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Somos fuertes parte 11

Un hombre de cuarenta años está en terapia intensiva. Llegó al área de choque de urgencias. Una sobredosis de clonazepam le estaba ocasionando un coma. Le hicieron un lavado de estómago. Les preocupaba que el hígado haya sufrido algún daño irreversible por la obesidad que sufre. También preocupa el asma que tiene.
Gonzalo se había tomado tres botes de clonazepam con la intención de acabar con su vida. Pero no le salió como él quería. Rodolfo, uno de los vecinos, miró por la ventana que Gonzalo había regresado al departamento y no pudo entrar. Vio que subió al departamento que era de su abuela y que entró para no salir en mucho tiempo. Rodolfo tenía llaves del departamento porque se las entregó Roberto la última vez que se vieron. Esperó varias horas hasta que entró al departamento y vio a Gonzalo en el piso. De inmediato habló a una ambulancia para llevarlo a un hospital. Los paramédicos sufrieron para bajarlo tres pisos en la camilla. En la zona de choque le hicieron el lavado de estómago, literalmente lo regresaron a la vida.
Emilio recibió la llamada en casa. Era Rodolfo. Emilio le dijo que no querían saber nada de ellos.
Días después, Gonzalo despertó y fue trasladado a una habitación. Ahí la psiquiatra habló con él y le dijo que había intentado suicidarse. Le contó su vida. La psiquiatra le recomendó terapia urgentemente. Gonzalo escuchó que Rodolfo decía que su hermana no quería saber nada de él.


Los tres amigos habían recibido el correo electrónico con la respuesta. Habían sido aceptados cada uno en los hospitales que habían solicitado. Israel estaba en el Hospital de Cirugía Bariátrica, Oscar en el Hospital de Geriatría en el área de Medicina Interna y Francis en el Hospital Infantil de Oncología. Cada uno tomaría su camino profesional.
Cintia la madre de Oscar iba todos los días a trabajar con mucho entusiasmo. Estaba agradecida con Nuria por la oportunidad. Nuria, visitó la escuela para citarse con los padres de familia, ahí platicó con Cintia.
-Estoy agradecida con usted - le dijo Cintia.
-No hay nada que agradecer. Todos merecemos una segunda oportunidad. Y demostraste tu inocencia.
-Lo sé. La cárcel es un infierno. Ahí hasta el más fuerte no sobrevive – le dice Cintia.
-Lo más importante es que ya estás afuera. Ahora, necesitas comenzar a vivir.
Nuria comenzó un curso sobre el duelo en el adolescente. Quería estar preparada, pero nada la prepararía para lo que estaba por vivir.
El lunes por la mañana, llevó a Camila a la guardería. Se trasladó al curso, dejó su camioneta, la misma que la acompañó al incendio y la dejó en el estacionamiento. Ingresó al salón y fue cuando conoció a una persona que vendría a ser un remolino en su familia.
Después de salir del curso se acercó a ella.
-Hola, que tal. Yo soy Elene Garro. Soy psicóloga. Me sorprendió tu manera de hablar de los adolescentes – le dijo ella.
-Hola. Soy Nuria Escalante. Soy pedagoga. Trabajo en secundaria. Y tengo un adolescente en casa.
-Vaya, eso ayuda.
-Claro. Pero ¿gustas un café? – le invitó Nuria. Mala idea.
-Por supuesto, me encantaría – respondió Elena amablemente.
Las dos mujeres intercambiaron algunas ideas acerca del curso. Intercambiaron números de teléfono, correo electrónico y direcciones de su casa. Las dos estaban contentas de haberse conocido, pero eso les cambiaría la vida.

En el hospital, Israel se daba a conocer por ser un médico joven prometedor. Es responsable, inteligente, dedicado a sus pacientes y comprometido con la salud de sus pacientes, pero un joven que estaba dispuesto a aprender todo lo que estuviera en sus manos en cirugía.
Una mañana caminando por los pasillos vio a una de las personas más importantes en su vida.
- ¡Israel! – le gritaron a lo lejos. El joven de inmediato volteó y la vio en el pasillo.
- ¡Isidora! – que gusto verte – respondió el joven médico.
-No sabes la alegría que me da verte aquí.
-Gracias. Me aceptaron por mi buen promedio.
-Es estoy orgullosa de ti.
-Gracias. Pero dime ¿Qué haces aquí? – preguntó el joven médico.
-Me refirieron aquí. Tengo cita con el doctor Hernández Peñaloza.
-Lo conozco – Israel se puso serio.
- ¿Me indicas el camino?
-Claro - responde Israel.
Sabía que ese doctor solamente recibe casos de cáncer de estómago, hepatitis y cáncer de páncreas.

Continuará…

Texto agregado el 01-01-2023, y leído por 64 visitantes. (0 votos)


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