La noche a tu espalda se ve distinta y nueva,como una aproximación más o menos acertada al misterio del milagro de los cuerpos que nunca se terminan de conocer porque siempre se están descubriendo. La bendita aventura de intuirse, averiguarse y estremecerse como si fuera la primera vez.

Ser detective en busca de nuevos escalofríos tiene sus ventajas que no conviene desvelar de manera gratuita, que cada uno desentrañe las suyas propias, pero recomiendo que lo haga acompañado de la persona adecuada. El principio de acción y reacción toma su máxima expresión en ese caso. Los cuerpos extraños tienen sus contraindicaciones. Conviene aclararlo.

Por lo demás todo vale, habrá que hacer acopio de las mejores galas (que normalmente son las menos ostentosas) y adquirir nuevas habilidades y destrezas en el fascinante mundo de la navegación nocturna. Se permite olisquear y tantear el terreno no explorado. Si te pongo carne de gallina me das un premio. Si te vuelves navegable me doy entero. Sigamos el recorrido, no hay prisa ni relojes porque la noche a tu espalda es atemporal y alargada como la línea de una sonrisa ruborizada. Pintemos con los dedos, que perfilen la silueta de dos lunas y un riachuelo sinuoso , que las manos recorran el panel de mandos hasta encontrar todos los interruptores y todas las ventanas de tu piel. Tengo vértigo desde tus caderas pero merece la pena saltar al vacío.

Tu espalda termina donde empieza el cielo y la noche se ve distinta y nueva.