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INFORME SERIO SOBRE LA SENCILLEZ



La llama, casi invisible al principio por el fulgor de la luz del sol, envolvió una ramita, creció, ganó en color y alcanzó otra rama que estalló en un chasquido agudo.

William Golding Lord of the Flies, 1954




La sencillez es esa carencia universal de la raza humana, es una lepra mental que oscurece la auténtica realidad. Es una situación insostenible que domina a esa mayoría que tanto nos avergüenza y a la que pertenecemos sin poder evitarlo.

María Calvario era una periodista de origen salvadoreño que trabajaba como corresponsal de la cadena de Ted Turner en México D.F., llevaba un par de años en la emisora y estaba muy feliz de poder desempeñar una tarea tan reconfortante como la de poder comunicar cualquier tipo de noticia. Un caluroso día conoció a José Félix Navarro en una cantina mientras realizaba un reportaje sobre los preocupantes ,y desbordantes, niveles de alcoholemia de la sociedad azteca. José estaba realizando una visita comercial, debido a su trabajo como representante de una conocida marca de tequila embotellado. María se fijó en sus manos sofisticadas, de extensos dedos y aterciopelada piel. También se percató de la extraordinaria fuerhigiene y de una poderosa ortodoncia de su etapa más pueril, pagada con un interminable crédito que aún llevaba a cuestas. Vestía como podía, pero con mucha elegancia; lo que algunos se han atrevido a denominar traperismo fashion clasista. za que contenía su mirada, con dos poderosos ojos negros que proyectaban una portentosa profundidad. Los dientes de José también eran fruto de una exhaustiva A María le gustaba realmente, aunque no podía tolerar que un hombre tan humilde despertase su interés. Había recibido una estricta educación en las mejores universidades americanas, pasando casi una década con residencia fija en Boston. Su padre era un alto cargo del gobierno de El Salvador , y su madre una conocida condesa suiza emparentada con la mayoría de miembros de la alta aristocracia europea.

María había trabajado duramente por hacerse un hueco en el difícil mundo mediático. No podía echar su vida por la borda y enamorarse de un representante vulgar de bebidas. Qué pensarían sus padres si la viesen alternando con un tipejo despojado de todo materialismo, una persona auténticamente sencilla; que sabía pasear sin mirarse en los escaparates; que no necesitaba perfumes caros para ir aseado, la sencillez no implica dejadez ni suciedad.

José nunca estudió, pero no carecía de educación y buenas maneras, algo asombroso si se tiene en cuenta que había nacido en los suburbios de una de las ciudades con mayor índice de criminalidad del mundo.

Su relación parecía imposible, era como una crónica de un desastre sentimental anunciado.

Su primera cita fue en una impresionante cafetería ubicada en el interior de unos grandes almacenes. José se sentía como un pez en la boca de un tiburón, temblaba más que el gancho de Mohamed Alí. Esa tarde no se había peinado su preciosa y lacia cabellera de indígena. María llegó treinta y cinco minutos tarde y hablando a gritos por su nuevo motorola del tamaño de la mano de un bebé. Llegaba con retraso a la cita porque había tenido que esperar más de dos horas en la peluquería para hacerse mechas, manicura, peeling, y pedicura. .

Pasaron largas horas de café, cigarrillos, miradas, palabras, y reflexiones. María tenía que irse pronto para terminar un reportaje sobre los catadores de bacterias, una nueva profesión del futuro ya que las empresas de alimentación tenían una fuerte demanda de estos arriesgados profesionales que detectan cualquier amenaza en la comida.

María y José volvieron a quedar un mes más tarde, y fue entonces cuando ocurrió lo más desagradable de esta historia. José llevaba un par de semanas en paro, lo despidieron por no cumplir objetivos de ventas, y no sabía como iniciar la conversación para explicárselo todo a María. Conociendo la superficialidad de ella, era fácil aventurarse a presagiar la peor reacción femenina posible. Si ya antes no era un buen partido por su detestable trabajo, imaginaos estar en paro en una de las ciudades con mayor pobreza del mundo.

Fue entonces cuando José se despojó de toda esa maravillosa sencillez para convertirse en un hombre mentiroso más, lleno de tonterías, e incapacitado para escuchar algo que no tenga nada que ver con su ego.

Le comentó a María que lo había ascendido en la empresa a delegado regional, y que tenía un cómodo despacho con secretaria incluida. María empezó a sentirse mejor con sus deseos hacia José,, ya no le escondería sus sentimientos.

Pasaron los meses y José seguía ensanchando su mentira con una creatividad prodigiosa. María lo miraba cada vez con más amor, y se atrevió incluso a decirle que en breve le presentaría a sus progenitores. Pues bien, lo hizo.

La mentira de José llevaba tanto tiempo circulando por su vida que ya se había convertido en parte de él mismo. Pero las cosas iban a explotar en breve ya que a José se le estaban acabando los ahorras, y cada vez le era más difícil seguir con su falso nivel de vida. José se había enamorado perdidamente de María sin darse cuenta, y no podía decirle la verdad por miedo a perderla. Por lo tanto, decidió quitarse la vida; una vida marcada por la soledad, la ausencia de todo lo material, la angustia de ser pobre, y la sensación de ahogarse hasta en el desierto.

Su alergia a la penicilina hacía que su suicidio fuese cosas de niños.

Sacó todo los pesos que le quedaban en el banco y vendió sus últimas posesiones. Con todo el dinero alquiló un barco y se marchó con María a Acapulco donde pasaron un lujoso e idílico fin de semana. Por la noche vieron las estrellas, abrigados compartiendo la misma manta, desde la cubierta del barco después de haber hecho el amor. Se abrazaron y se dieron su últimos besos en su falseada relación de prosperidad y riqueza. Luego él sigilosamente se quitó la vida manteniendo hasta el final una sonrisa de oreja a oreja. Estaba desnudo, murió sin llevar nada encima. Fue sencillo.

María Calvario dio a luz un 31 de marzo de 1986, en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, a una preciosa hija de cinco Kilos a la que llamó Modesta, quien firma esta historia sobre la sencillez en el amor, en la vida, y en la muerte.





Texto agregado el 06-12-2004, y leído por 734 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
06-12-2004 Bien elegida y narrado el relato, pero vigila un poco tus verbos. dasumar dasumar
 
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