TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / fly / El Comienzo del Mal

[C:84272]

Mini Prólogo

El día de ayer publiqué un cuento corto, tan incoherente como "Historias de Bolsillen", pero aún peor y casi sin sentido alguno.
La historia, llamada "La Leyenda del Príncipe Mendigo", fue la peor improvización que pude haber incluído en este sitio.
Ante tal mediocre acto, se me dió por escribir algo que realmente valiera la pena, y así el día de hoy escribí este texto llamado "El Comienzo del Mal"; una de las mejores cosas que se me ocurrió escribir hasta el día de hoy.
Espero que les guste....

El Comienzo del Mal

-Levántate, Cervus. Ante mi presencia omnipoderosa, te devuelvo en este instante la vida, con el único propósito de que lleves a delante una misión.
´´En el nombre de la oscuridad y el terror, te concedo a ti la vida eterna y todo el poder del infierno para que cumplas con tu tarea. Brindarás terror y confusión a todos los seres; serás el encargado de conducirlos al engaño y al sufrimiento, sin que ellos lo adviertan siquiera. Te brindo a ti, ser renacido y despreciable, todas las energías oscuras del submundo, para que cumplas con tu malvado propósito.
Cervus recobró la vista. No recordaba nada en su cabeza. Pronto le llegó a su mente una última imágen con sus amigos. Estaba en un auto robado, con una botella de alcohol, en el asiento trasero. El conductor, uno de sus compañeros, hiba tras una persona que corría desenfrenadamente para poder evitar el vehículo. Estaban todos hebrios, algunos drogados. No sabía como llegaron todos a ese estado, pues estaba muy hebrio para recordarlo.
La persona murió atropellada, mientras sus amigos festejaban con sarcasmo la maniobra frenética. Él no podía terminar de comprender cómo había sido posible aquel hecho. Pero era realidad, aunque no podía terminar de razonarlo. La bebida era muy fuerte, y su cabeza giraba entre confusión y ataques de euforia espontánea.
No tardaron mucho en perder el control del coche, y chocar contra un poste de luz. Todo lo demás fue oscuro y nublado para él.
Ahora se encontraba en el mismísimo Infierno. Levantó la cabeza, y miró a quien le hablara. Era completamente oscuro, y sólo resaltaban sus ojos profundos y azules. Podía sentir cómo su aura demoníaca llegaba hasta sus pies. Había un frío extraño y maldito. Miró a su rededor: miles de seres extraños y tan oscuros como quien tenía enfrente lo rodeaban. Eran pequeños y deformes, y algunos flotaban. El cielo era gris y oscuro. Algunas estelas de color carmesí fluctuaban en el horizonte poco definido. Todo era rocoso, seco, ciertamente parecía montañoso, y predominaba lo opaco.
-¿Donde estoy? -dijo Cervus volviendo a dirigirse a quien estaba sentado en la oscuridad- ¿Y quién soy?.
-Cervus te llamo. Has resurgido de tu mundo, para cumplir con mis órdenes.
Se miró. No era como él recordaba. Pelo largo, piel endurecida, manos exuberantes. Si hubiera visto su rostro, podría haber contemplado la cara de un diablo con rasgos humanos. Sus ojos rojos, sus dientes afilados, su nariz chueca, conformaban la imágen de un mefisto impiadoso.
-Cervus... -balbuceó-. Yo no recuerdo ese nombre. Yo me llamo... Me llamo...
-Ya no eres un humano -replicó el demonio-. Has renacido de entre las tinieblas para cumplir con mis cometidos. Olvídate de tu pasado. Estás aquí para obedecerme.
El nuevo engendro sabía bien que eso era un error. Nunca ejerció el mal durante su vida. Sólo se vió implicado en algo similar antes de su muerte, y sin su concentimiento. El efecto de la bebida comenzó antes de partir aquel viaje sin cordura. Sin duda alguna, habrían mezclado drogas dentro de aquellas botellas. Ahora, se negaba a su próximo destino.
-Renuncio a todo servicio maligno -lanzó prepoténtemente-. Me reuso a cumplir con objetivos siniestros. No entregaré mi vida al infierno.
La figura tenebrosa no se movió, y después de un corto silencio replicó:
-No puedes volver atrás. Este es tu nuevo destino. Volverás al pasado, en otra realidad paralela a la tuya. Cosecharás el terror entre los seres sin que seas advertido. Y si no es eso lo que deseas, lamento decirte que tu alma es mía. No puedes elegir. Es tu destino.
Miró hacia abajo. No tenía elección.
-¿Y cuál es mi destino? -dijo sin esperanza alguna.
-Te nombro Cervus -reiteró el siniestro ser-. Te concedo el poder de sembrar la hipocresía entre las personas. Harás que todos crean en las palabras, y que todos se convensan de sus pares. Más tarde, así se ejercerá la desconfianza, y por consecuencia, el individualismo y el aislamiento. Será el primer paso para debilitarlos, y así causar sus propias muertes y batallas.
