Cada vez que mis pensamientos chocan contra las paredes de mi locura, dejo que un poco de agua caiga por mi cuerpo, que mis ojos se cierren hasta que se olviden de aquel momento donde fui vista con todos mis defectos, una dulce melodía suena en mi cabeza, son tus cálidas palabras que me devuelven a la tierra. Déjame estar en paz! Pero no te vallas... espérame en silencio hasta que esta agua deje que caer, contempla mis ojos sin decir nada, únete a mi imaginación, olvida junto a mí esa pesadilla que dejó aquella cicatriz que escondes con tanta cautela. Recuerda que no es fuego lo que cae, si no simple agua que calma mis sentidos. Yo la necesito como tu necesitas mis besos, sin ella podría hacer una locura sugerida cualquier noche por mis angustias, sin ella no recordaría cuanto te quiero y todo lo que produce este dulce momento. Es agua, que como tus manos, recorren esta débil figura situada en medio de esta peligrosa humanidad. Soy frágil no me dañes, sólo deja que me bañe en este mar amargo que aveces tiene cucharadas de azucar producidas por un niño que abraza a sus padres.
Ven, mójate también... esto aliviará tus penas, pero no abuses de ella, sólo utilízala para aclararte y decidir que harás el día en que tengas que enfrentar lo que ahora calmas con esta pura y armoniosa. agua...
Mis pensamientos duermen... y mi cuerpo ha nacido de nuevo, cuanta falta me hacia, ahora puedo caminar con paso lento hacia donde me lleven estas extrañas situaciones que combinadas con el agua se me hacen aún más claras. Agradezco tu silencio, agradezco que hayas compartido conmigo el agua que me conoció por dentro. Cuéntame tus secretos, juntos podremos limpiarlos en este estanque lleno del desinfectante del alma.