The end.
“No safety or surprise… the end…”
Jim Morrison

- ¡Qué frío hace! ¿No crees Francisco?
- Sí. De hecho, escuche en las noticias hace rato, en el noticiero de la noche, que se esperaba temperaturas cercanas a cero.
-¿En serio? ¡Órale! Eso si que no sabía… ¡Mira! ya llegó doña Cleopatra… ¿Cómo está?... ¡Feliz Navidad! No pude verla ni saludarla ni nada, estaba con mi cuñado en Acapulco, y acabo de llegar ayer…
- No se preocupe Doña Remedios. Feliz Navidad a usted también, ¡hace cuánto que no nos veíamos! ya va para un par de años, ¿no?
- Sí, ¿verdad? fue en la boda de Cleopatrita; jeje, lo siento, es que suena muy curioso, que aún ahorita, a sus veintiocho años, le sigamos diciendo Cleopatrita.

(Risas en todo el comedor, sobresaliendo por entre todas el maquiavélico graznido de urraca esquizofrénica de doña Cleopatra)

- ¡Ya faltan tan sólo una hora y media para año nuevo señores!
- ¿Qué? Mi reloj ha de andar mal Francisco, dice que ya nomás faltan una hora y diez… sí… mira, ahí en la tele también dice que hora y media; déjame ponerlo a la hora de una vez…
- Sí, no vaya a ser que te llegue el 2005 más rápido Hilario, y te hagas más viejo antes que nosotros…

(Más risas [fingidas, claro está, para no sacar a relucir el pobre sentido del humor del adinerado anfitrión] y, de nuevo, la urraca esquizofrénica. Llegan las sirvientas a la sala a avisar a los presentes que la cena ya está servida)

- Y… ¿Qué tal les pareció el pavo? Lo cocinamos aquí Francisco y yo desde como a las 10 am.

(Música de The Doors a un volumen bajo en el estéreo de la sala: […Break on through to the other side…])

- Muy rico Francisca, me encantó.
- Deliciosa.
- Simplemente un manjar.
- Muy buena
- Deliciosa, es más creo que me voy a repetir el plato, gorda ya estoy, no hay problema con eso… (y la urraca con problemas mentales vuelve a las andadas)

(Hipocresía chorreando como opaca brea por la bocas de todos los concurrentes)

[…Let's change the mood from glad to sadness…]

- Oye Cleopatra, y como sigue tu esposo, supe que ha empeorado algo, ¿verdad?
- Sí Hilario, de hecho, por eso es que no pudo venir hoy aquí a la cena. Pobrecito, el doctor le dijo que debe descansar en cama todo el día, el cáncer ya se le esparció y debe de guardar reposo casi absoluto…
- Pobre…
- Sí, qué mal que esté así, siempre fue tan saludable, ni fumaba ni tomaba, pobre…
- Sí, tú lo conoces por más tiempo que yo, ¿verdad, Francisco? Y eso que yo soy la esposa. (Risas y graznidos) Sí… pero pues… ¿qué se le va a hacer? Ya nomás hay que cuidarlo mucho…

[…People are strange when you are a stranger…]

- Ya casi amigos, el momento cumbre de la reunión se acerca.

(Entra la sirvienta cabizbaja con seis copas para los asistentes, acompañada de un silencio incómodo de todos. Olor a champaña embriaga las narices ahí presentes)

[…There’s a killer on the road…]

- Esa me encanta…
- Sí, Remedios, me acuerdo que cuando íbamos en la prepa te encantaba…
- Sí… aquéllos viejos tiempos…
- Curioso, ¿no creen? Más de treinta años después, y el tiempo nos reúne de nuevo… Parece que nos tiene ya un plan prediseñado a todos nosotros… (Risas sin graznidos, doña Cleopatra tiene la boca llena de bocadillos)
- Sí, parece que viviremos e inclusive que moriremos juntos, ¿no creen? (Risas. Ahora sí, la urraca se hace presente, ya tragó la última galletita salada de la mesa)

[…Strange eyes fill strange rooms…]

- Francisca, ¿por qué no le dices a María que traiga más galletitas, parece que aquí doña Cleopatra quiere más…
- ¡Ay! gracias Francisco, es que no comí nada y la verdad si traigo algo de hambre; y, además están muy ricas la benditas galletas, y el paté, no se diga.

(Risas. Todos callados frente a su respectiva copa larga de champaña)

- Ya nomás cinco minutos, amigos.
- ¿Se irá a acabar el mundo éste fin de año? Jeje… disculpen la incoherencia, es que siempre, desde que era pequeña me he preguntado lo mismo cada año nuevo…

(Risas. Graznidos.)

[…Can’t you see that I am not afraid?...]

(Silencio incómodo. Todos deseando irse a sus casas, o simplemente morir de aburrimiento)

- Qué les parece si…

(Suena el timbre de la puerta. María se acerca a abrir)

- No, no… Yo abro, después de todo, el anfitrión debe recibir a sus invitados, ¿no?

[This is the end… beautiful friend…]

- Pero… ¿quién será, Francisco?
- No sé Francisca, ha de ser algún mendigo, pidiendo dinero.

(Los pasos apresurados de Francisco. El chirrido de la puerta al abrirse, encontrada justo frente al comedor donde todos estaban reunidos. Un silencio diferente)

- …Emmm… ¿Sí?...

(Un hombre de buen ver. Saco y pantalón negro. Cabello bien peinado hacia atrás. Camisa negra. Gesto… mejor dicho… sin gesto alguno. Sin corbata. Ojos negros, profundamente negros. Zapatos bien lustrados, que combinaban con su atuendo. Piel blanca, quizá demasiado blanca. Un colgaje raro en el lugar habitual de la corbata. Puños cerrados.)

[…The killer awoke before dawn…]

- Buenas noches, señor… ¿Diga?

(El hombre mira a Francisca por el hombro de Francisco y regala una mirada todos los invitados que ya estaban de pie, prestos a brindar con su respectiva champaña. Serio. Demasiado serio. Ni un gesto)

- … Buenas noches, señor… mi nombre es Francisco… puedo preguntar… esteee… qué se le ofrece…

(Comienzan las campanadas en todas las iglesias de la Ciudad de México al unísono. El hombre lo mira fijo a los ojos. Las rodillas de Francisco tiemblan un poco. No sabe por qué. Unos segundos unidos por una mirada. Una mueca, por fin. Un sonrisa demasiado extraña para todos los presentes. Escalofríos recorren la espalda y nuca de todos. El hombre por fin abre lo boca, después de volver a mirar a todos con esa sonrisa…)

- Con su permiso…

(Media vuelta y se retira. Séptima campanada)

(Nadie habla. Nadie se mueve. Nadie parpadea. Nadie respira. Nadie… Nadie…)

(Octava campanada…)

(Novena campanada…)

(Décima campanada…)

(Onceava campanada…)

(Doceava campanada… Nadie… Nadie… Nadie vive)

[…This is the End]


Sergio Covarrubias