´´También, desde el principio de su evolución, otorgarás el don de los prejuicios a cada individuo. De esta forma, nadie podrá realizar lo que realmente quiera si no fuera por los prejuicios de cada uno. Además, ejercerás en ellos el conformismo, la herramienta clave para deteriorar y retrasar la evolución de la humanidad. Desarrollarás, con el pasar de los años, un sistema para que todos vivan en el sufrimiento de la confusión, y así todos vivirán pendiente de costumbres inservibles y toscas, sólo para que sus vidas se limiten y no puedan ejercer todas sus habilidades. De esta forma, machacarás el libre albedrío, y lo convertirás en libertinaje o esclavitud. Algunos vivirán desorientados, y no podrán disfrutar de sus dones porque no los tienen; porque nunca se han educado correctamente o por deficiencia alimenticia. Estos entorpecerán el paso de los más evolucionados. Y estos otros, no sabrán manejarlos, o simplemente los odiarán, gracias a los prejuicios y el conformismo que tan bien habrás enterrado dentro de su ser. Los más poderosos, virtuosos respecto a evolución, serán olvidados y reemplazados por aquellos que junten mayor bienes materiales. El materialismo será la primer fase para nuestra victoria en este planeta. Y serán los más materialistas quienes podrán ejercer poder y autoridad a los más virtuosos, y a los débiles de mente.
´´Esta será la estrategia que cumplirás. No hay puntos débiles, porque este sistema se retroalimentará: nunca ningún virtuoso podrá ayudar a los débiles, porque estarán limitados por sus semejantes prejuiciosos y conformistas, y estos caerán en el mismo destino, frente a su frustración. Creerán que nada puede cambiar, y sólo se quejarán: nadie actuará. Pocos podrán ser respetados, y hacer cumplir la justicia moral.
´´Sin ayuda, los débiles no podrán progresar, y serán mis fieles sirvientes en la destrucción, y asegurarán la ignorancia perpetua. Y los poderosos se encargarán de que ellos no progresen, de que su vida sea siempre miserable y rencorosa.
´´Así, está en ti que mi cometido se realise. Después de cumplido el proceso de conversión, podrás disfrutar de un poderío ilimitado como el mío. Serás dueño de lo que tu quieras, y si lo deseas, también podrás volver a tu antigua vida.
Una pausa se hiso. El eco repetía las últimas palabras del imperioso demonio. Cervus lo pensó. Era una buena oferta final, pero no aceptaría nada que implicara sufrimiento y dolor. Sabía que debía cumplir su cometido, que era su única elección. Pero ante la duda, cuestionó:
-¿Y si me reuso?
-No vivirás. A quienes se reusan...
Y con un enorme cetro que empuñaba con su sombría mano, apuntó a una roca a su costado, por debajo del trono. Allí pudo distinguir un rostro rígido, pero no muerto. Pudo ver unos profundos ojos pestañeando lentamente, y una cara demostrando una agonía eterna. Consiguió distinguir tres rostros similares en aquel momento. Pronto comprendió que aquellos seres se reusaron al cometido, y desde millares quedaron incrustados dentro de aquel altar, sin poder esbosar ni un gemido de dolor o de arrepentimiento. Una eternidad observando, sin poder ejercer sus propios deseos.
Pronto creyó escuchar una débil voz que salía de esa dirección:
-No te arriesgues a este destino sin oportunidades -retumbó en su mente-. Elige otro destino, donde puedas cambiar las cosas...
Lo decidió al instante. Supo que, por más detestable y perverso sea la misión que su amo le imponía, más tarde podría tergiversar el destino sin que él pudiese advertirlo, aunque sea mínimamente.
Bajando una vez más la cabeza, y con aspecto de resignación, dijo lentamente:
-Como usted ordene, mi rey.
De esta forma, el fomentador de la hipocresía experimentó su primera manifestación, siempre teniendo en cuenta que, más allá de elegir tal cosa por su propio bien, él sería el menos desalmado en cumplir tal objetivo. Pensó que podría haber sido un ser mucho más sádico y perverso quien aceptase el cargo.
Decidió que se tomaría su buen tiempo en cumplir con sus quehaceres, y fallar todas las veces que fuera posible, siempre y cuando no sea tan notable para su señor, dando así oportunidades a los seres para que el mal no triunfe en todo sentido. Y si alguna vez quisiera reusar a su cargo por completo, y someterse a su alternativa, que fuera cuando todos los seres gosen de la más envidiable sabiduría y capacidad mental, para así salvarlos a todos del destino que desara su amo. Pero ocultó sus pensamientos lo mejor posible, fingiendo devoción a su líder.
El oscuro sonrió siniestramente, complacido por la aprobación de su nuevo discípulo. Y antes de que pudiera ordenar algo, Cervus preguntó:
-¿Cuál es mi objetivo y destino, señor?.
-Una nueva raza de humanos, en el planeta Tierra.
Y partió desvaneciéndose al instante.


--==== by FLy ====-- 04:05 p.m. 07/02/2005

Texto agregado el 07-02-2005, y leído por 261 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
27-12-2005 Lo primero que se me viene al pensamiento es que para escribir historias como ésta en que se especula con ficciones acerca de la naturaleza humana primero se debe reflexionar mucho al respecto, y hasta es necesario que el tema a uno lo obsesione un resto, que uno incluso sea o se sienta víctima de dicha naturaleza, porque tal vez si no nos interesara tanto escribiríamos sobre otra cosa. Encuentro que está bien hilvanada la historia de esa alma que se entrevista con el señor de las tinieblas para recibir la misión de crear la maldad: ahora bien, lo que entendemos por maldad es de alguna manera la escencia que hace vivir al hombre, que lo hace ser ambicioso, superarse a sí mismo y, para qué estamos con cuentos, competir con los demás. Todo ese trasfondo veo en tu cuento, y es complicado urdir un cuento así donde no se debe escapar ni un detalle en cuanto a la sicilogía de los personajes, a los lugares, en fin, me gustó, hay una calidad que debes seguir cultivando. Mis saludos y estrellas. Quilapan
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]