas. Inmensas manadas de ellas por todas partes. Tal vez muchos no sepáis lo que es una croqueta, pero todos las habéis visto. Pensad en un asentamiento de los blancos en medio del desierto. Puertas y ventanas cerradas. Las tiendas están cerradas pero no es domingo. Nadie pasea por la calle principal, los blancos miran nerviosos por las ventanas ... solo el viento... el polvo ... y una figura redonda erizada y encrespada q enfurecida recorre con su majestuoso rodar el camino hacia el ocaso. La croqueta salvaje a la que el destino a condenado a una vida solitaria.
Hay quien dice q las croquetas son vegetales, como los árboles las flores o los semáforos. Se equivocan, ¿alguien ha visto alguna vez moverse a una planta?. Las croquetas se mueven, y lo hacen a tal velocidad que parecen rodar. Casi vuelan pero no son aves porque nadie las ha oído cantar. Las croquetas son unos mamíferos de la familia de los caballos , los perros y del resto de animales que andan, tienen orejas y duermen por las noches. Y como sus parientes, vivían en manadas. Existían varias familias dentro de esta especie como las míticas croquetas de jamón, de bacalao o de atún.
Convivimos con las croquetas durante generaciones en perfecta armonía, en equilibrio. Ellas nos proporcionaban alimento y pieles y nosotros siempre las pedíamos perdón antes de destriparlas.

Esos fueron los más gloriosos tiempos de nuestro pueblo.
Luego llegaron los blancos y con ellos, el fin de nuestro esplendor.




Cuentan que los blancos llegaron a nuestra orilla del gran lado salado por error, pero no se fueron. ¿Por qué? Porque los blancos no acostumbran a rectificar ni a pedir perdón, es algo que aprendimos con los años. Debimos haber prestado oído a nuestras tradiciones.

Según las leyendas de nuestro pueblo, que en el pasado más remoto, todos los hombres vivían juntos en las mismas tierras y todos eran del mismo color, el del agua. Eran felices y vivían en paz. Entonces algunos de aquellos hombres transparentes quedaron hechizados por la blancura de la luna. Por aquel entonces la luna era redonda todas las noches, y noche tras noche la miraban y la adoraban en secreto sus amantes transparentes. Dicen que tardaron más de mil días en construir la escalera más grande que jamás nadie ha escalado. Uno de ellos comenzó la ascensión de su obra. Según subía, la luz blanca de la luna lo iba quemando. Alcanzada la cima, cuando podía tocar la luna con sus dedos, su piel ya era totalmente blanca. Unos dicen que el espíritu de la luna lo engatusó, otros que fue pura necedad del hombre... al final el nuevo blanco desenroscó la luna del firmamento. Aquella acción temeraria desencadeno la cólera del resto de los espíritus. Por el orificio dejado por la luna empezó a fluir el agua azul que flota en el cielo. Ese agua se interpuso entre los adoradores de la luna y nuestros ancestros. Como castigo, los adoradores de la luna a partir de entonces fueron blancos. Como advertencia para el resto de los hombres, la blanca luna no seria dos noches igual. Cambiaria su forma del mismo modo que el blanco cambia de opinión. Y para que no olvidásemos la historia, el agua del gran lago salado tendría un sabor distinto y bailaría al compás la luna le marca.

Con la llegada de los primeros blancos hubo quien negó la verosimilitud de la leyenda. Nadie dudaba que si se sacaba la luna de su agujero caería un chorro enorme, ya que todo el mundo sabe que la lluvia es el agua del cielo que gotea por los diminutos agujeros de las estrellas. Donde fallaba historia era en la escalera. Si los blancos habían construido semejante artilugio, no habrían venido en barcos, hubiesen construido un puente para llegar hasta nuestra orilla.

Fuese como fuese, llegaron y se quedaron. Y una vez aquí comenzaron una guerra que nunca acabará. Lucharon con los indios, con los ríos, con otros blancos, con los árboles, con los animales, incluso trajeron hombres negros y luego lucharon con ellos ....
Como una enfermedad fueron acaparando las tierras y los pastos ,diezmando las manadas salvajes y ocupando los mejores sitios de las playas en verano.
Incluso antes que con los búfalos acabaron con las croquetas, mucho más sabrosas y fáciles de cazar y transportar. La era de los pieles rojas llegaba a su fin, comenzaba la era de los tramperos como Búfalo Bill , así llamado por su compulsivo hábito de disparar a cosas con forma de búfalo o personas llamadas Bill . O como David Croquet que fue el cazador de croquetas más sanguinario y famoso de la historia. El inventó y popularizó los celebres gorros de piel de croqueta, usados por todos los tramperos. Si, esos de forma cilíndrica, peludos, suaves y con una larga cola rayada cayendo por la nuca. Las rayas de la cola indican la edad de la croqueta a la que pertenecía el pelaje al igual que los anillos indican la edad de los árboles o las escamas la de los peces.

Hijos míos, ya conocéis la historia de los Chachiquesí, los cazadores de croquetas. Transmitidla , y cuando veáis una croqueta apartaos y sed reverentes pues son el símbolo de nuestro pueblo y cuando ellas desaparezcan, nuestro nombre se perderá en el olvido.

Texto agregado el 09-02-2005, y leído por 249 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
09-02-2005 Saludos. golem
 
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