TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / lampedusa / Carlitos vs. El Séptimo de Caballería

[C:8353]

La ruta había llegado a la hora de siempre, y como siempre, nuestras madres esperaban con los bocadillos de paté envueltos en papel de plata. Nacho y mi hermana salieron los primeros del autocar y soltando las mochilas se lanzaron a la búsqueda y captura de un hoyo lo bastante decente como para albergar sus canicas. Tenían una bolsa llena de canicas de todos los colores y sabían exactamente cuántas avispas habían ganado en el recreo de los pequeños y cuántas pitufo habían perdido en el de los grandes. Yo, hacía tiempo que ni me molestaba en pedir que me dejaran jugar.

Al bajar de la ruta vi como Merche se dirigía como una flecha envenenada hacia mi madre.
-Es un niño muy despistado. Hoy por poco vuelve a perder la ruta– le dijo mientras sonreía en la distancia al padre de Carmencita. -Ha tenido que ir Marcos a buscarlo, y hasta que lo ha encontrado– continuó con una pausa que intentaba transmitir a mi madre el mal rato que yo les había hecho pasar -Un poco más y nos vamos sin él.

Marcos me había encontrado en el patio de preescolar. Sentado entre los columpios rojos con los cordones de los zapatos desabrochados y tres hormigas que transportaban migas de pan. No quiso entender por qué no quería moverme y en sus ojos vi claramente que no pensaba darme ni una oportunidad de defenderme. Repetía una y otra vez el mismo cuento.
-Venga Carlos, no seas cabezón, tenemos que subir a la ruta, déjate de pamplinas y tira.
Yo no sabía qué eran las pamplinas pero tenía muy presente el coscorrón que la señorita Leonor me había estampado en toda la coronilla hacía sólo media hora. La maldita bruja. No me movería del patio hasta que la viera esposada con su bata blanca camino de la prisión. Yo sólo pedía justicia. Pero me llevé otro coscorrón, esta vez más flojo aunque no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Me levanté sin decir nada, aplasté una hormiga y apretando los puños, como en las pelis de vaqueros, me subí en el autobús y me senté a lo indio en el suelo.

Texto agregado el 19-07-2003, y leído por 343 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
29-03-2004 Que triste historia tan bien contada que nos ace partícipes del dolor de Carlos...y qué soledad e incomprensión...realmente los adultos a veces somos ciegos...o nos lo hacemos cuando no queremos aceptar la realidad que en este caso está deformando el alma de un niño a base de golpes...demasiado pronto para enfrentarse a las injusticias del mundo...***** Nusk
16-09-2003 La infancia ese lugar de la vida al que todo el mundo quiere regresar, esa llamada al recuerdo que precisa de sensibilidad y piano, que exige embarcarse en la máquina del tiempo con todas las consecuencias. Magnífico. casual
16-09-2003 Buena, muy buena narrativa... me encantó. Borarje
29-07-2003 Niño rebelde, te invito a ser miembro de mi pandilla. Yo te doy veinticinco estrellas. ElTigre
25-07-2003 He puesto 5 cielo y sabes porque? Porque aunque está un poquitin falto de transpiración, sé que se la darás tu eres de las que hay que arrebatarles los borradores. y son 1) por el desarrollo de canillas peladas y potrero, germen de buenos ejecutivos de terno, jaja2) por la apelación a la memoria emotiva 3) por los perfiles delineados deliciosamente, 4)Por el final descerrajado, si. como un disparo a la ira adolescente o púber, 5) porque sé que lo transpirarás. Un beso y un abrazo. hache
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]